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Rosental Alves: "El periodismo ha existido siempre, no morirá nunca"

Periodista y profesor, dirige el Centro Knight para el Periodismo en las Américas de la Universidad de Texas.

Rosental Alves, en el Palacio de Congresos.
José Miguel Marco

Rosental Alves comenzó pronto a contar historias.

Soy periodista desde los 16 años, en 1968. Llevo 26 años en Estados Unidos. Después de 27 años como periodista en Brasil, me fui a Austin (Texas) en 1996 para ocupar la cátedra de Periodismo Internacional en la Universidad de Texas. Y ahí me he quedado. Antes era editor de un gran periódico en Río de Janeiro, ‘Jornal do Brasil’.

¿Qué es más difícil, practicar o enseñar?

Están muy conectadas entre sí. Yo nunca dejé de ser periodista.

Además, fue de los primeros en anunciar la llegada de internet a la prensa.

Así es. Desde los años ochenta tenía conciencia de lo que iba a venir en términos de una revolución tecnológica que afectaría a la industria periodística.

No todos le entendieron...

Me sentía como el pesado que llega a la playa en un día soleado y advierte de que viene un tsunami, y la gente se quedaba tomando el sol y decía que yo estaba borracho. Lo dije como profesor y como consultor de medios. Antes, fui corresponsal internacional durante once años. Empecé en Madrid. Después, en Buenos Aires, México, Washington...

Perdón, señor Alves. Tenemos que interrumpir la entrevista para hacerle la foto.

Muy bien. Por cierto, yo también fui fotógrafo.

Usted ha sido de todo…

Así se aprende más. Solo tenía 17 años. Era la época de la dictadura militar en Brasil. Recuerdo que los militares, por muy alta graduación que tuvieran, siempre te hacían caso y se ponían como el fotógrafo decía. Me atendían hasta coroneles y generales. Y yo, un chico joven, y me obedecían… Sentí un placer secreto... Desde ese instante, me di cuenta del inmenso poder del periodismo.

¡Qué reflexión, señor Alves…! Además de ese secreto y maravilloso placer, ¿el periodismo es un acto de amor?

El periodismo es una pasión. Si no es entendido así, no es periodismo. Nadie va a ser periodista por las horas que dedica, por las recompensas que habitualmente recibe. Aunque muchos periodistas no tengan esa conciencia, el verdadero periodista disfruta de esa condición, de la propiedad de narrar, de contar, incluso de cambiar el mundo. Porque el verdadero periodista puede cambiar el mundo, y eso es algo único y maravilloso.

Dicen que es una de las profesiones más antiguas del mundo.

Seguro. Desde el hombre de las cavernas: el contador de historias, el que hacía la crónica nocturna de todo lo ocurrido en el día.

O el gran Pigafetta, cronista de la primera circunnavegación del mundo.

Con Magallanes y Elcano, hace cinco siglos. El periodismo ha existido siempre, no morirá nunca. Cambiará su forma, pero no morirá nunca. Antes se pintaba en las cavernas, ahora lo tenemos a primera hora de la mañana escrito en el celular (teléfono móvil).

¿El hombre que pintaba en las cavernas también era periodista?

Por supuesto. Nos estaba contando una historia. Era un periodista del tiempo que le tocó vivir. Y en ese tiempo, como ahora, el periodismo es lo más bonito del mundo. Yo tuve el honor de trabajar una década con García Márquez.

¡Qué lujo, Gabo!

Decía eso mismo: que el periodismo era el oficio más bello del mundo.

¿Y la influencia del periodismo? El presidente de Estados Unidos cambia cada cuatro años, el periodismo de verdad sigue ahí.

Por supuesto. Estados Unidos ha tenido un presidente que atacaba el periodismo. Trump ya se ha ido y el periodismo se queda.

¿Qué les dice a sus alumnos en Texas?

Igual que Gabo, que es la profesión más linda. Y que el buen periodismo nunca se va a acabar. Y además, con un rol cada vez más importante. Qué mejor ejemplo que la pandemia, cuando la gente se informó con los mejores medios para encontrar la verdad en una situación tan comprometida.