historia
Muere Pilar Murillo, una espía aragonesa que ayudó a la Resistencia francesa contra los nazis
Nació en Barbastro hace 93 años, era hija de un concejal socialista y vecinos de la familia de José María Escrivá de Balaguer. Huyeron a Francia en la Guerra Civil y se instalaron en Aubusson, donde convivieron con los nazis
María Pilar Murillo Fumaz, una barbastrense de 93 años que participó como espía con la Resistencia francesa con apenas 12 años durante la Segunda Guerra Mundial en el pueblo de Aubusson, en el centro de Francia, falleció el pasado fin de semana en Zaragoza.
Era viuda del maellano José Albiac Tudo y madre de cuatro hijos (María Dolores, María Pilar, José e Irene). Esta mujer tuvo que emigrar con su familia al país vecino en 1938 durante la Guerra Civil porque su padre -Domingo Murillo Calasanz- era concejal socialista del Ayuntamiento de Barbastro y lo llamaron a filas en la Segunda República porque hizo la mili en Transmisiones. Su padre llegó a escapar de un campo nazi donde fue detenido y luego vivieron en un pueblo del centro de Francia que fue ocupado por las tropas de Hitler.
“Llevé secretos de la Resistencia en la Segunda Guerra Mundial escondidos en las enaguas y en bicicleta cuando tenía 12 años”, confesó Pilar Murillo a HERALDO en su casa de Zaragoza entre susurros, porque aunque había pasado más de medio siglo todavía guardaba el miedo que sufrió. “Un día tuve que tirar muchos papeles al váter para que no los cogieran los alemanes”. Ella guardó el secreto de quien se lo encargó, pero no le pidió permiso a su madre, mientras que a su padre (que estuvo escondido en esa localidad francesa) se lo contó, pero después de que todo pasara.
Pilar Murillo pudo superar la pandemia una vez cumplidos los 91 años, aunque estuvo ingresada grave en el Hospital Royo Villanova. Su salida a la plaza en la residencia Parque Dorado, en el Actur, provocó el aplauso de las médicos y enfermeras, que no tenían muy claro que fuera a sobrevivir al covid-19.
Además de sobrevivir a la enfermedad que ha marcado el siglo XXI, Pilar Murillo conoció el cólera (el verano de 1961) y recordó que entonces llegaron a vacunarse en el colegio Joaquín Costa de Zaragoza.
Antes de fallecer quiso dejar claro que quería compartir en el sepelio que se celebró en el cementerio de Torrero una bandera de la Segunda República con un rosario que la cubriera y una de sus hijas repartió una salve para que los asistentes al funeral pudieran recordarla con esa oración. De hecho, su familia, que había tenido negocios de carnicería, era vecina de José María Escrivá de Balaguer y hasta asistieron a la ordenación del fundador del Opus Dei en 1925 “como si fuera una boda”.
Su experiencia en Francia, en el departamento de Creuse, (donde su madre le llevó a trabajar de cocinera en un hotel que ocuparon los alemanes en noviembre de 1942) le llevó a convertirse en profesora de francés en la Escuela de Turismo de Zaragoza. Regresó en 1951 con su novio maellano, José Albiac, a quien conoció en un festival de jota celebrado en la Casa de España en Toulouse, un lugar lleno de españoles refugiados.
Su hija María Pilar Albiac fue una directiva de General Motors en Estados Unidos y luego fue una de las pocas ejecutivas españolas de Airbus. Otra de sys hijas, María Dolores Albiac, es una periodista de Radio Nacional de España y con gran experiencia en Latinoamérica, mientras que su hijo José Albiac es economista del medio ambiente y de los recursos naturales y un conocido investigador del CITA (Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón).
