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¿Cuáles son los diez apellidos más comunes en Aragón?

La Asociación de Genealogía e Historia de Aragón (Aragongen) señala que no es hasta las últimas décadas del siglo XIX -con la creación del Registro Civil- cuando se normaliza el sistema de apellidos actual,

Los apellidos más comunes de Aragón.
Los apellidos más comunes de Aragón encierran la historia de las gentes de la Comunidad.
K. Urresti

Un vistazo a la lista de los apellidos más frecuentes de una comunidad es un recorrido por la historia de cada uno de los territorios y también -y no menos importante- el periplo vital de las gentes que los habitan. Como recuerda Jesús Soriano, primer presidente de la Asociación de Genealogía e Historia de Aragón (Aragongen), su apellido no tiene nada que ver con el mismo de otra zona. "No es la misma familia", resalta.

Por ejemplo, en su caso sus raíces son de la Comarca de la Sierra de Albarracín -es natural de Bronchales- y explica que lo más seguro es que su apellido proceda de algún soriano que acompañara a la familia de los Azagra (de la vecina Navarra), que se asentaron en esas tierras turolenses en tiempos de Jaime I el Conquistador. "Hay que ir a la primera persona que lleva tu apellido. Yo he llegado al año 1700 en Bronchales", apunta el también tesorero de la Junta de Aragongen.

García, Martínez, Pérez, López, Sánchez, Gracia, González, Hernández, Gómez y Martín son los diez apellidos más comunes de residentes de Aragón (tanto en hombres como mujeres), según el Instituto Aragonés de Estadística (con datos de mayo de 2022) y el Instituto Nacional de Estadística. Y, excepto dos -Gracia y Hernández-, coinciden con los más frecuentes de España (que incluye Fernández y Rodríguez), tal y como refleja el INE (a enero de 2021).

Que muchos de ellos terminen en ez hablan de su origen patronímico, es decir, que derivan de nombres propios. Así Martínez vendría de Martín; Sánchez, de Sancho; González, de Gonzalo; Hernández, de Hernando; Peréz, de Pedro; y López, de Lope. En cuanto a García -el primero de la lista- su origen está en un mero nombre de pila. Además, como recoge Aragongen, en este grupo debería hacerse una mención especial de un apellido "muy profundamente aragonés": Garcés (hay más de 2.000 como primer apellido en la Comunidad). "Es un apellido patronímico muy abundante en Aragón y Navarra, y significa 'hijo de García'", detalla.

En cuanto a Gracia, Soriano señala que en su origen era el apellido de niños de los que no se sabía su procedencia. "Que hubieran nacido en un orfanato o que los hubieran dejado en la inclusa o en la iglesia", cuenta.

Al mismo tiempo, estos diez apellidos revelan que Aragón es una tierra de emigración. "Está muy mezclado (la población), sobre todo en Huesca y Zaragoza. Y hay muchos apellidos toponímicos (correspondientes a una ciudad, villa, pueblo o aldea) porque había muchos pueblos pequeños en el Pirineo, la gente emigraba a la Hoya de Huesca y Zaragoza y les ponían de apellido el nombre del municipio. Casi siempre es la trashumancia de la montaña hacia el llano; ha habido desde siempre. Por eso en la Comunidad hay tantos apellidos de pueblos del Pirineo. Hace poco encontraron en Bronchales un yacimiento de pastores de trashumancia a Andalucía de hace 2.500 años", advierte Jesús Soriano, quien también se refiere a movimientos de población más recientes, como el que supuso la llegada de Opel a Figueruelas hace 40 años. "Cuando abrió la planta vino a trabajar gente de toda España: de Galicia, Extremadura, Valencia, Andalucía...", recuerda.

En el lado contrario hay comarcas aragonesas más cerradas como la de Albarracín, donde los apellidos más comunes son Alonso, Hervás, Jarque, Juan, Martínez o Soriano. "Ha sido una zona con poca emigración. De Bronchales no salían nada más que para ir a la trashumancia y al servicio militar; y cuando se casaban se hacía como mucho ir al pueblo de al lado. Ha sido una zona montañosa, donde la gente se desplazaba poco", explica.

"Mirando los libros del registro municipal se vio que el apellido Sáez desaparecía. Se empezó a buscar en los libros de la Iglesia y ahí aparecía. El escribiente a los Saéz los ponía como Saz"

Por otro lado, Soriano advierte de que un mismo apellido puede variar de una zona a otra. Por ejemplo, en la sierra de Albarracín Jiménez se escribe con j y en otras comarcas aragonesas, con g. También avisa de que un error puede tener graves consecuencias para un apellido. Por ejemplo, el de Sáez casi se pierde en esa comarca turolense (se recoge en el documento 'Historia de un 'cognomcidio'. Las tribulaciones de un apellido en el Albarracín dieciochesco'). "Mirando los libros del registro municipal se vio que ese apellido desaparecía, se empezó a buscar en los libros de la Iglesia y ahí aparecía. El escribiente a los Saéz los ponía como Saz", cuenta.

Desde Aragongen se recuerda que no es hasta las últimas décadas del siglo XIX  -con la creación del Registro Civil- cuando se normaliza el sistema de apellidos actual. "A finales de la Edad Media se vuelve a plantear la necesidad de diferenciar, en un contexto sociocultural más amplio, a las diferentes personas portadores de un mismo nombre. Y, a partir del siglo XVII, se tiende cada vez más a fijar el apellido en la forma moderna, pasando a ser más normal el mantenimiento del apellido paterno a la vez que empieza a aparecer la costumbre de añadir un segundo apellido, normalmente procedente de la línea materna. Sin embargo, no siempre se hace constar el segundo apellido en la documentación", señalan.

"Empezaron a ponerse sobre el año 1500; era obligatorio en la Iglesia. Los apellidos van apareciendo y desapareciendo; como se heredan... Incluso antiguamente se cambiaban y se elegían según el título, etc. Si miras de un siglo a otro, muchos cambian", ahonda Soriano, para quien los documentos más fiables son las partidas de nacimiento y bautismo en la Iglesia; y las de nacimientos, en el Registro Civil. 

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