Heraldo del Campo

Vitivinicultura

Mucha historia y más futuro

Bodegas San Alejandro esta de celebración. Festeja el camino recorrido desde que en 1962 un grupo de intrépidos agricultores de Miedes decidieran unir esfuerzos y sembrar el embrión de la que hoy es la mayor bodega de la Denominación de Origen Calatayud. Seis décadas de trabajo y las que quedan por cumplir

Bodegas San Alejandro, en Miedes, cumple seis décadas de trabajo siendo la mayor bodega de la Denominación de Origen Calatayud.
Bodegas San Alejandro, en Miedes, cumple seis décadas de trabajo siendo la mayor bodega de la Denominación de Origen Calatayud.
Guillermo Mestre

Es una bodega moderna, que no ha dejado de invertir para adaptarse a las técnicas más innovadoras y sostenibles. Cuenta con un equipo joven y dinámico, que con innovación y muchos kilómetros ha llevado sus vinos hasta los mercados más exigentes, convirtiéndolos en los dueños de las ventas. Y se adelanta al futuro con una oferta cada vez más amplia, incluyendo caldos que pueden presumir de estar elaborados con las prácticas más respetuosas con el medio ambiente.

Pero, la bodega situada en la localidad zaragozana de Miedes e integrada en la Denominación de Origen Calatayud, tiene una larga historia. Sus raíces se hunden en 1962 cuando un pequeño grupo de agricultores decidió unir esfuerzos para conseguir rentabilidad, mayor seguridad y, sobre todo, más valor añadido en la venta de sus uvas.

Aquella cooperativa que se constituyó hace ahora 60 años tomó nombre de santo (como era habitual en aquella época), concretamente el de San Alejandro, cuyos restos se encuentran en el convento franciscano, del siglo XVII y de estilo mudéjar, situado en el municipio. Historia hay también en su logotipo, inspirado en el relicario venerado por la cofradía más antigua del pueblo, que se conserva en el altar de su iglesia de San Pedro, del siglo XIV. Y la hay además en las etiquetas con las que se comercializan sus vinos más emblemáticos, los Baltasar Gracián, en honor a uno de los escritores españoles más importantes del siglo XVII, el jesuita del mismo nombre, que nació en 1601 en Belmonte de Gracián, a tan solo ocho kilómetros de Miedes.

Largo ha sido el camino recorrido desde entonces y mucho lo que Bodegas San Alejandro tiene que celebrar ahora que sopla sus 60 velas, porque en su recorrido hasta la actualidad figuran hitos destacados. Sus éxitos iniciales la hicieron más grande y fueron muchos los agricultores que quisieron formar parte del proyecto, no solo procedentes de Miedes, sino también de sus municipios cercanos. Fue la primera bodega de la zona en disponer de una embotelladora, primer paso en firme para avanzar desde aquella pequeña cooperativa granelera que fue en sus inicios hasta convertirse en la actualidad en la mayor bodega (tanto en superficie de viñedo como en producción y venta de vino) de la Denominación de Origen conocida por su viñedo extremo.

Tener una larga historia a las espaldas significa tener que haber hecho frente a momentos delicados, a crisis económicas, o incluso -mucho más reciente- a escenarios sanitarios hasta ahora inimaginables como la pandemia de la covid-19. A todos ellos les ha plantado cara, explica su directora gerente, Yolanda Díaz, "con mucha cabeza y trabajo en equipo".

Bodegas San Alejandro conmemora este año sus seis décadas de historia. Y lo hace mirando al futuro, con una instalaciones ampliadas que le permitirán elaborar el vino por gravedad. Lo hace con una apuesta por los vinos ecológicos. Lo hace impulsando su decidida apuesta por el enoturismo. Y, sobre todo, lo hace mirando hacia los mercados exteriores, a los que se dirige el 85% de las más de 4 millones de botellas de caldos de alta calidad que elabora anualmente.

Su primer acto para celebrar los años transcurridos desde aquel 1962 en que se constituyó fue el pasado 12 de mayo, fecha en la que, coincidiendo con la tradicional fiesta de San Alejandro, la bodega reunió "en un emotivo encuentro" a las 185 familias que forman parte de la cooperativa, que emplea a 26 trabajadores. Habrá más actividades por tal efeméride, pero como señala su directora gerente, "se irán desvelando en su momento".

