Hasta 29 grados en Zaragoza: así va a afectar el 'arreón térmico' a Aragón

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el calor se va a notar ya desde esta misma noche de martes y sigue el miércoles.

Calor en otoño.
Calor en otoño.
K. U.

El cambio de armarios es una maniobra peligrosa en la época del cambio climático, y más aún en Zaragoza, donde se han vivido unas fiestas pilaristas realmente inusuales en cuanto a temperaturas. Por si fuera poco, la práctica totalidad del continente europeo se prepara estos días para una subida generalizada de los termómetros, que llegarán a los 33 grados de máxima en el sur de España y marcarán noches por encima de los 20 grados en una semana que acaba el 30 de octubre, fecha en la que normalmente ya es necesaria la ropa de abrigo.

La causa de estas cifras inusuales es la presencia de lo que se llama una dorsal de altas presiones, ligada al aire cálido, que actúa de barrera para las borrascas atlánticas y choca además con viento cálido procedente del sur.

El tiempo en Aragón

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el calor se va a notar ya desde esta misma noche de martes y sigue el miércoles; no se esperan las lluvias que sí parece que regarán el noroeste peninsular, y los topes de bochorno alcanzarán los 29 grados este jueves en Zaragoza; sobrará la chaqueta, aunque se espera un cielo encapotado.

Seguirá el calor viernes y sábado, con 27 grados de máxima, y se espera una ligera bajada el domingo hasta los 25 de máxima. Las noches serán más agradables que en el sur de la península, con números de entre 15 y 17 grados celsius.

En Huesca, la AEMET habla de una máxima de 25 grados este miércoles, que sube a 27 el jueves y baja a 22 el domingo; también se esperan nubes miércoles y jueves. Teruel tendrá mínimas más bajas (11 y 12 grados en la semana laboral) y máximas de 28 y 29, con más horas de sol que las otras dos capitales de provincia aragonesas. El fin de semana, las mínimas bajan de 10 grados, y las máximas no rebasan los 25.

Estas temperaturas veraniegas llegan en pleno otoño, cinco semanas después de que el equinoccio marcase la entrada en la estación de las hojas secas. Un fenómeno que sí puede disfrutarse en las zonas arboladas, y que siempre ofrece paisajes magníficos a quienes disfrutan de un buen paseo.

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