Tercer Milenio

Fuente a fuente, la ciudadanía se moja recopilando información y aprende a valorar cada gota de agua

Hubo un tiempo en que la vida fluía alrededor de las fuentes. El proyecto de ciencia ciudadana Fuenaragón invita a no olvidarse del agua.

Un alumno del centro de educación de personas adultas Marco Valerio Marcial de Calatayud recoge una muestra de agua del manantial del área de descanso de Cifuentes para analizar su calidad.
Un alumno del centro de educación de personas adultas Marco Valerio Marcial de Calatayud recoge una muestra de agua del manantial del área de descanso de Cifuentes para analizar su calidad.
María Diz Villaverde

Desde que tiene recuerdo, sus veranos transcurrieron en La Hoz de la Vieja, junto a su abuela, "jugando por sus calles, recorriendo sus paisajes y conociendo a sus gentes". Ese estrecho vínculo llevó a Víctor Calvo Ferrer a dedicar, hace tres años, su trabajo de fin de carrera al patrimonio hidráulico del entorno de esta localidad. ‘Territorio olvidado’, añadió al titular del estudio. Fuentes de caño y de pila, manantiales acondicionados, abrevaderos, balsas, ingenios hidráulicos... para poder beber y lavar, almacenar y regular el agua para regar o que beba el ganado, enfriar, conservar y, en definitiva, vivir.

"La dureza del territorio turolense llevó a la gente de La Hoz de la Vieja a vivir bajo una economía de subsistencia donde la explotación del territorio y todos sus recursos era vital", explica. Y el agua tomó un papel protagonista "como centro de la vida en el campo". Alrededor de las fuentes se organizaba la vida en sociedad, pues "permitían realizar tareas tan importantes como beber, cocinar, lavar, abrevar o realizar diferentes labores artesanales, generando un flujo continuo de gente alrededor". No le extraña que nuestros antepasados "no escatimasen esfuerzos para acondicionarlas, antropizando todo el medio con el fin de lograr su aprovechamiento". Hoy, siguen poniendo de manifiesto el ingenio de quienes nos precedieron y son "un fiel reflejo de su modo de vida e ímpetu por sobrevivir", pero redescubrir esa red de patrimonio hidráulico le hizo ver también que lo que décadas atrás se cuidaba como algo tan valioso que condicionaba la vida "está sucumbiendo". En la actualidad, "la situación es distinta, pero lo que ha cambiado no han sido las fuentes, sino nosotros".

Enamorado de este legado, Víctor no ha dudado en participar en el proyecto de ciencia ciudadana Fuenaragón, que pide colaboración para conocer mejor las fuentes y manantiales de Aragón.

Fuenaragón tiene como objetivo recuperar el patrimonio natural y cultural de las fuentes y manantiales aragoneses a través de la ciencia ciudadana, animando a voluntarios y voluntarias a colaborar. Coordinado desde el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), colaboran en él investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC (IPE) y de la Fundación Ibercivis y cuenta con financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología-Ministerio de Ciencia e Innovación. Profundizar en los usos domésticos, agrarios, medicinales etc., los valores culturales y naturales y las historias que rodean a las fuentes de nuestro territorio es el objetivo. Estos datos complementarán el mapa con el inventario de fuentes y manantiales y darán lugar a un posterior estudio etnográfico.

Cuando Víctor Calvo conoció la iniciativa, "un proyecto de participación ciudadana para la divulgación, identificación y caracterización etnográfica y ambiental de fuentes y manantiales en Aragón, la idea me entusiasmó y me ofrecí para poder colaborar en todo lo que pudiese".

