Carnaval 2023 en Aragón: ¿Sabes quiénes son los zarragones? ¿Y los mascarutas? ¿Y la tranga?
La Comunidad aragonesa se viste de fiesta este fin de semana con motivo del Carnaval, que se vive de manera especial en localidades como Bielsa, Épila o Luco de Jiloca.
Este fin de semana se celebra el carnaval en numerosas localidades aragonesas. Mayores y pequeños sacan del armario sus disfraces para disfrutar de esta fiesta que llena de color y diversión los pueblos y ciudades. En muchos casos, cuenta, además con una arraigada tradición que les da fama fuera de nuestras fronteras.
Es el caso de Bielsa, donde se celebra el carnaval más famoso de Aragón. Esta hermosa localidad oscense atrae cada año, de jueves a domingo, a cientos de curiosos que no se quieren perder el desfile de personajes que hacen de esta fiesta tan singular. El más simbólico es la tranga. Le acompañan L’onso, l’amontato, madamas... Los jóvenes del valle se visten con cuernos y piel de choto, camisa de cuadros y saya (falda), calcetines de lana y abarcas (calzado tradicional). La cara se enmascara con follín (hollín y aceite) y en la boca se colocan una trunfa (patata) con dientes tallados a navaja. Además, cargan esquilas en la espalda para hacer ruido, y llevan un tronco de árbol joven, llamado tranga, que da nombre al personaje.
El carnaval de Épila es el más largo de Aragón, ya que se celebra desde el Jueves Lardero hasta el martes de Carnaval y durante el fin de semana siguiente. Su principal exponente son don Zaputero, un pelele que preside las celebraciones desde el Ayuntamiento, y las mascarutas, cuya característica principal es que llevan la cara tapada mediante una especie de máscaras confeccionadas siguiendo la máxima de lo primero que hay por casa. Los vecinos de localidad zaragozana rondan por las casas y comercios de la localidad en busca de bebida y comida el sábado de carnaval.
En Luco de Jiloca, población próxima a Calamocha, se vive el carnaval más genuino de Teruel. La fiesta se concentra en el sábado y los protagonistas son los zagarrones, que disfrazados con sacos y chepas rellenas de cojines y paja recorren el pueblo con palos. Junto a ellos, las madamas (las hay ricas y pobres) y los diablos, con la cara pintada de negro, cuya misión es, al igual que los zagarrones, asustar al personal. Tras el pasacalles de los personajes por el pueblo, la fiesta acaba con cena en la plaza y verbena en el pabellón.
