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El bodeguero de Lanaja que no quiere parar de crecer

Fernando Mir, zaragozano en esta localidad de Los Monegros, empezó el sueño hace 10 años de hacer su propio vino. Ahora, va a ampliar su bodega.

Fernando Mir, en sus siete hectáreas de viñedos en Lanaja.
Fernando Mir, en sus siete hectáreas de viñedos en Lanaja.
El Vino del Desierto

Fernando Mir tuvo un sueño gracias a las ganas de su padre de hacer su propio vino. Se formó y no paró hasta conseguirlo y ahora, una vez que su proyecto de vida ha llegado tan lejos, todavía quiere seguir creciendo. Con la intención de dar a conocer una tradición vitivinícola antigua de Los Monegros, el zaragozano se instaló en Lanaja hace 10 años para crear El Vino del Desierto. Ahora produce unas 10.000 botellas al año, pero con la ampliación de su bodega espera llegar a las 20.000, aunque con la esencia del pequeño emprendedor, como el primer día.

"Mi vinculación con este mundo comenzó en el año 2011, pero de manera indirecta, ya que no vengo de familia agrícola. A mi padre se le ocurrió que, después de jubilarse, quería hacer su propio vino", relata Fernando Mir. Allí es cuando al zaragozano le entra el gusanillo por la viticultura. Después de estudiar Empresariales, Mir se formó con un Máster y un grado Superior de enología, y así es como nace, de una pequeña viña, el vino Cueva de Mir, que después se convirtió en De Cueva de Monegros y se terminó llamando El Vino del Desierto. Su bodega ofrece tres variedades: ‘Sed’, ‘Duna’ y ‘Árida’, la última en salir a la luz.

La aventura, o "proyecto de vida" como lo define Mir, comenzó con la idea de elaborar unas 5.000 botellas al año. "Empezamos con tan solo tres hectáreas de viñedo. Después, fuimos creciendo poco a poco, hasta llegar al día de hoy, con siete hectáreas de viñedos", explica el zaragozano. Y de ahí viene el motivo de la ampliación de la bodega. La actual se ha quedado pequeña y necesitan más espacio "para trabajar cómodamente y asentar el proyecto para, en un futuro, tener la posibilidad de contratar a más gente", dice. Mir es el único que está 100% en la producción. Le ayudan su padre y su pareja en ocasiones y contrata en campaña de vendimia.

Mir busca más comodidad para poder contratar trabajadores.

Las variedades del vino

El otro reto personal del zaragozano pasa por producir más variedades de su vino. Además de las tres ya mencionadas, Mir quiere producir otras tres. "‘Sed’ y ‘Duna’ siempre van a ser las que más produzcamos, porque son las referentes, con las que empezó todo. ‘Árida’ y las otras tres serán pequeñas producciones, más exclusivas, que le aportarán valor extra al proyecto ya que intentaré que sean variedades de uva que quizá sean más desconocidas en esta zona, de viñas viejas", asevera el viticultor, que quiere hacer "alguna cosa más especial y diferente".

Actualmente, en la bodega se producen unas 10.000 botellas al año. Casi 7.000 de ‘Sed’, 3.000 de ‘Duna’ y unas 500 de la última incorporación, ‘Árida’. Con este proyecto, el objetivo de Mir es llegar hasta las 20.000 botellas al año, pero "siempre sin perder el norte". La filosofía de la bodega está clara para él. "Más que lo que hay dentro de la botella, intentamos transmitir es un proyecto con alma, un pequeño viticultor que cuida sus viñas".

Enoturismo

El Vino del Desierto también promueve el enoturismo. En su página web, hay un apartado dedicado exclusivamente a que aquellos que lo deseen puedan conocer la bodega, con un paseo por los viñedos e incluso un curso de iniciación a la cata de vinos. Gracias a la ampliación, Fernando podría acoger a más gente. "Si la bodega fuera más grande, los clientes tendrían mayor comodidad y entonces podríamos ofrecerles un mejor servicio".

Quiere pasar de producir 10.000 botellas a 20.000.

La idea era que las reformas hubieran comenzado este mes de marzo, pero la situación económica ha retrasado los planes de expansión. "El proyecto de obra ya está terminado. Hemos empezado a pedir las licencias, que es algo que tarda mucho porque es muy burocrático, pero nos habría gustado empezar antes. Debido a los altos precios que hay ahora mismo -como el del hierro o el hormigón-, nos hemos planteado esperar a que pase el verano para ver si se estabiliza la situación económica". En su mente está comenzar las obras, como tarde, a finales de año, para que la nueva bodega esté disponible a inicios de 2023.

Estas trabas no impedirán a Mir continuar con su sueño. "Es un proyecto de vida que no queremos que se nos vaya de las manos. Echas la vista atrás y ves que todo el esfuerzo ha merecido la pena", indica. Y es que esta ampliación supone una gran inversión, pero sin duda merecerá la pena.

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