Vecinas de Loporzano colaboran en la catalogación y caracterización de las fuentes.
Vecinas de Loporzano colaboran en la catalogación y caracterización de las fuentes.
Fuenaragón

Tres formas de participar

Desde Ibercivis, Mari Carmen Ibáñez cuenta que en el proyecto se puede participar de tres maneras, que combinan la tecnología con lo más analógico del mundo: hablar con gente. "Sobre el propio terreno, localizan las fuentes con la aplicación para Android CitiMApp, una plataforma de proyectos de mapeado colaborativo, y toman muestras para medir la presencia de nitratos en el agua", indica. También se recoge información a través de la web de Fuenaragón, "rellenando un sencillo cuestionario sobre los usos y valores de la fuente o manantial que tengas más cerca". Otra vía es a través de vídeoentrevistas, uniendo generaciones. "Queremos que los niños hagan entrevistas a personas mayores o familiares que conozcan el entorno de una fuente determinada –destaca Arturo Daudén Ibáñez, coordinador de la Oficina de Proyectos del CITA–, para aprovechar esa transmisión de información desde esa gente que es fuente de sabiduría porque conoce o le han contado cosas que, de otro modo, pueden llegar a perderse, y socialmente sería una pena".

"La gente mayor es fuente de sabiduría porque conoce o le han contado cosas que pueden llegar a perderse. Cada fuente es una historia de vida" 

Y es que "cada fuente es una historia de vida", declara Daudén, "todas tienen un nombre por alguna razón, tradiciones asociadas, usos ligados a las características del agua..., es un patrimonio natural que estamos obligados a conservar". En 2007, él participó en el ‘Inventario y catalogación de fuentes de la comarca del Maestrazgo’ que hizo Sodemasa, y recogió muchas de estas historias: el agua de la fuente de los Praos, en Luco de Bordón (Castellote) "tuvo un uso muy concreto, ya que con ella se preparaba la esencia de la lavanda en una caldera que había contigua"; la fuente el Tosco, en Villarroya de los Pinares, se empleaba en una serrería para poner en funcionamiento la maquinaria de trabajo; los lavaderos de la fuente Zafarech o de la Villa, en Tronchón, "tuvieron históricamente un uso muy particular: servían para lavar la ‘mortaja’ o ropa (de cama y personal) de los muertos". También fluyen creencias populares, como las que relacionan la luna y las fuentes, por ejemplo, "no se debía limpiar la abrevada y maleza de las fuentes en luna vieja (nueva o menguante) porque significaba la pérdida del agua o el deterioro de la fuente. Tampoco debían tocarse en el mes de mayo".

Ahora, la tecnología facilita la participación ciudadana. Está al alcance de la mano geolocalizar, hacer fotos del entorno, medir el nivel de nitratos con los casi mil kits de análisis que han repartido... Para Daudén, un proyecto así es "una oportunidad de sembrar una semilla de concienciación entre los más jóvenes". Sin duda es un momento idóneo para darle al agua el valor que tiene "porque estamos en un contexto de cambio climático en el que, en la zona del arco mediterráneo, el agua es un factor crítico y debemos pensar en ella como factor determinante". Como consecuencia del cambio global y de la actividad humana, "también la biodiversidad está en riesgo, lo estamos viendo: las fuentes generan un ecosistema muy especial y muy delicado a la vez en su entorno, que nos sirve de indicador de la calidad ambiental del medio, es muy interesante, en el ámbito escolar, aprender a observar las plantas habituales, los insectos, libélulas, mariposas... y, especialmente los anfibios, indicadores de calidad".

"Con la monitorización y el seguimiento de las aguas y los manantiales gracias a proyectos como el que tenemos entre manos, podemos hacernos una idea de la calidad y la cantidad de este recurso hídrico subterráneo"

Salir en el mapa

Miguel Sevilla, investigador del IPE, está trabajando en la cartografía derivada de Fuenaragón, construida, fuente a fuente –"ya tenemos 450 registradas"–, manantial a manantial, con las aportaciones de personas voluntarias. "Con la monitorización y el seguimiento de las aguas y los manantiales gracias a proyectos como el que tenemos entre manos, podemos hacernos una idea de la calidad y la cantidad de este recurso hídrico subterráneo". Les resultan valiosos porque, "además de conseguir que la ciudadanía se implique y tome en consideración estos temas, a los investigadores nos permite realizar estudios más amplios –la muestra de estudio se amplía– y de mayor calidad –las personas implicadas son conocedoras del territorio y muestran informaciones de gran valía–".

