agricultura

Los productores de almendra miran con "escepticismo y un poco de esperanza" a China

Las organizaciones agrarias dudan de que los protocolos para vender al gigante asiático favorezcan a los agricultores. Piden un etiquetado que deje claro el origen para exportar.

Almendros en flor en el entorno de Almonacid de la Sierra (Valdejalón).
Almendros en flor en el entorno de Almonacid de la Sierra (Valdejalón).
E. Aldea

"Con bastante escepticismo y algo de esperanza". Así han recibido los representantes del sector de Frutos Secos de las organizaciones agrarias Asaja-Aragón y UAGA, José María Alcácera y José Luis Sánchez, respectivamente, los protocolos sanitarios alcanzados por España y China que permitirán la exportación de almendra y caqui al gigante asiático. Unos acuerdos suscritos en el marco de la reciente visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Pekín y con los que se estima destinar al país asiático unas 50.000 toneladas en el horizonte del año 2025 y unas 90.000 toneladas extra en 2032.

El recelo que muestra Alcácera ante las posibilidades que abre este mercado para los productores primarios lo justifican las cifras. "España ha pasado de ser productor a ser importador y exportador al mismo tiempo pero no de almendra española", señala el representante de Asaja y agricultor de Huesca. Y es que, como recuerda, la producción española se sitúa en torno a las 50.000 o 60.000 toneladas y aunque en los últimos años se espera un incremento "espectacular", lo cierto es que las heladas no solo han limitado el aumento sino que además, recuerda Alcácera, ha dejado muy mermadas las cosechas. "Y si vendemos todo ese volumen a China, ¿qué nos queda?", se pregunta retóricamente.

Sus dudas se alimentan también con datos del propio Ministerio de Agricultura, que evidencian que España se ha convertido en un gran importador de almendra californiana. "Primero fueron 50.000 toneladas, luego 100.000 toneladas y se ha llegado incluso a las 150.000 toneladas. Lo dicen los datos oficiales, por lo que me pregunto si lo que se va a exportar es la almendra producida en España o la que llega de Estados Unidos", añade. Y es que, según lamenta Alcácera, la producción nacional no cuenta con una marca que identifique su origen ya que "la industria se resiste mucho a un etiquetado de la almendra española como española", señala el representante de Asaja-Aragón.

Alcácera reconoce su pesimismo ante la noticia y asegura que no tiene certezas de que la apertura del gigante asiático a este fruto seco favorezca a los agricultores. "Los acuerdos con China van a favorecer indudablemente a la industria, pero tengo mis dudas de que beneficien al productor y no creo que las cooperativas lleguen a exportar a ese país", insiste Alcácera, que recuerda que en los últimos años la almendra española, que tenía mejor precio que la californiana por su calidad, ha perdido esta ventaja. "Todo esto ilusiona poco", insiste.

El representante del sector en Asaja quiere, sin embargo, mantener "algo de esperanza" por si estas exportaciones pueden contribuir a mejorar las cotización de estas producciones. "Que haya 50.000 toneladas que tengan mejor salida podría traducirse en un incremento del precio al productor porque haya mayor demanda", explicar, para volver a dejarse llevar por las dudas y añadir. "O puede ser que esas 50.000 toneladas se traigan de California y ya está y encima bajen los precios".

"Una puerta abierta"

Algo más optimista se muestra el representante de UAGA, que considera que estos protocolos son "una puerta abierta" a un mercado que, a priori, puede ser apetecible. Sin embargo, José Luis Sánchez también tiene peros.

Recuerda el responsable de Frutos Secos en esta organización agraria que son varios los años en los que se lleva hablando de una producción de 150.000 toneladas en todo el país, a las que no se consigue llegar por culpa de las heladas. "Por desgracia el pasado año se recogieron apenas 62.000 toneladas en toda España y la campaña con mayor producción no ha superado las 90.000 toneladas", añade. Eso significa que si las cifras no aumentan de manera considerable será difícil responder a una demanda tan elevada como la que exige la entrada en el gigante asiático.

Por eso, Sánchez también muestra sus dudas de la repercusión que estos acuerdos puedan tener en el primer eslabón de la cadena, los productores, que, como reconoce, al menos en Aragón, donde no hay industria transformadora, "están en manos de los intermediarios".

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