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Problemas tras el parto: desde hernias hasta incontinencia fecal

El 37% de las mujeres sufre algún tipo de incontinencia o problema de suelo pélvico y el 85% que tiene una enfermedad anorrectal presentó los primeros síntomas en el embarazo.

La dismenorrea es la causa más frecuente de dolor pélvico en la mujer.
La dismenorrea es la causa más frecuente de dolor pélvico en la mujer.
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Tener un hijo puede ser lo más bonito del mundo, sin embargo conlleva una serie de sacrificios para la madre. Lejos de hablar de la falta de sueño o el fin de la vida social, los expertos ponen el foco en los problemas de suelo pélvico. Según el cirujano de Clínica Quirón Juan Pablo Marín, “el 37% de las mujeres tienen algún tipo de incontinencia o problema de este tipo. Teniendo en cuenta que en Zaragoza tenemos unas 310.000 mujeres mayores de 20 años, se supone que al menos unas 110.000 van a sufrirlo”, dice este médico. 

Es el caso de Ana V.E. Hace 7 meses tuvo mellizos y desde entonces no logra recuperarse. En unos días pasará por el quirófano para corregir una diástasis abdominal, la separación entre los lados derecho e izquierdo del músculo recto mayor del abdomen, que le ha provocado una hernia. “La tripa se me sale hacia afuera y me duele muchísimo la espalda”, confiesa esta madre zaragozana. “Me van a hacer una abdominoplastia para unir los músculos del abdomen porque mis órganos internos están sueltos, sin sujeción. Por eso me ha salido una hernia”, explica. “Lo más probable es que me pongan una malla para sujetar las vísceras porque los médicos ya me han dicho que por sí mismos, los músculos no se me van a unir”, continúa esta afectada.

Antes se veía como "algo normal"

El caso de esta madre zaragozana no es algo aislado. En España estas dolencias tienen una prevalencia de entre el 30 y el 40% en mujeres de mediana edad y de un 50% en ancianas según una estudio realizado por Salinas Casado sobre prevalencia de la incontinencia urinaria. "Hace 40 años estas patologías no se diagnosticaban como tales y se trataban como algo normal tras el parto, por lo que las mujeres que las padecían no seguían ningún tratamiento y en la vejez las patologías se van a gravando”, explica Yolanda Varga, matrona del hospital universitario Fundación Alcorcón. 

Afortunadamente "desde hace años se tiene en cuenta los daños del suelo pélvico y las matronas nos formamos en este aspecto para dar una atención integral a la mujer", dice Nuria Puig, matrona de atención especializada en el Hospital San Jorge de Huesca. "Sí que es cierto que tener problemas de incontinencia te condiciona en tu día a día sobre todo si eres una mujer joven", continúa Puig. "De hecho, te pueden condicionar psicológicamente y suponer un gran inconveniente en tu vida", añade la matrona.

No solo es un problema de incontinencia, también puede haber prolapso de los órganos pélvicos, es decir, la caída del órgano, en estadios muy avanzados, por la vagina. “Actualmente se ha concienciado mucho en la realización de ejercicios hipopresivos, pero aún así se calcula que afecta a más del 50% de las mujeres que han tenido un parto natural, siendo mayor su incidencia en mujeres entre 60 y 69 años”, explica el doctor Marín.

Peor calidad de vida

Esto supone además una “disminución de la calidad de vida porque estas mujeres tienen molestias continuas en sus genitales que les impiden sentarse con normalidad o tener relaciones sexuales y les obliga, en los casos más graves, a pasar por el quirófano. A veces, se da incluso una incontinencia de heces que resulta altamente incapacitante”, afirma Varga.

Para minimizar estas afecciones lo más importante es la prevención durante el embarazo: “Realizar determinados ejercicios físicos, llevar una postura correcta y evitar el estreñimiento”, enumera Vargas. Y tras el parto, “las matronas hacemos una valoración del suelo pélvico de la paciente, le enseñamos ejercicios adecuados para fortalecerlo y si existen otras patologías las derivamos a ginecología o a un fisioterapeuta”, explica Silvia Otal, matrona del Centro de Salud Perpetuo Socorro de Huesca.

Clara de Osma es una fisioterapeuta especializada en Uroginecología y Obstetricia. “Mis pacientes suelen ser mujeres que conviven con incontinencia urinaria, diástasis abdominal y patología derivada de las cicatrices de la episiotomía o de la cesárea, por ejemplo, con dolor durante la penetración en la relación sexual, dolor en la cicatriz o lumbalgias de repetición”, señala esta experta. “Para mí son problemas graves porque les condiciona su día a día. A algunas el roce de la ropa o el secarse con papel después de orinar les resulta insoportable, otras no pueda disfrutar del coito, tienen alteraciones musculares y digestivas debido a un abdomen incompetente o salen a pasear con su bebé y la ruta depende de los baños a los que puede acceder porque no retienen la orina”, relata de Osma.

Un coste que es también económico

“La matrona me derivó a una ginecóloga que me diagnosticó pero después me sentí desatendida. No me dieron ninguna solución”, confiesa Ana V. E. que optó por ir a una fisioterapeuta privada. “Me he gastado en la fisio unos 400 euros, pero lo peor es la operación, la abdominoplastia, que me cuesta 5.000 euros”.

El coste económico es otro de los problemas a solucionar. “Una cirugía de este tipo la tiene que pagar la paciente de su bolsillo porque en muchas comunidades está considerada como cirugía estética y no la cubre el sistema público”, explica Clara de Osma. Algo similar pasa con su especialidad. "Mucha gente no se puede pagar una fisioterapeuta privada por ello, se deberían crear unidades postparto multidisciplinares que estuvieran ubicadas en un mismo edificio sanitario para que la asistencia fuera integral y accesible”, sostiene.

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