Se entra al detalle. ¿Cuáles son las características de la fuente? ¿En qué estado se encuentra? ¿Existe alguna historia o leyenda? ¿Qué biodiversidad o riqueza se puede encontrar cerca? ¿Qué usos y funciones tenía antes y cuáles ahora?... Son algunas de las preguntas de carácter etnográfico, sobre los usos y valores de una fuente o manantial de su entorno, que formulan en las encuestas y vídeoentrevistas. A Víctor Calvo le grabaron una hace unos días. "Pienso que es muy enriquecedor para el proyecto que haya variedad en la edad, género, ocupación e intereses de los voluntarios y creo que mi visión como joven arquitecto puede aportar una perspectiva diferente al proyecto", dice.

"El patrimonio y en particular el patrimonio hidráulico, está muy vinculado a su uso: si pierde su función, pierde su razón de ser"

No mojaron sus manos, al elaborar su trabajo sobre La Hoz de la Vieja, los casos de fuentes que, en la actualidad, solo se conservan en la memoria de quienes las vivieron, como las de la Mina, del Escricio o la del Molino Bajo. "El patrimonio y en particular el patrimonio hidráulico, está muy vinculado a su uso: si pierde su función, pierde su razón de ser", señala Calvo. Y aquí entra el concepto de bien común: "Antes estas fuentes eran públicas, se usaban y se mantenían entre todos, pero con el abandono de la vida rural quedaron completamente huérfanas, llegando a desaparecer en muchos casos". Las fuentes de pila son las que más se han visto afectadas por este proceso, debido a que se relacionaban directamente con el trabajo en el campo. Las de caño, sin embargo, aún se mantienen en buen estado y se utilizan durante las labores de pastoreo para mantener los abrevaderos llenos durante gran parte del año.

Detrás de estos cambios está el gran éxodo rural de la segunda mitad del siglo XX, "el abandono de la vida del campo, los nuevos modelos económicos y los avances como la aparición del agua corriente, que han cambiado la percepción que tenemos de estos hitos del mundo rural y el valor que les damos". Solo valoramos realmente el agua cuando escasea.

"No parece que nos acordemos de los problemas del agua hasta que hay una sequía tremenda como la de este año"

El olvido del agua

Es preocupante, en opinión de Alberto Bernués, "que no parece que nos acordemos de los problemas del agua hasta que hay una sequía tremenda como la de este año". "El sector agrario –considera este investigador del CITA– es crucial en la gestión de la demanda global de agua en Aragón y en España, un país mediterráneo donde los efectos del cambio climático están siendo y van a ser de los más severos a nivel mundial, según estudios científicos como el sexto y último informe del IPCC. La agricultura y ganadería en España consumen más del 80% del agua disponible y, si bien se está ganando en eficiencia con nuevos sistemas de riego, los incrementos de superficies de regadío hacen que la demanda total no pare de crecer. Nos dirigimos a una situación de grave escasez e incluso de colapso", advierte. 

El color de las tiras reactivas de análisis indica el nivel de concentración de nitratos
El color de las tiras reactivas de análisis indica el nivel de concentración de nitratos
Fuenaragón

El otro gran problema del agua "en toda Europa, y Aragón es un caso paradigmático, es la contaminación de aguas superficiales y subterráneas por nitrógeno y fósforo, procedentes de la agricultura y ganadería industrial, sobre todo de porcino". La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) se ocupa de controlar la calidad de las aguas de la cuenca, con una red general o de vigilancia que diagnostica el estado cualitativo de todos los acuíferos cada seis años, es decir, cada plan hidrológico, así como controles específicos de nitratos y contaminaciones industriales, con frecuencia cercana a la mensual. También se controlan los principales abastecimientos con agua subterránea.

