La odisea de los 41 niños de las familias aragonesas de acogida para huir de la guerra de Ucrania

Los menores que viajaban sin ningún pariente fueron retenidos en la frontera hasta que estuvo lista su documentación.

Olena con sus tres hijos en la frontera de Ucrania, antes de cruzar
Olena con sus tres hijos en la frontera de Ucrania, antes de cruzar
J. M.

Olena pasó los veranos y navidades en el hogar de Julio Murillo, tesorero de la Asociación de Asistencia a la Infancia de familias de acogida de niños ucranianos, desde que tenía 9 años y hasta que cumplió 18 y se enamoró. Ahora tiene 33 años y con tres de sus cinco hijos espera subirse hoy o mañana, cuanto antes, al autobús fletado por la organización aragonesa y el Grupo Sesé en el que viajarán 67 desplazados, entre ellos también parientes de los trabajadores ucranianos de la compañía logística.

Han pasado una auténtica odisea hasta que la mayoría de los menores que han salido solos del país pudieron cruzar la frontera de Polonia este jueves por la tarde tras 20 horas de espera. A última hora de este jueves cinco niños continuaban todavía en el lado ucraniano a la espera de que su documentación estuviese correcta, señalaron desde la Fundación Sesé, ya que requerían una invitación de la embajada ucraniana en España.

Después de una noche en vela hablando por Whatsapp y tramitar los papeles a contrarreloj durante la madrugada y toda la mañana del jueves, gran parte del grupo pudo reunirse por fin este jueves en Gliwice, una ciudad situada al sur de la capital polaca.

La mayoría proceden de Bila Tserkva, una ciudad situada a unos 80 kilómetros de Kiev y este viernes con algunos barrios devastados por los bombardeos. La entidad prepara ya, posiblemente para la semana que viene, el rescate de otros cuarenta menores de la zona. Está buscando patrocinador y si no lo consiguen lo financiarán de su bolsillo.

"Han sido días muy estresantes porque no esperábamos encontrarnos con esta dificultad. El miércoles por la tarde pudieron pasar la frontera sin problemas 15 personas, madres jóvenes con sus hijos y una abuela de 62 años, pero tuvieron que dejar allí a casi una veintena de niños que salían sin sus tutores legales", explicó Murillo con la esperanza de que el final feliz de esta primera etapa esté cerca. Faltaba aún la evacuación de los últimos cinco menores. Está tranquilo porque los otros dos chicos de su hija ucraniana, que padecen una enfermedad mental "posiblemente causada por el accidente nuclear de Chernóbil" y que residían en un colegio especial, se encuentran ya sanos y a salvo en Suecia, a donde fueron evacuados por el centro.

Olena, este jueves, ya en la ciudad polaca de Gliwice
Olena, este jueves, ya en la ciudad polaca de Gliwice
J. M.

Evitar el tráfico de menores

Hasta las dos de la madrugada del jueves permanecieron todos a un lado y otro de la frontera, protegidos en edificios cercanos. Cuando a esa hora ya estaba claro que no había solución posible hasta que amaneciera, los que permanecían en territorio invadido pernoctaron en un hostal y los que ya pisaban suelo polaco se trasladaron hasta Gliwice, donde pasaron este jueves la jornada.

Ante las múltiples salidas de niños solos y el temor al tráfico de menores, el Gobierno ucraniano decidió hace tres días que todos los huérfanos o privados de patria potestad que abandonen el país tienen que contar con la autorización del departamento de menores.

"A las siete de la mañana hemos empezado ya a hacer las primeras gestiones y a las tres de la tarde nos ha llegado el último documento. Ha sido agotador", resumió María José García, vicepresidenta de la Asociación Asistencia a la Infancia. Por la noche, volvieron los problemas. En medio del caos y el horror, rompió una lanza a favor de las responsables de menores de la región "que se han portado maravillosamente y han hecho todo lo posible para llegar a tiempo". Ya tenían contacto con estas dos funcionarias por la actividad de acogimiento temporal de la entidad y ellas "están también interesadas en que los niños estén lo mejor posible". Considera "lógico" que el Gobierno ucraniano tome todo tipo de precauciones para garantizar la máxima seguridad y protección de estos pequeños "muy vulnerables" y muchos de ellos en "riesgo de exclusión social".

García tuvo palabras de agradecimiento para Ulyana, la joven traductora de 22 años de la entidad y su contacto habitual con las autoridades ucranianas, "que se ha dejado la piel" y para el personal de la filial polaca de la compañía Sesé. Desde Zaragoza también se desplazó una empleada compatriota de la empresa que acompañará a la expedición hasta que lleguen a la Comunidad.

El autobús tiene previsto salir desde Varsovia con otras madres jóvenes con sus hijos que han llegado por su cuenta a la capital polaca y los parientes y allegados de los trabajadores ucranianos del Grupo Sesé. En su ruta pasarán a por los que están en Gliwice.

Una vez en Aragón el Ejecutivo autonómico y Accem, entidad que lleva a cabo la primera acogida, se encargarán de regularizar su situación y, si hace falta, facilitarles alojamiento. "Hemos trabajado codo a codo con las instituciones y Accem. Esto se tiene que hacer por los cauces oficiales", aseguró Agustín Abadía, presidente de la Asociación de Asistencia a la Infancia.

Antes que ellos llegarán a España 30 niños ucranianos enfermos de cáncer y sus familiares que serán trasladados este viernes por un avión A400M del Alal 31 de la Base de Zaragoza en un vuelo fletado por el Ministerio de Defensa que aterrizará en la Base de Torrejón de Ardoz. El operativo se ha organizado con la Sociedad Estatal de Hematología y Oncología.

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