MOVILIDAD

¿Llegarán los cruces peatonales en aspa a Aragón?

En Europa se van popularizando los pasos que permiten cruzar en diagonal. En España se rechaza por los parones que ralentizan el tráfico rodado. La Coruña es la excepción.

El cruce peatonal de inspiración japonesa que se ha estrenado en La Coruña.
El cruce peatonal de inspiración japonesa que se ha estrenado en La Coruña.
Heraldo

Se ha visto una y mil veces en el barrio japonés de Shibuya. Un cruce de peatones inmenso, utilizado por cientos de viandantes al minuto, que está pintado en diagonal. Es común en Asia encontrar este tipo de cruces en forma de aspa o de ‘equis’, que facilita que los peatones no tengan que dar grandes rodeos. En Europa los urbanistas han sido más reticentes pero, poco a poco, comienzan a implantarse estos cruces: en España se han rechazado en Madrid pero sí acaban de llegar a La Coruña.

Pero, ¿cuáles son las ventajas y los inconvenientes de este tipo de cruces? ¿Sería posible implantarlos en algunos barrios de Huesca, Zaragoza o Teruel? Explican los promotores de la iniciativa piloto en España, los de la plaza de Lugo de La Coruña, que en realidad no es una idea novedosa ni arriesgada sino que ha servido para "dar legalidad a lo que se había convertido en un hábito", en palabras del concejal de Movilidad, Francisco Díaz. Es éste, el de los ‘caminos naturales’, el argumento más utilizado por urbanistas y arquitectos para defender este modelo de diseño de origen japonés que consiste en dejar primero que los usuarios tracen los senderos para luego urbanizarlos, según explica el arquitecto Carlos Martín La Moneda.

Los informes técnicos desaconsejaron este tipo de cruces en Madrid porque provocarían atascos

Este modelo de cruce, no obstante, también tiene sus detractores: el resto de usuarios de la vía, que ven cómo la prioridad peatonal les perjudica. Las asociaciones de motoristas aseguran que este modelo de cruce es "una invitación a cometer infracciones" y creen que pueden fomentar los atropellos. "El conductor no tiene la capacidad de análisis necesaria suficiente para cruzar con garantías. Son ocho puntos diferentes a los que debe prestar atención en muy pocos seguros", alegan. 

El cruce de Shibuya es uno de los más conocidos del mundo.
El cruce de Shibuya es uno de los más conocidos del mundo.
Heraldo

Los técnicos de Movilidad también se las ven y se las desean para cuadrar los ciclos semafóricos de peatones, coches, bicicletas, motos, buses… y, de hecho, en Madrid, se valoró durante meses instalar un cruce en diagonal tras la reforma de la plaza de España, pero finalmente se rechazó porque podría provocar atascos en las arterias circundantes. Los informes técnicos madrileños desaconsejaban el paso ‘tipo Shibuya’ que preveía unir Gran Vía y la calle Princesa porque los peatones precisarían de 120 segundos para atravesar en diagonal y eso ralentizaría mucho el tráfico, con el riesgo de provocar retenciones, en la calles del entorno. Otro factor por el que también se descartó el cruce es que podría generar confusión a los usuarios, a pesar de que durante los primeros meses estaba previsto que se señalara con bolardos luminosos.

Si en Madrid no he llegado a cuajar, en Barcelona parece que tampoco porque la gran remodelación que se está llevando a cabo estos meses con el modelo de las ‘superilles’ (parecido a las supermanzanas de Zaragoza) no han tenido en cuenta este tipo de cruces. Es más, al eliminar los chaflanes del Eixample, por ejemplo, se favorece aún más el uso de los cuatro pasos de peatones convencionales en lugar de la nueva disposición en X.

En numerosas calles hay que cruzar hasta tres veces para alcanzar la esquina contraria.
En numerosas calles hay que cruzar hasta tres veces para alcanzar la esquina contraria.
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¿Podría triunfar este idea en Aragón? Parece poco probable. Aunque en los barrios consolidados sería de agradecer, la cantidad de semáforos que hay en Zaragoza implicaría tener que retocar prácticamente la malla de toda la ciudad. La última ‘experiencia’ en este sentido fue el conseguir que desde la plaza de Paraíso se pudiera cruzar a Constitución, logro que se consiguió poco después de la implantación del tranvía, pero obligó a hacer un trabajo de fina ingeniería para cuadrar los muchos semáforos que coinciden en la zona. De hecho, en este mismo punto de la ciudad aún queda una conexión vetada para los peatones como es el poder cruzar desde la plaza de Paraíso también al paseo de Sagasta. Este posibilidad parece no estar sobre la mesa porque sumaría una variable más a la compleja ecuación y porque son casi 20 metros (y con una isleta de por medio) los que separan ambas zonas.

Los pasos de cebra en 3D, que crean una ilusión óptica de badén, sí han llegado a diversos pueblos españoles

“Es increíble la cantidad de estudiantes que van al campus de San Francisco y cruzan por donde no deben: en la zona de Tomás Bretón y de Cortes de Aragón tienen que hacer continuos y molestos ‘zigzags’ para llegar a su destino”, explica Javier Yuste, vecino de la avenida Goya, que tiene radiografiados dónde y cómo desembocan los pasos de peatones del barrio. No son pocos los casos en los que la discontinuidad para el viandante -un mal que se prolonga a la avenida de Valencia y la calle de García Sánchez- obliga a esperar hasta tres semáforos si se quiere cruzar de una esquina a otra.

El cruce con sensación de relieve en Campillo.
El cruce con sensación de relieve en la localidad onubense de El Campillo.
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De momento, y con la excepción hecha de La Coruña, parece que los pasos en ‘equis’ seguirán siendo territorio exclusivo de los turistas de Shibuya y de las localizaciones de películas americanas localizadas en Kansas City o Vancouver, donde también hay dos buenos ejemplos. Al otro lado del charco son más amigos de lo que se ha dado en llamar ‘desire paths’, que vendrían a equivaler a los citados caminos naturales. En los países escandinavos se aprovechaban antaño las huellas en la nieve para trazar los planos de la forma más lógica posible y en numerosos parques aragoneses se puede comprobar cómo los ciudadanos han creado caminos sobre las praderas, que los urbanistas habían ‘olvidado’.

Una última derivada de los pasos de cebra singulares que sí se está extendiendo por nuestro país son aquellos pintados con ilusiones ópticas y que dan la impresión de ser tridimensionales. El Ayuntamiento de El Campillo, en Huelva, fue pionero en pintar a mano las líneas y las sombras de un paso que parece flotante para proteger mejor el entorno de un colegio. El efecto consigue crear la sensación de que las rayas del cruce tienen un volumen e, inconscientemente, los conductores acaban reduciendo la velocidad.  Esta idea de origen islandés se ha replicado en otros municipios valencianos y gallegos, y sí ha llegado a tierras aragonesas con una prueba piloto en Alagón, donde se colocaron unos vinilos de la empresa Tecnol que aportan al paso la sensación de relieve como si hubiera un badén.

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