Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Un proyecto aragonés para convertir 20.000 toneladas de residuos en compost, hormigón o bobinas

La empresa Seula pretende convertir Plaza en el primer polígono industrial de residuo cero de España.    

Un proyecto aragonés evitará que 20.000 toneladas de residuos terminen en el vertedero
Un proyecto aragonés evitará que 20.000 toneladas de residuos terminen en el vertedero
Seula

La inteligencia artificial ya no es cosa del futuro. Es el presente. La tecnología 4.0 ha llegado a la industria y a proyectos de investigación de lo más prometedores. Ahora, también se cuela en la gestión de residuos, una tarea pendiente que requiere de inversión para que la cadena circular siempre permanezca y nunca se rompa, consiguiendo así una segunda (tercera, cuarta y así de manera infinita) vida para los diferentes desechos. 

La empresa aragonesa Seula -que se dedica a gestionar los residuos del polígono Plaza y de otras localidades aragonesas y de fuera de la comunidad- evitará que 20.000 toneladas de desechos comerciales e industriales vayan al vertedero gracias a la inteligencia artificial. Un robot con diferentes brazos articulados será capaz de identificar y clasificar en distintos lugares la madera, el metal, los restos orgánicos y los plásticos, entre otros residuos. Solo tres plantas de toda España contarán con esta novedosa tecnología. 

"Este proyecto pretende convertir a Plaza en el primer polígono industrial de residuo cero de España. A día de hoy gestionamos todas sus basuras y ahora también nos encargaremos del tratamiento. En asociación con una gran empresa europea de este ámbito con un volumen de negocio en Europa superior al billón de euros, vamos a implementar el centro de clasificación y tratamiento de desechos industriales y comerciales más avanzado de Aragón", explica Nicolás Bolea, adjunto a gerencia y encargado del nuevo proyecto. 

El robot, llamado Heavy Picker, "puede separar fácilmente múltiples fracciones de desechos con la ayuda de varios sensores, brazos robóticos de servicio pesado e inteligencia artificial. Proporciona un proceso de clasificación simple y no tripulado y hace que la separación de residuos sea más segura, precisa y rentable", señalan sus creadores. Se fabrica en Finlandia. 

Bolea asegura que gracias al sistema van a poder clasificar el 90% de los residuos gestionados. "Cada brazo robótico supone una inversión de 1,5 millones de euros. En total se van a instalar seis. Incluyendo las adaptaciones a realizar en la planta y el digestor, el dinero que se destinará superará los 12 millones de euros", sostiene. 

Después de pasar por el proceso de clasificado y tratamiento en la empresa aragonesa, los escombros se llevan a plantas de reciclado donde los muelen y se hace el relleno de caminos y carreteras ("hormigón nuevo") y la madera se tritura y se transporta a plantas de combustión para generar biomasa o para hacer astilla y así elaborar tableros de aglomerado. La chatarra se lleva a fundiciones para hacer bobina nueva de hierro y el cartón a empresas para fabricar papel nuevo.

"Lo que hacemos nosotros es clasificarlos y tratarlos para que tengan el tamaño que piden las fábricas. El cartón, por ejemplo, lo empaquetamos por cada 1.000 kilos para que las fábricas lo puedan manipular y la chatarra la cortamos en formato de menos de un metro y medio para que la puedan meter a los hornos de fundición", cuenta Bolea.

Seula, que cuenta con unos 200 trabajadores, espera contratar a 20 más para que trabajen en este proyecto. "La implantación de este sistema va a suponer un cambio radical para la empresa. A día de hoy, hacemos todo de forma manual y va a suponer un gran avance. La idea es empezar en la planta que tenemos en Aragón y después crecer a nivel nacional", explica la CEO de la empresa, Pilar Latorre.

Bolea argumenta que la tecnología aplicada en la clasificación de residuos es fundamental para llegar a los objetivos de reciclaje definidos en la agenda 2030, "ya que uno de los principales cuellos de botella en el sector son elevados costes de separación que hacen inviable económicamente el reciclaje".

Además, dentro de este mismo proyecto, la empresa reciclará el 100% del residuo orgánico de las empresas de Plaza. "En el polígono comen más de 30.000 personas al día y nosotros nos encargaremos de cerrar el ciclo aprovechando el desperdicio orgánico para abonar las zonas verdes de la zona industrial. El robot será capaz de separar también este tipo de desechos y con el compostaje lograremos utilizarlo de abono", especifica Bolea.. 

Reciclaje y capa de ozono

Precisamente, esta semana llegaron buenas noticias respecto al medio ambiente. La ONU ha anunciado que para 2066 la capa de ozono se habrá recuperado totalmente gracias a la prohibición que existe en todo el mundo para el uso de productos químicos que causaron la aparición de un agujero en la ozonosfera sobre el Antártico.

El grupo de asesores científicos del Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional que entró en vigor en 1989 para eliminar el uso de químicos que dañan la capa de ozono, señala en un informe dado a conocer hoy que el 99 % de las sustancias prohibidas han dejado de ser utilizadas, lo que está permitiendo la recuperación de la ozonosfera. Los científicos indican que si se mantienen las políticas actualmente en vigor, para 2066 la capa de ozono en la Antártida se habrá recuperado a los niveles que tenía en 1980. En el Ártico, la recuperación se producirá más rápidamente, en 2045, mientras que en el resto del mundo será en 2040.

¿Por qué es importante la capa de ozno?

La capa de ozono es una zona de la estratosfera que protege el planeta de los rayos ultravioleta emitidos por el sol. La ozonosfera absorbe entre el 97 y 99 % de la radiación ultravioleta. Sin la protección del ozono, un gas compuesto por tres átomos de oxígeno, la radiación ultravioleta del Sol dañaría de forma irreversible la vida sobre el planeta.

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