El viñedo ecológico de Bodegas San Alejandro ocupa actualemente 375 hectáreas.
El viñedo ecológico de Bodegas San Alejandro ocupa actualemente 375 hectáreas.
Bodegas San Alejandro

Aquellos primeros años de la década de los 60 eran tiempos inciertos y difíciles para el sector del vino. "O los viticultores se unían o no tenían manera de defender su producción, porque no se sabía cómo iba a evolucionar el sector. Se vendía sin ninguna seguridad, un año tras otro tenían la cosecha en el campo sin saber qué iba a pasar, sin tener la garantía de que alguien acudiera a comprarla o en qué condiciones lo haría", explica la directora gerente de Bodegas San Alejandro (BSA), Yolanda Díaz.

Así que eso es lo que decidieron hacer unos ocho agricultores de la pequeña localidad zaragozana de Miedes, que en 1962 fueron conscientes de que su futuro estaba en la colaboración.

Ese fue el gérmen de BSA, que en sus primeros años se centró en la venta de vinos a granel. Poco a poco y mediante el boca a boca a boca, los éxitos de la bodega se fueron conociendo en los municipios de la ribera del Perejiles y fueron muchos los agricultores que sintieron la necesidad de formar parte del proyecto.

Hubo otro salto cuantitativo, "hace unos 20 años", relata Díaz, y se produjo cuando decidió fusionarse con la cooperativa de Atea, que entonces no pasaba por sus mejores momentos, lo que supuso la entrada de sus socios y de su viñedo en Bodegas San Alejandro y con ello, los dominios de la cooperativa de Miedes se extendieron hasta el valle del Jiloca.

Para ganar la partida en el mercado no solo había que ser más grande, sino también ofrecer más calidad y lograr con ello mayor valor añadido. Para lograrlo la bodega tomó una decisión pionera en su época. Se decidió la instalación de una embotelladora, la primera planta de estas características que existía en la zona. "Se instaló en Miedes, pero hacía servicios también para otras bodegas de la comarca", añade Díaz.

Y aquella bodega que comenzó con la comercialización de sus vinos a granel se ha convertido ahora en una cooperativa que integra a 185 socios, que cuenta con más de 1.100 hectáreas de viñedo, que emplea a 26 trabajadores y produce unos 4 millones de toneladas de uva con las que elabora más de 4 millones de botellas anuales.

Es la bodega más grande de la Denominación de Origen Calatayud, en la que representa un tercio de la superficie total integrada en la marca de calidad, y supone el 60% de las ventas de la D. O., con la comercialización de toda su producción embotellada en más de 40 países de todo el mundo.

Vocación exportadora

Con un clara vocación exportadora Bodegas San Alejandro se lanzó pronto a la conquista del mercado, especialmente a aquellos países que están más allá de las fronteras españolas. Y han sido las ventas en el exterior, impulsadas por la reconocida calidad de sus vinos -fue la primera en Aragón en conseguir la máxima puntuación Parker hasta entonces conocida-, las que también han jalonado de éxitos la trayectoria de esta bodega.

"Elaboramos el vino más vendido en Noruega, estamos en el top 5 de las garnachas más comercializadas en Estados Unidos, somos la garnacha más popular en Japón y somos reconocidos elaboradores de esta variedad tanto en el ámbito nacional como en el internacional", desgrana su directora gerente.

Yolanda Díaz, directora gerente de Bodegas San Alejandro, en la zona de depósitos.
Yolanda Díaz, directora gerente de Bodegas San Alejandro, en la zona de depósitos.
Macipe

Por eso, y aunque están ya presentes en más de 40 países de todo el mundo -a los que viaja el 85% de su producción-, "la intención es siempre seguir abriendo mercados", destaca Díaz. Su foco está ahora puesto en Sudamérica y en algunos países escandinavos a los que aún no han llegado. "También estábamos trabajando en países del este y Rusia, pero ahora esos mercados están cayendo", matiza. Y aunque no olvidan la demanda nacional, la directora gerente de esta bodega reconoce que se trata de un mercado muy saturado y maduro. "Nuestro deseo es poder llegar a cualquier rincón del mundo", reitera.

Para continuar conquistando paladares internacionales, Bodegas San Alejandro ha apostado por la producción ecológica. Cultiva en esta modalidad el 34% de sus viñedos, o lo que es lo mismo, 375 hectáreas, con las que se han convertido actualmente "en la bodega con mayor extensión de viñedo ecológico", asegura su directora gerente.

