Aulas de español y alumnos ayudantes para la integración de niños ucranianos en Aragón

Este curso ya se ha escolarizado en la Comunidad a 4.600 chavales fuera de plazo, muchos de ellos inmigrantes. Los centros cuentan con experiencia, pero siempre es un reto.

Tatiana y sus hijos Artem y Mark se despiden de la profesora ucraniana tras una clase 'online'
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Toni Galán

Dania, de 7 años y su hermana Leona, de 5, dos hermanos ucranianos, vivirán mañana lunes su primer día en un colegio aragonés, el Alfonso I de Tauste. Cuando era pequeña, su madre, Alona Stapun, pasó cinco meses en esta localidad de las Cinco Villas con su familia de acogida, con la que ahora residen después de que sus ‘padres’ españoles acudieran a rescatarlos a la frontera. En el centro taustano están de sobra acostumbrados a recibir alumnos extranjeros que desconocen el idioma. Entre sus 485 niños hay 153 inmigrantes de 18 nacionalidades distintas. Estos hermanos van a encontrarse con dos compatriotas que seguro harán de traductores cuando haga falta.

"Cada curso acogemos a unos 30 niños que van llegando. El mayor hándicap va a ser el idioma, pero es una situación a la que solemos enfrentarnos. La diferencia va a ser el gran número de refugiados ucranianos que van a llegar en poco tiempo a toda la Comunidad", explica Raúl Betoré, director de la escuela de Tauste.

Los datos autonómicos refrendan esta opinión. En lo que va de curso, 4.600 alumnos se han sumado a las aulas en colegios e institutos fuera de plazo, según los datos facilitados por el Departamento de Educación. De ellos, 2.500 pertenecen a la provincia de Zaragoza, 1.200 a la de Huesca y 900 a la de Teruel. La llegada de inmigrantes, los cambios de residencia por motivos laborales (tanto entre comunidades y provincias o dentro del mismo territorio) o incluso la movilidad existente entre barrios de la capital aragonesa están detrás de esta situación.

En una incorporación exprés como esta, lo académico pasa a un segundo plano y los esfuerzos se centran en lo afectivo y en familiarizarles con palabras españolas. Cada uno se integrará en el curso que le toque por edad. Betoré especifica que el colegio cuenta con un aula de español que funciona dos horas y media los viernes, de la que se encarga la maestra de música. Asisten 16 niños que pronto serán 18. El curso pasado el horario era más amplio porque esta docente no tenía que desplazarse a dar clase a Pradilla. "Cuando empiezan a relacionarse con niños de su edad, aprenden el idioma enseguida, pero cada uno es un mundo. También depende de la implicación de los padres, si fuera de aquí les animan a hablar en español o no", dice el director. Admite que se precisan más recursos.

La parte emocional y psicológica la tienen cubierta con el equipo de orientación de Ejea de los Caballeros. La psicóloga está tres mañanas en el centro y la trabajadora social día y medio. Los futuros compañeros de 3º de infantil de Leona le han preparado dibujos de bienvenida. Los docentes han compartido en sus whatsapps recursos bilingües en español y ucraniano sobre los colores, la ropa, los utensilios de cocina, los meses del año y las partes del cuerpo, entre otros temas.

Se necesitan más recursos

En el instituto Villa de Ejea, en la capital de las Cinco Villas, el protocolo de integración contempla la figura de los alumnos ayudantes, chavales que tienen sensibilidad y tendencia a echar una mano a los demás. "Hay una tutora de acogida y en 1º de la ESO los propios estudiantes designan a los compañeros ayudantes que se convierten en los guías de los nuevos. Al curso siguiente reciben una formación y actúan también como mediadores de los conflictos que puedan surgir", cuenta Eva Bajén, directora del centro y presidenta de la Asociación de Directores y Directoras de Institutos de Educación Secundaria.

En el Villa de Ejea (sin incluir la FP superior), del medio millar de estudiantes hay 70 extranjeros procedentes de 14 países diferentes. Funciona el aula de español ocho horas semanales y asisten ahora unos diez adolescentes. "Hasta que no tienen un cierto nivel de español hay asignaturas a las que no pueden enfrentarse. En Matemáticas, por ejemplo, sí pueden trabajar, todo depende del nivel que tengan", asegura esta docente. Eva Bajén reclama al Departamento de Educación de la DGA que destine parte de los fondos europeos para la recuperación y la resiliencia a ampliar servicios como las aulas de español "que se van a necesitar más que nunca".

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