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Más de 5.000 familias celebran este año unas comuniones sin restricciones pero más caras

El sector hostelero espera recuperar unos niveles de actividad cercanos a los de la prepandemia. Las celebraciones suponen un gasto de entre 2.500 y 5.000 euros.

La familia Calvo Herrando, el día de la comunión de Carlota
La familia Calvo Herrando, el día de la comunión de Carlota
Heraldo

Este año comulgarán en Aragón algo más de 5.300 niños, una cifra superior a la de 2021, y lo podrán celebrar sin restricciones, aunque las familias tendrán que rascarse un poco más el bolsillo en la celebración que también vuelve a sus fechas habituales. El sector hostelero espera recuperar unos niveles de actividad cercanos a los de la prepandemia.

Las primeras comuniones suponen este 2022 para un hogar un desembolso de entre 2.500 y 5.000 euros, según un estudio de la Unión de Consumidores de Aragón. El vestuario, restaurante y reportaje fotográfico son las partidas que mayor gasto concentran. La subida de precios está provocando que se opte por celebraciones más reducidas, de entre 40 y 50 invitados. Desde Horeca estiman que el coste del banquete se ha encarecido en torno a un 4% por la situación actual «sin repercutir   toda la subida que se está sufriendo como consecuencia del sobrecoste de la energía y la alimentación», asegura Chema Lasheras, presidente de Horeca Restaurantes Zaragoza.

«El precio se intenta ajustar al máximo posible y aguantamos el tirón. Sí que se da el caso de algún producto concreto que se dispara, como puede ser el marisco fresco, y se da la opción al cliente de buscar una alternativa que encaje dentro del presupuesto que manejaba», explica Lasheras.

Las agendas de los negocios de restauración vuelven a estar llenas estos fines de semana entre bodas y primeras comuniones, aunque hay colegios que tradicionalmente suelen retrasarlas a octubre o noviembre. Ya hay reservas para 2023, como ocurría antes de la covid. «La celebraciones vienen a ser de entre 40 y 50 comensales, alguna se organiza un poco más grande. Cada vez es más común que familias de varios comulgantes amigos elijan el mismo sitio y compartan espectáculos y actividades de entretenimiento», señaló Lasheras. Recordó que durante la pandemia se hacían comuniones «con cuatro, seis y ocho personas sentadas a una mesa».

«Se vende con más alegría»

Durante los dos últimos años los trajes de comunión se han seguido vendiendo «aunque ahora con más alegría», destaca Ana Muñoz, propietaria de la boutique María Jesús de Zaragoza, y buena conocedora de este negocio tras 25 años como autónoma. «Volví a abrir la tienda el 4 de mayo de 2020 y se ha trabajado, aunque ahora se ve más ilusión. Suele ser una tradición que los abuelos regalen la ropa de ese día y estas semanas es cuando vuelven a acompañar a sus nietos para elegirlos y en las pruebas», comenta. Lo que sí ha repuntado es la compra de trajes para ceremonias «porque los festejos congregan a más gente». Aunque la mascarilla ya no es obligatoria en los interiores, Muñoz confirma que se siguen encargando como complemento.

Un alza en la demanda que confirma Marta Sánchez, diseñadora y socia de la marca aragonesa de ropa infantil Teté&Martina. «Hay muchísimo trabajo, incluso superior a antes de la pandemia, creo que porque hay muchas ganas de compartir momentos especiales y reencontrarnos», dice.

¿El número de comuniones también aumenta? Las seis diócesis de la Comunidad no tienen todavía datos de este 2022, aunque consideran que serán más que el año pasado, cuando se registraron unas 5.300. Entre 2020 y 2021 sí se produjo un incremento importante. Por ejemplo, en el caso de la Archidiócesis de Zaragoza pasaron de 2.896 en el año en que comenzó la pandemia a 4.000 el pasado. Con el fin de las restricciones vuelven a las fechas habituales, ya que durante la crisis sanitaria se adaptaban a las fechas que mejor le venía a cada familia.

El presupuesto más económico para una fiesta de unos 40 invitados (30 adultos y 10 niños), con todos los complementos, ronda entre los 2.430 y 2.445 euros, según el informe de la Unión de Consumidores. En la opción más cara, la factura se eleva a entre 4.500 y 5.030 euros. El restaurante se convierte en uno de los principales desembolsos, de 1.800 euros la alternativa más barata a 3.700 la más cara. El vestuario y los zapatos no se quedan atrás. En las niñas oscila entre los 230 y 780 euros, y en los niños de los 245 a los 450.

Ucaragón recomienda eliminar gastos superfluos y diseñar un presupuesto ajustado a las posibilidades económicas sin salirse de él. Reutilizar trajes, comprarlos en tiendas ‘outlet’ o comulgar con ropa de calle son otras alternativas.

"Lo mejor fue podernos juntar todos
después de dos años de pandemia"

Los marcalibros que Carlota Calvo, de 9 años, entregó a sus familiares el día de su primera comunión ayudaron a crear sonrisas porque se tradujeron en una donación a la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Aragón (Aspanoa). «La verdad es que fue una idea de Carlota, quería ayudar a una asociación en la que hubiera niños, buscamos y encontramos Aspanoa. Ella la eligió después de leer y ver en su página web el trabajo que hacen», explica su madre, María Herrando, orgullosa del gesto que dio un carácter solidario a la comunión de la que disfrutaron el pasado 9 de abril en la iglesia de San Pedro Mártir de Pinseque.

La celebración reunió a casi medio centenar de familiares y amigos y se convirtió en un momento especial porque «lo mejor fue podernos juntar todos después de dos años de pandemia, teníamos muchas ganas de recuperar este tipo de encuentros, estaban los tres bisabuelos de Carlota y fue muy especial, ella estuvo muy feliz».

María organizó una celebración «al uso» en la que la protagonista eligió el vestido que quiso combinar con unas alpargatas de cáñamo personalizadas con su nombre bordado. El cancán que da vuelo al vestido se lo prestaron. Es una práctica habitual reutilizar complementos como los cancanes, chaquetillas y adornos para el cabello, lo que ayuda a abaratar el coste del vestuario. «El Candy (mesa con chucherías) preferimos montarlo nosotros porque nos salió más barato, lo hicimos a nuestro gusto y también nos apetecía», cuenta María.

Estos días Carlota habrá vuelto a lucir el vestido de comunión durante la procesión que tiene lugar en las fiestas locales de Pinseque en honor de San Pedro Mártir de Verona.

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