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Ayuda a mayores sordos, doblemente aislados: "Me dicen que soy como una hija"

La Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón (ASZA) ha puesto en marcha un programa de apoyo a este colectivo, doblemente aislado, que ha recibido financiación de la Fundación EDP para su ampliación con voluntarios.

Francisca Martín y Svitlana Hanziuk, usuaria y técnico del programa de mayores de ASZA, en el domicilio de la primera de ellas.
Francisca Martín y Svitlana Hanziuk, usuaria y responsable del programa de mayores de ASZA, en el domicilio de la primera de ellas.
M.O.

Las personas mayores sufren, en muchas ocasiones, una soledad no deseada que se acentuó con la pandemia. Sin familia y sin relaciones sociales, este colectivo de edad avanzada tiende a aislarse. Una situación que se acentúa todavía más si sufren algún tipo de discapacidad como la sordera. Por ese motivo, la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón (ASZA) puso en marcha el pasado mes de junio el programa ‘Útiles y solidarios’, que previene la soledad no deseada y el aislamiento de las personas mayores sordas.

“Antes de la pandemia había un grupo de mayores muy activo, pero el confinamiento fue un momento de aislamiento que afectó a su salud mental”, dice Silvia Mateos, presidenta de la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón. “Detectamos que estas personas mayores sufrían de soledad no deseada", añade. 

La agrupación de personas sordas de Zaragoza y Aragón ha puesto en marcha un programa de atención a personas mayores sordas que a partir de enero contará con la colaboración de voluntarios que se desplazarán a los domicilios de los usuarios.
M.O.

"En la población general también se dio pero en las personas sordas se daba una doble discriminación y un doble aislamiento porque durante el confinamiento todo se adaptó a servicios telefónicos”, explica Patricia Calvo, trabajadora social de la agrupación. “A estas personas sordas que vivían solas no les llegaba la información, no sabían, por ejemplo, como llamar al médico y estaban doblemente aisladas, por eso creamos el programa”, afirma Calvo.

Este proyecto atiende en la actualidad a una treintena de personas y tiene dos vía de trabajo. La primera, enfocada a revertir la situación de vulnerabilidad de los mayores sordos con niveles de autonomía reducidos y con niveles de altos de aislamiento desde sus propios domicilios, tanto en sus casas como en residencias de ancianos. Los técnicos de la agrupación se desplazan hasta una docena de hogares “con el objetivo de trabajar la comunicación, la autoestima y evitar el aislamiento”, apunta Silvia Mateos.

La segunda vía del proyecto se realiza dentro de la sede de esta entidad, en la calle de San Voto número 9, en Zaragoza. “Aquí se trabaja en grupo para mejorar el conocimiento de la actualidad, las nuevas tecnologías y que puedan adaptarse a este nuevo mundo tecnológico”, asevera la presidenta de esta agrupación.

Nueva financiación y más voluntarios

‘Útiles y solidarios’ ha sido uno de los 6 proyectos aragoneses seleccionados por la Fundación EDP para ser beneficiarios de un apoyo económico que les permitirá llevar a cabo sus programas. La Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón ha recibido de esta fundación 14.000 euros que servirán apara ampliar el programa de atención a mayores y abrirlo al voluntariado a partir del próximo mes de enero.

“Esto va a permitir que se amplíe la atención y el seguimiento de nuestros mayores con un grupo de personas voluntarias que les puedan acompañar en su día a día de forma más frecuente”, explica Patricia Calvo. “Lo ideal es que pudiéramos ir todas las semanas y con los medios actuales no podemos, pero con los voluntarios esto mejorará y estas personas podrán acompañarles a hacer la compra, a la farmacia y darles compañía y conversación para que no pasen tanto tiempo solos”, dice la trabajadora social.

Acompañamiento en casa

En la actualidad los trabajadores sociales y técnicos de la agrupación acuden una vez al mes a los hogares de los mayores sordos más vulnerables para realizar un seguimiento de su día a día, resolver cualquier problema que puedan tener y acompañarles en diferentes gestiones

Svitlana Hanziuk es la responsable del programa de mayores de ASZA y la encargada del seguimiento de estas personas en sus casas. “Les acompañamos y guiamos en lo que necesitan. Incluso vamos con ellos al médico si hace falta”, dice Hanziuk. “Algunos necesitan que les expliquemos más detalladamente lo que les ha transmitido el sanitario o cómo deben tomarse los medicamentos que necesitan”, explica la responsable del programa.

"Les acompañamos y guiamos en lo que necesitan. Incluso vamos con ellos al médico si hace falta"

“Hacemos también un seguimiento de algunos temas burocráticos ya que, para ellos, el acceso a la información es complicado y les llega siempre tarde. No saben, por ejemplo, cómo iniciar un trámite de dependencia”, afirma Patricia Calvo. “También les enseñamos a usar las nuevas tecnologías -el móvil, el ordenador, la tablet- para que puedan integrarse en el mundo actual”, continúa la trabajadora social. “Y les arrastramos a salir de casa porque a raíz del coronavirus tienen miedo. Les animamos a hacer actividades en la agrupación y que tengan otra vez contacto con sus amigos”, añade esta trabajadora.

Como una hija

Francisca Martín tiene 73 años, es sorda, vive sola y necesita ayuda para muchas cosas. Svitlana la visita una vez al mes y todos los días hace una videollamada con ella “para ver cómo está, que no se sienta sola y tenga cada día ese contacto cercano”, asegura la responsable del programa. “Le explico lo que no comprende del todo, la acompaño al médico y le digo cómo tomarse la medicación. A veces me dice que soy como una hija”, confiesa Hanziuk.

Francisca Martín y Svitlana Hanziuk, usuaria y técnico del programa de mayores de ASZA, en el domicilio de la primera de ellas.
Francisca Martín y Svitlana Hanziuk, usuaria y responsable del programa de mayores de ASZA, en el domicilio de la primera de ellas.
M.O.

“Svitlana es muy buena y me ayuda mucho con los temas sociales y culturales o me enseña a usar la tablet. Con ella me siento más tranquila”, asegura Francisca Martín. “Este mes estoy un poco enferma y me ha acompañado al médico. También la trabajadora social me ayuda con gestiones más burocráticas”, explica y recuerda cómo fue vivir el confinamiento. “Estuve sola en casa todo el tiempo, paseando arriba y abajo por el salón. Fue horrible, me deprimí mucho y necesité ayuda médica para sobrellevar esos meses”, recuerda Martín.

"La acompaño al médico y le digo cómo tomarse la medicación. A veces me dice que soy como una hija"

Svitlana insiste sobre ello. “Los mayores sordos están sufriendo mucho. La situación de soledad entre los que viven en residencias es todavía más preocupante porque la comunicación es muy difícil para ellos. Muchos no tienen familia y a nadie de su entorno que sepa hablar lengua de signos”, explica la responsable del programa. 

“Yo voy a visitarles para hablar con ellos y explicar al personal cómo pueden mejorar su día a día porque existe mucho desconocimiento y no saben cómo comunicarse con ellos. Si estos mayores sordos no hablan con lengua de signos al final la pierden y se aíslan aun más, lo que lleva consigo un mayor deterioro cognitivo”. concluye Hanziuk.

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