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Del Actur a Polonia: "Mi madre vive en Ucrania. No quiere venir porque se está ocupando de los huérfanos"

El convoy de cinco furgonetas que ha salido de Zaragoza este jueves con ayuda humanitaria ha unido a desconocidos en un viaje de 5.000 kilómetros para traer refugiados de la invasión rusa.

Oksana Jantya, ucraniana que vive en Zaragoza y que viaja a Polonia a traer refugiados.
Oksana Jantya, ucraniana que vive en Zaragoza y que viaja a Polonia a traer refugiados, con Javier Rújula, jubilado con el que se turnará para conducir.
Toni Galán

Oksana Jantya tiene 43 años, es "mitad moldava, mitad ucraniana", y vive en Zaragoza. Casada con un español, está al frente del Bar Jantya del barrio del Actur. Desde que comenzó la invasión rusa de su país le ha rondado por la cabeza ayudar, pero no sabía cómo. Finalmente se decidió a alquilar una furgoneta e ir en busca de refugiados. Ha dejado a su marido a cargo del bar y se ha unido a un grupo de personas, algunos, perfectos desconocidos hasta hace unos días, con las que ahora comparte la ilusión de ayudar. Las redes sociales les unieron en su búsqueda de hacer algo frente al horror de la guerra. 

"Mi madre vive en Ucrania, al oeste del país, donde aún no han llegado los bombardeos. No quiere venir porque se están ocupando de huérfanos refugiados", ha contado este jueves, poco antes de iniciar el viaje que la llevará a Polonia, donde han quedado con varias familias ucranianas. Se ha sumado al convoy organizado por el empresario zaragozano Egoitz Aguirre, al que la solidaridad le impulsó a irse con un amigo y dos furgonetas a traer personas que huyeran de la guerra, y que finalmente ha reunido cinco vehículos. Él costea los gastos del alquiler y gasolina de los demás vehículos. 

El convoy solidario ha salido de la sede de AMG Trading en Miralbueno, la empresa del impulsor, en cuyo garaje se han afanado en llenar las furgonetas hasta el máximo de su capacidad. Viajan cargadas de productos de primera necesidad, ropa térmica y mantas. En ellas van otros dos empleados de la compañía, Mónica Chups y Erik Moreno, el más joven con 27 años, además de un amigo de este, César Rodríguez. Oksana no traerá a su familia, pero pondrá su granito de arena. "Como no quieren venir ni mi madre ni mis primos me siento impotente. Quiero ayudarles", dice.

Conductoras y traductoras

Por eso, se marcha con una sonrisa. "Me encontraron un segundo conductor", cuenta, sentada junto a  Javier Rújula, jubilado zaragozano que se sumó a la iniciativa solidaria en cuanto se enteró. Les quedan por delante más de 5.000 kilómetros entre la ida y la vuelta. "Con varias furgonetas es más fácil. Si vas en un convoy es mejor", afirma ella, desde el asiento del copiloto. A lo largo del camino se turnarán para conducir. Al llegar hará también de traductora porque afirma que la mayoría de las personas de su país solo habla ucraniano.

En otra de las furgonetas viaja otra compatriota del mismo nombre, Oksana Bereza, emprendedora y también en el doble papel de conductora e intérprete para las familias que traigan. Llevan una lista con 26 personas, entre las que hay 12 niños, cinco de ellos de solo unos meses.

Al volante estará también José Antonio Sierra, prejubilado de banca que conocía al empresario impulsor por sus años de trabajo y que animó a Javier, compañero del club ciclista BTT Zaragoza. "Lo que se ve en la televisión es una vergüenza", denuncia José Antonio. "Esto no es una guerra. Es una invasión", recalca Egoitz sobre el ataque ruso iniciado el pasado 24 de febrero, poco antes de ponerse al volante.

Goyo Lapiedra, otro de los jubilados que se ha animado a embarcarse en el viaje, reconoce que no tienen experiencia profesional al volante, como tampoco sus compañeros, pero mucha ilusión por llegar. Jesús Martín, el cuarto jubilado del grupo, músico que ha hecho kilómetros en las giras con la formación aragonesa Adebán, de la que es miembro, ha llegado hasta Francia. "Siempre hemos contribuido con causas perdidas", afirma sobre el carácter solidario del grupo de canción protesta con más de cuatro décadas de historia, a la hora de colaborar en iniciativas sociales. Eso les hizo ser reconocidos hijos predilectos de Zaragoza en 2019. Se animó nada más conocer la iniciativa de Egoitz, que es su vecino.

Su hija Laura Martín, del Bar Torre Vara de Miralbueno, se ha encargado del avituallamiento para el camino. Llevan bocadillos de tortilla y jamón. Han recogido también donaciones de los vecinos en el bar. Este jueves ha acudido con su madre a despedir a su padre y al resto del grupo. Está orgullosa de él pero no esconde su preocupación. "Hasta que vuelvan va a ser duro", dice su madre, que no está segura de cómo podrán comunicarse desde Polonia. "Te queda la duda de que no haya ningún peligro, que Putin no se vuelva loco y avance más", confiesa Laura, pero en la despedida solo hay caras de alegría y mucho ánimo pensando en las personas a las que van a ayudar.

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