soledad no deseada en mayores

La soledad no deseada: “Mi hijo me dice que apechugue con lo que hay, y eso hago, pero sola”

Los expertos ponen de manifiesto que la soledad no deseada en los mayores repercute negativamente en su salud mental y muchos de ellos “no quieren seguir viviendo”.

Pilar Gracia, de 79 años, vive sola en el barrio de Delicias de Zaragoza.
Pilar Gracia, de 79 años, vive sola en el barrio de Delicias de Zaragoza.
Oliver Duch

Más de 78.000 personas mayores de 65 años viven solas en la comunidad aragonesa, es decir el 14,6% de los hogares, según los datos del Gobierno de Aragón. De ellas, más de 53.000 son octogenarias y el 70% son mujeres. Según el Estudio CIS-Imserso, 6 de cada 10 personas mayores que viven solas reconocen sentir soledad.

Pilar Gracia es una de ellas. Esta vecina del barrio zaragozano de las Delicias de 79 años vive sola desde hace 3, cuando falleció su marido. “Aún no puedo nombrarlo sin llorar”, dice, emocionada. “Desde entonces me veo muy sola”, afirma, a pesar de que tiene 3 hijos que viven en la capital aragonesa. 

“Cada uno va a lo suyo y sé que los tengo ahí en un momento dado pero necesitaría un poco más de atención por su parte”, lamenta Gracia. “No pido que vengan a verme todos los días, pero sí alguno”, añade, conformada. “Eso es lo que más echo en falta y lo que más atormenta mi cabeza”, confiesa. “Solo uno de ellos me llama los sábados para ver si necesito algo, me acompaña a los médicos y es el único que está pendiente de mí”, reconoce Pilar. Sin embargo, recuerda una conversación no muy lejana con otro de sus descendientes. “Le hablé por teléfono de mis dolores, de mis médicos y me dijo: ‘Hay que apechugar con lo que hay’. Y eso es lo que hago, pero sola”, le reprocha esta zaragozana.

"Lo que más echo en falta y más atormenta mi cabeza es que mis hijos no vengan a verme".

Además de hacer frente a esa soledad no deseada, Pilar tiene algunos problemas de salud. Tiene mal la espalda, dolores en las articulaciones y camina ayudada por un andador por lo que “salgo poco de casa y cuando lo hago no voy lejos”, explica. “Me ha dicho el médico que me tienen que operar, pero me da miedo y con el andador me voy defendiendo”, continúa esta mujer.

Para intentar paliar esa soledad “me ve una psicóloga y me llaman por teléfono varias veces a la semana algunas voluntarias de la Fundación Amigos de los Mayores para preguntarme cómo estoy y contarnos nuestras cosas”, explica. “También quedo con una chica muy maja, una estudiante voluntaria que viene a mi casa a hacerme compañía de vez en cuando. Este viernes hemos quedado para dar un pequeño paseo”, señala Pilar.

Una motivación "para levantarse cada día"

“Por medio de la participación social en actividades de su entorno y con el contacto con voluntarios, intentamos darles una motivación e ilusión para levantarse cada día”, dice Laura Soriano, trabajadora social y técnico de la Fundación de Amigos de los Mayores. 

“Nos transmiten que se encuentran muy solos -muchos apenas pueden salir de casa-, que pasan mucho tiempo llorando y muy tristes”, explica Soriano. “En un 90% de los casos son personas con un cierto deterioro físico y una dependencia leve o moderada, pero además, hemos constatado un incremento de los problemas mentales asociados a estas situaciones”, confirma esta trabajadora social. “Encontramos personas con depresión,  con intentos autolíticos y que no quieren seguir viviendo. Es algo generalizado”, afirma.

Este año, Pilar va a cumplir 80 años, una cifra importante, digna de celebración. “Ojalá no llegara”, dice, sin embargo. Y asustan sus siguientes palabras: “No me importaría irme ya, las cosas como son, porque ¿qué hago aquí?”, se pregunta. “No pienso en quitarme la vida, pero no le tengo miedo a la muerte”, afirma, rotunda.

Y es que “para tener una actitud positiva tienen que esforzarse mucho”, reconoce Laura Soriano. “Lo peor son las tardes, son muy duras y muy largas. No reciben ninguna llamada de amigos ni familiares. Al dolor físico que sufren la mayoría de ellos se une la tristeza de la soledad. No sé si es más duro estar solo porque no tienes familia o tenerla y que no exista esa interacción con ellos, es frustrante”, afirma la trabajadora social.

"No sé si es más duro estar solo por no tener familia o tenerla y que no exista contacto con ellos, es frustrante".

Para ella, este desinterés se debe a la velocidad en la que la sociedad actual está instalada. “Tenemos tan poco tiempo libre que a veces las familias se olvidan incluso de llamar por teléfono una vez a la semana. Las personas mayores que viven solas los justifican. Dicen que no les llaman porque no tienen tiempo o porque trabajan mucho, pero se sienten abandonados”, asevera Soriano.

Coincide con ella Laura Correas, trabajadora social de la Residencia Rey Ardid Rosales de Zaragoza. “Vivimos una vida tan acelerada que no nos paramos a pensar en cómo estarán o como se sentirán nuestros padres y abuelos”, dice. “Muchas de estas personas pasan 24 horas al día, 7 días a la semana solos. Si a eso sumamos problemas de salud, de movilidad o falta de ascensor, encontramos que, en un gran número, apenas salen de sus domicilios por lo que no tienen ningún tipo de contacto social y se crean así situaciones de aislamiento sobrevenido”, explica Correas. 

“Un aislamiento de estas características que se alarga en el tiempo repercute en la salud mental”, afirma. “Sienten cada vez menos ganas de salir, más soledad, más tristeza y esos sentimientos se los van comiendo”, añade. “En los casos más graves hemos visto que se producen muertes en soledad. 

Siempre que ocurre una desgracia como esta debemos hacer una autopsia social y preguntarnos qué hemos hecho mal como sociedad para que esto pase”, continua la trabajadora social. “Es triste que hasta que no ocurre una desgracia así no nos damos cuenta de que el problema de la soledad no deseada tiene tasas de mortalidad como cualquier otra enfermedad y se convierte en algo grave y urgente de atajar”, concluye Correas.

Cartel anunciador del seminario sobre la soledad no deseada en los mayores que se imparte en la residencia Rey Ardid Rosales de Zaragoza.
Cartel anunciador del seminario sobre la soledad no deseada en los mayores que se imparte en la residencia Rey Ardid Rosales de Zaragoza.
RRAR

Esta trabajadora social imparte este martes un seminario para reflexionar acerca de las situaciones de soledad no deseada en Aragón, de las iniciativas existentes en estos momentos y de las nuevas iniciativas que se están trabajando en el sector de la atención a personas mayores. Lo hará junto con su homóloga Laura Soriano, de la Fundación de Amigos de los Mayores. La cita es en la residencia de mayores Rey Ardid de Rosales de la capital aragonesa a las 11.00.

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