A este investigador, le van llegando las respuestas que la gente va dando a las encuestas de Fuenaragón y la actual situación de sequía asoma entre líneas: "Actualmente está casi seca", dice un participante de la fuente de Valdelagua, en Martín del Río; "la sequía es el principal inconveniente para la salubridad de las aguas", comentan desde el entorno de la fuente de Armillas; "en los últimos cuatro años ha perdido caudal e incluso ha pasado a ser estacional y en algunos meses de verano no tiene agua", dicen de la fuente del Ramo, en Torrijas. Son testimonios de lo que la gente del territorio ve, aunque Bernués matiza que los efectos de la sequía son a largo plazo. 

"Los acuíferos se comportan a modo de grandes esponjas del subsuelo, amortiguando el efecto de las lluvias. Lo típico de un manantial es que siga aportando agua pasados muchos meses desde la última lluvia"

De hecho, Javier San Román, comisario adjunto de la CHE, explica que, aunque "sequías importantes como la actual suelen afectar a los manantiales, si los observamos atentamente, veremos que les afectan mucho menos que a los ríos". Esto es debido a que "los acuíferos se comportan a modo de grandes esponjas del subsuelo, amortiguando el efecto de las lluvias. Lo típico de un manantial es que siga aportando agua pasados muchos meses desde la última lluvia". En Aragón, "la mayoría de los grandes manantiales están en zonas de montaña o piedemonte, y no suele haber apenas explotación del agua subterránea mediante pozos que los pudiera afectar. Los manantiales situados en zonas más llanas tampoco están muy afectados gracias a las medidas restrictivas adoptadas por la CHE, mantienen generosos caudales y cumplen con sus funciones medioambientales".

"Esta iniciativa ayuda a valorar más el agua, un bien que vemos que puede escasear por la sequía y el cambio global, porque aprenden que no se puede consumir tal cual, sino que hay que tratarla"

Lecciones de futuro

Ana Andrés enseña Francés en el CEIP Monte Oroel de Jaca, que participa en el proyecto Fuenaragón. Esta semana, nos cuenta, "hemos hecho la salida de campo con 3º de primaria para catalogar y muestrear dos fuentes cercanas al colegio. Hace quince días fuimos con 5º a otras dos fuentes y, en marzo, acudimos con 1º a la de Forranchinas". Los mayores han anotado todo en sus cuadernos de campo y, "con 1º, lo hemos enfocado desde una perspectiva histórica, para que conozcan el antes y el después de la construcción del canal de Jaca. Todo supersencillo porque solo tienen 6-7 años, centrándonos en la importancia de conocer las fuentes para que puedan conservarse en el futuro". 

El alumnado del colegio Monte Oroel de Jaca anota cada detalle en sus cuadernos de campo.
El alumnado del colegio Monte Oroel de Jaca anota cada detalle en sus cuadernos de campo.
Ana Andrés

La franja de edad es mucho más amplia en el centro público de educación de personas adultas Marco Valerio Marcial de Calatayud. María Diz acudió con sus alumnos al manantial del área de descanso de Cifuentes, "donde registramos coordenadas y comprobamos la calidad del agua". Además de aprovechar para comentar qué significaban los parámetros que estaban midiendo, la profesora cree que esta iniciativa "ayuda a valorar más el agua, un bien que vemos que puede escasear por la sequía y el cambio global, porque aprenden que no se puede consumir tal cual, sino que hay que tratarla". También pudieron comprobar "lo contaminada de latas que estaba la zona y ser más sensibles a que lo que tiramos a la naturaleza ahí permanece". 

Estos son dos de los 36 centros educativos que participan en Fuenaragón, junto a 16 pueblos o asociaciones y decenas de particulares que miden o rellenan la encuesta del estudio etnográfico. Entre todos van a llegar a cerca de 800 fuentes.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión