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Manuel Calderón cruza andando el Pirineo: "Nos estamos acostumbrando a las comodidades y cada vez somos más torpes"

El montañero aficionado cumple el reto personal de recorrer España a pie. Este lunes llega a Sallent de Gállego.

Manuel Calderón, extremeño que recorre España andando, en Aragón.
Manuel Calderón, extremeño que recorre España andando, en Aragón.
Manuel Calderón

Manuel Calderón sigue haciendo camino al andar mientras recorre los Pirineos aragoneses en su viaje a pie dando la vuelta a España. Un reto que surgió en un momento de cambio personal y que se ha convertido en una prueba exigente para este montañero extremeño aficionado, que va superando etapa a etapa, que desde hace nueve días transcurren en la comunidad aragonesa. Este lunes baja de Candanchú a Sallent de Gállego y ha encontrado una zona de cobertura para responder por audio unas preguntas. "Soy un amante de la naturaleza, igual lo exagero, pero esto me da la vida, es una de las zonas más bonitas del planeta", asegura sobre sus primeras impresiones de la frontera natural con Francia.

Mantiene las ganas y la energía desde que comenzó su aventura el pasado mes de mayo en su tierra, Extremadura, siguiendo primero el Camino de Santiago hacia Galicia y después enlazando con rutas de montaña como la actual GR-11 que cruza el Pirineo. Espera regresar a casa el próximo 16 de diciembre, coincidiendo con su 60 cumpleaños, después de haber hecho unos 5.000 kilómetros pasando por todas las comunidades autónomas. 

Hospitalidad en el camino

De su entrada a Aragón destaca el cambio de paisaje desde los "hayedos interminables" navarros al paisaje de alta montaña y las diferencias de un día a otro según haga sol o esté nublado. En su experiencia como montañero había hecho alguna ruta suelta por el Pirineo pero nunca había pasado andando de un valle a otro caminando. "Aparte de los paisajes, desde que he entrado en Aragón estoy alucinando con la gente", afirma, agradecido por la hospitalidad.

En Candanchú descansó la pasada noche en casa de un miembro de la federación de montañismo con el que contactó para preparar el viaje. "Pensaba que solo habíamos quedado para tomar un café, pero me tenía la sorpresa de que me llevó a su casa. Me hizo sentir un día en familia", cuenta, sin saber cómo dar las gracias. "Y me lavaron la ropa. Qué agradable el olor a la ropa limpia que casi se me había olvidado, porque yo lavo con una pastilla de jabón", añade.

Junto a los momentos de soledad en la montaña, donde ha llegado a estar a 2.000 metros de altura, también nota el apoyo de las personas que se encuentra en su odisea y las que le siguen en internet (manuelcalderon.es), Facebook e Instagram (@caminodearborea). Este lunes por la mañana volvió a retomar su viaje desde Candanchú y al darse cuenta de que no llevaba agua entró en el Hotel Edelweiss. "Me he puesto a hablar con Amparo y Ángel, los dueños, y me han dicho que entrara y desayunara, que tenía que probar su bizcocho de jengibre y zanahoria", relata como muestra del apoyo que va recibiendo. Le han dado recuerdos para los chicos que llevan el refugio de Respomuso, donde terminará este martes su etapa. En cada una de ellas recorre unos 20 kilómetros, aunque hay días que supera esta media.

"Ves cómo el cuerpo tira del peso de la mochila y cómo la mente sigue hacia arriba en momentos en los que no puedes más"

Manuel asegura que sigue en forma. "Es tan bonito todo que incluso el esfuerzo es fantástico porque ves que el cuerpo te responde", reconoce. Disfruta de cada paso, porque "ves cómo el cuerpo tira del peso de la mochila y cómo la mente sigue hacia arriba en momentos en los que no puedes más", relata. De ahí que mientras habla y camina tiene tiempo para reflexiones sobre los tiempos en los que vivimos. "El ser humano tiene una fortaleza increíble. Lo malo es que nos estamos acostumbrando a las comodidades que ofrece la vida, el consumismo, y estamos perdiendo nuestras propias fuerzas, cada vez somos más torpes", razona. Pone como ejemplo los móviles, que hacen que  "no nos tengamos que preocupar de buscar en una enciclopedia" sino que lo tenemos "todo en la mano". Una excesiva facilidad para conseguir las cosas que cree va "en contra de la evolución humana". 

Su camino continuará por el GR-7 hacia el sur para terminar la vuelta siguiendo la Vía Augusta y la Vía de la Plata hasta Mérida. Le quedan todavía más de cuatro meses por delante hasta regresar a su pueblo, Villanueva de la Serena, al que calcula que llegará en diciembre. El año que viene tiene prevista una exposición de fotografía sobre su experiencia.

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