NAVIDAD

¿Por qué conviene poner el Belén el 8 de diciembre?

Muchas familias aragonesas aprovechan el puente de la Constitución para desempolvar la decoración navideña. El 7 de enero se suele retirar, aunque las fiestas no han acabado 'oficialmente' aún.

El día de la Inmaculada marca el pistoletazo de salida para colocar el Belén.
El día de la Inmaculada marca el pistoletazo de salida para colocar el Belén.
Heraldo

Estos días son los propicios para hacer varios viajes al trastero, rebuscar los adornos de Navidad y, aprovechando el puente y que los chavales no tienen colegio, poner y decorar el árbol e instalar el Belén en un rincón destacado de la casa. ¿Hay alguna fecha idónea o exacta para colocar el Nacimiento?

Desde inicios de noviembre Mariah Carey ya desempolva su villancico y algunas ciudades (véase Vigo) cada año anticipan un poco más su encendido de la iluminación navideña. En Aragón, sin embargo, es tradición esperar al fin de semana previo al puente de la Constitución para abrir las visita al Belén de la plaza del Pilar, estrenar la pista de hielo, dar el pistoletazo de salida al tobogán gigante… Es lo que suelen hacer las familias aragonesas también: parece que hay consenso para rescatar las cajas de los adornos de Navidad en la primera semana de adviento.

Para los católicos es el día 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada (la Purísima Concepción), la fecha en la que debe colocarse el Belén en los hogares. No obstante, es habitual que muchos lo adelanten un par de días (e incluso más) por las ansias de cumplir con la tradición: para el día de la Constitución ya suelen estar los Reyes camino del portal y los peces bebiendo en el río de papel de plata.

Cuentan que antaño el Belén se colocaba mucho más tarde y apenas podía disfrutarse de él en adviento. De hecho, las figuras no se ponían hasta después de la Misa de Gallo, esto es, el día previo a la Navidad. Nochebuena era día de vigilia y la liturgia consistía en guardar ayuno y, al regresar a casa tras la Misa de Gallo, se bendecía la tronca y se colocaba el Belén. Poco a poco se fue cambiando la tradición y adelantando la fecha e, incluso, durante unos años era costumbre poner la ‘escenografía’ a primeros de mes e ir sumando figuritas conforme se acercaba la Nochebuena. Aún hoy hay niños que van acercando a Melchor, Gaspar y Baltasar paso a paso y día tras día al portal, acaso como herencia de aquellos hábitos.

Otro asunto de controversia esa saber cuándo acaban las fiestas y cuándo ha de retirarse el Belén, cuestión para la que hay mucho más debate. La lógica y la opinión mayoritaria dice que el día después de Reyes, concluye la Navidad. Sin embargo, la tradición ‘va por barrios’ y habría que analizar localidad por localidad qué decisiones toman. En algunos pueblos son fieles a lo que en el catolicismo llaman "las octavas" y señalan que la Navidad termina el 1 de enero, esto es, ocho días después de su inicio, que es lo que debe prolongarse una fiesta religiosa. Sin embargo, eso dejaría fuera la festividad de Reyes, que es fecha ineludible en cualquier calendario escolar y laboral. El día de la Epifanía del Señor aún se celebra por todo lo alto, con juguetes y una comida populosa, pero ya el 7 de enero se suelen quitar las luces y las decoraciones navideñas en los comercios. 

Pero, ¿qué dice la Iglesia a este respecto? El Belén del Vaticano permanece, ni más ni menos, que hasta el día de la Virgen de la Candelaria, esto es, ¡el 2 de febrero! En esa fecha se cumplen 40 días tras el nacimiento del niño Jesús, que -según la tradición judía- son los días que han de pasar para llevar a los recién nacidos al templo. Aún hay reminiscencias de estos usos en algunos pueblos del Pirineo y, antaño, en el Alto Aragón la Tronca de Navidad se hacía extensible también hasta la Candelaria.

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