Si los responsables de esta cooperativa se decidieron por este proyecto, que ya ha dado este año las primeras producciones, es porque en Bodegas San Alejandro están convencidos de que se trata de una herramienta más para defender sus productos. "Pensamos que cada vez más el mundo va a buscar la sostenibilidad, pagándolo o no eso ya no lo sabemos, pero podría llegar un momento en el que se haya establecido de tal manera el respeto al medioambiente que se va a imponer este tipo de producción y dado que trabajamos en muchos países extranjeros, algunos mucho más concienciados que el nuestro en este aspecto, no nos gustaría que un día nos dijeran que no quieren un vino si no es ecológico", señala Díaz. Reitera además la directora gerente que la conversión en ecológico cuesta tres años, como mínimo. "Y el mercado no espera todo ese tiempo, sino que busca una alternativa", añade.

Ese es un motivo. Pero también lo es que el patrimonio vinícola con el que cuenta esta bodega zaragozana "se conservaría mucho mejor y mucho más años con esta práctica", señala Díaz.

La sala de barricas cuenta con un espacio para la realización de catas.
La sala de barricas cuenta con un espacio para la realización de catas.
Bodegas San Alejandro

Modernas instalaciones

Para sus proyectos de futuro, Bodegas San Alejandro también ha realizado una "importante inversión" -prefiere no concretar la cifra- que se ha centrado en la ampliación de sus instalaciones, que ocupan actualmente 13.500 metros cuadrados. "Era una inversión pensada para 2020 pero que tuvimos que posponer para casi un año debido a la pandemia", explica la directora gerente.

Así, la zona en la que hasta ahora se disponían las barricas se ha convertido en una zona de elaboración de vinos ecológicos. Con este cambio la bodega tenía que buscar un nuevo emplazamiento para las barricas así que decidió adquirir un terreno anexo en el que instalar en la zona subterránea una nave para la crianza de vinos. Además y aprovechando la ergonomía del terreno, detalla, se ha construido en la parte superior una nueva zona de recepción de uvas que dota a la bodega de una mayor capacidad, que favorece la guarda del producto en condiciones de humedad y temperatura ideales de manera natural y, especialmente, permite trabajar la uva por gravedad.

"De esta manera la uva y el mosto se trata de una manera más delicada, con el menor intervencionismo posible, porque si hay por medio una bomba, puede calentar, puede romper pepitas y sacar tonos astringentes. Se trata de que el vino pase por las menos máquinas posibles para que se mantenga en las mejores condiciones", explica Díaz.

Nuevo espacio Underground para impulsar el enoturismo.
Nuevo espacio Underground para impulsar el enoturismo.
Bodegas San Alejandro

En el futuro al que se encamina Bodegas San Alejandro juega también papel fundamental su decidida apuesta por el enoturismo, una actividad que retomaron el pasado mes de marzo después de dos años de parón obligado por la covid-19. Para ello han creado una nueva zona, de nombre Underground que, como explican desde la bodega, "esconde muchas sorpresas". Además ha renovado completamente el circuito de las visitas y su formato.

Cabeza y equipo

No solo de éxitos está cuajada la historia de Bodegas San Alejandro. En el camino hasta ahora recorrido ha tenido que sortear no pocas crisis y momentos complicados. El último, una pandemia provocada por un virus desconocido que exigió duras restricciones sanitarias. "La covid-19 generó mucho miedo e incertidumbre, que, sin duda, cambio ritmos y estrategias. Temíamos lo peor", señala la gerente de la bodega. Reconoce, sin embargo, que las ventas "han ido bien" porque aunque había mercados que se cerraban, los había también que se abrían, nuevos clientes que empezaban a interesarse por el producto e incluso algunos en los que se duplicó la comercialización.

"Durante 2020 y 2021 tuvimos unas cifras muy parecidas a años anteriores", señala Díaz, que asegura que es en este 2022 cuando están notando más problemas, derivados de la falta de suministros y el encarecimiento de sus precios de las materias primas y la energía, agravado por la guerra de Ucrania. "Este año está siendo mucho más complicado".

Pese a todo, en Bodegas San Alejandro confían en las armas con las que siempre han hecho frente a las dificultades que le han surgido durante estas seis décadas y a las que plantado cara con "mucha cabeza y trabajo en equipo", señala Díaz. "Somos una bodega emprendedora y dinámica, capaz de adaptarse, reaccionar y reinventarse. Y con algo muy importante: tenemos pasión y talento humano natural y un lugar de naturaleza excepcional".

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