arqueología

Una excavación constata en Bronchales que la trashumancia a Jaén ya se practicaba hace 2.500 años

Una necrópolis celtíbera aporta materiales únicos por sus dimensiones, decoración y estado de conservación, en muchos casos asociados a la ganadería.

Materiales hallados en Bronchales con tipologías similares a las de yacimientos contemporáneos de Jaén.
Materiales hallados en Bronchales con tipologías similares a las de yacimientos contemporáneos de Jaén.
Francisco Burillo

Los ganaderos celtíberos que poblaban la Sierra de Albarracín hace 2.500 años ya practicaban la trashumancia al valle del Guadalquivir, como se hace actualmente. La excavación de un yacimiento arqueológico en Bronchales ha aportado pruebas de que los pastores que vivían en el lugar en el siglo V antes de Cristo ya trashumaban a las mismas zonas de invernada a las que se desplazan los rebaños de ovino y vacuno en la actualidad. Entre las pruebas más evidentes de la conexión cultural entre las dos regiones, destacan dos pectorales -protecciones para el pecho- idénticos a los aportados por los yacimientos íberos de Porcuna (Jaén) y bocados de caballo y fíbulas con diseños equivalentes en Andalucía.

El yacimiento de Bronchales, una necrópolis, ha aportado abundantes materiales y en un grado de conservación excepcional, según fuentes cercanas al equipo de excavación, que ha llevado a cabo campañas en 2021 y en el pasado verano. La misma fuente ha manifestado su preocupación porque la divulgación del hallazgo ponga en peligro el enclave, que no tiene actualmente ninguna protección y ha sufrido dos episodios de expolio anteriores.

El proyecto, liderado y costeado por el Ayuntamiento, podrá continuar en 2023 gracias a la enmienda a los presupuestos del Estado presentada por Teruel Existe y aceptada por el PSOE. Está dotada con 800.000 euros, que servirán también para crear un museo de la trashumancia durante el periodo celtibérico. El alcalde, Jordi Lorenzo, explica que el porcentaje excavado respecto a la totalidad del yacimiento es muy reducida al rondar el 5% de su superficie total, estimada mediante prospección magnética y por georadar.

Una entrega anónima a las puertas del Ayuntamiento

El arqueólogo Francisco Burillo, codirector del Proyecto Celtíberos Trashumantes -en el que se encuadra la excavación- con Raúl Ibáñez y Jesús Picazo, ha explicado que la investigación que ha permitido localizar los enterramientos arrancó con un depósito de materiales entregado de forma anónima al Ayuntamiento. “Alguien, en 2020, dejó a las puertas de la casa consistorial una bolsa con materiales arqueológicos”, recuerda Burillo. Cuando pudo inspeccionar las piezas, constató su “extraordinaria importancia”.

Tijeras de esquilar de hace 2.500 años descubiertas en la necrópolis de Bronchales.
Tijeras de esquilar de hace 2.500 años descubiertas en la necrópolis de Bronchales.
Francisco Burillo

Las averiguaciones posteriores permitieron localizar el punto de donde se había extraído los materiales entregados y las excavaciones han aportado materiales singulares y en muy buen estado de conservación. Entre los hallazgos, hay bocados metálicos de caballo, pectorales, armas -una lanza de hierro de 52 centímetros- y herramientas destinadas a la ganadería, como las tijeras de esquilar más grandes descubiertas hasta hoy en toda la Celtiberia.

Francisco Burillo explica que las tipologías de las piezas coinciden con las del periodo ibérico en Andalucía. Los objetos desenterrados en Bronchales evidencian, con su mayor tamaño y riqueza que los homólogos ibéricos, que los ganaderos trashumantes de la sierra de Albarracín del momento eran más ricos que los líderes de la sociedad íbera contemporáneos.

El arqueólogo destaca también el “cambio” de perspectiva histórica que suponen los hallazgos de Bronchales, que muestran una presencia muy extendida de herramientas y objetos reservados a las élites en la civilización íbera con lo que reflejarían una sociedad ganadera “igualitaria”. Apunta también a la revisión sobre el origen de una espada de antenas celtíbera hallada en la ciudad iberorromana de Cástulo (Jaén) y que se atribuía a la presencia de un mercenario celtíbero. Burillo apunta a que el arma era propiedad de un ganadero trashumante que, como ocurre actualmente, se desplazó desde los Montes Universales y se asentó en tierras andaluzas.

Las piezas arqueológicas descubiertas en las excavaciones han sido depositadas temporalmente en la Fundación Santa María de Albarracín por su proximidad al lugar del hallazgo y para proceder a su investigación en laboratorio. Para Burillo, el destino final debería ser un museo en Bronchales enmarcado en el Proyecto Celtíberos Trashumantes.

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