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Enseñanza híbrida en la Universidad: "Lo virtual tiene sus ventajas, pero como complemento de la presencialidad"

Un estudio liderado por la Universidad de Zaragoza sobre este tipo de docencia, motivada por el coronavirus, revela las luces y sombras de lo 'online'

Alumnos de Periodismo en clase, en una imagen del pasado octubre en el campus San Francisco de la Universidad de Zaragoza.
Alumnos de Periodismo en clase, en una imagen del pasado octubre en el campus San Francisco de la Universidad de Zaragoza.
Guillermo Mestre

La Universidad de Zaragoza, al igual que otras instituciones universitarias españolas, combinó en el curso académico 2020/2021 las clases presenciales con la docencia virtual en un contexto de crisis sanitaria por la pandemia de la covid. Para muchos grados era la primera vez que se enfrentaban a esta enseñanza híbrida, tal y como recuerda Carlos Peñarrubia, investigador y profesor de Educación, que está al frente de un estudio sobre las consecuencias de este tipo de docencia liderado por Unizar y en el que han participado las universidades Rovira i Virgili (Tarragona), de Sevilla, de Jaén, la Pontificia Comillas o el CES Don Bosco (ambas en Madrid).

El proyecto, que lleva por título "Análisis de la utilidad, aplicabilidad y alcance de la metodología e-learning y recursos educativos digitales ante la situación producida por el covid-19: un estudio cualitativo en el ámbito universitario' y que cuenta con el apoyo de la Fundación Ibercaja, resalta que la virtualidad muestra fortalezas y debilidades en la docencia. "La principal ventaja es la posibilidad de utilizar los recursos tecnológicos sin necesidad de coincidir en el tiempo, es decir, de una manera asincrónica. Y como principales desventajas: la falta de contacto, la resolución de dudas y, sobre todo, la dificultad a la hora de percibir la cuantificación real de la carga de trabajo que se hace a través de las pantallas. Por ejemplo, un trabajo que podría estar previsto para media hora en el aula se les ha podido alargar a los alumnos varios días incluso", explica Peñarrubia.

Asimismo, y a pesar del "esfuerzo" que ha supuesto dotar a las aulas de equipos técnicos para la retransmisión en 'streaming', se han detectado "dificultades a nivel técnico" (sonido, calidad de la imagen, conectividad) y a la hora de atender "de igual modo" a los estudiantes que están en el aula como a aquellos que siguen la clase 'online'. "Tanto profesorado como estudiantes coincidimos en que hay una falta de formación específica para el uso de estos recursos tecnológicos. No sabemos optimizar toda la parte digital", ahonda el investigador de Unizar.

La recogida de datos para elaborar dicho estudio se llevó a cabo entre mayo y septiembre: a los estudiantes se les hizo llegar telemáticamente un cuestionario de preguntas abiertas y el profesorado participó por videoconferenica en grupos de discusión. Según las conclusiones del mismo, todos coincidieron en señalar la evaluación como el principal elemento de mejora, debiendo reflexionar sobre el modo en el que la docencia virtual afecta al rendimiento académico de los universitarios. "Este debe ser entendido no solo como el resultado reflejado en las calificaciones finales sino como el grado de adquisición de competencias, conocimientos y recursos que conformen el perfil profesional del futuro egresado", se recoge.

Relaciones sociales vs lo 'online'

A Carlos Peñarrubia le gustan más las clases presenciales; una opinión que coincide con la de quienes han participado en el estudio, que resaltan que la presencialidad, el contacto y las relaciones sociales entre los diferentes agentes (estudiantes entre sí y estudiantes con profesores) aportan beneficios que se pierde en la enseñanza virtual. "Lo 'online' viene muy bien como complemento para la resolución de dudas, avanzar tareas o profundizar sobre un aspecto. Pero, sin duda, ese contacto en el día a día es lo que más ganamos todos, tanto estudiantes como profesorado. Lo virtual tiene sus ventajas, pero como complemento de la presencialidad", sostiene.

Por su parte, la aragonesa Alba Clavero, estudiante de 4º del Doble Grado de Derecho y Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Zaragoza, reconoce que las clases 'online' le vienen bien porque aprovecha más el tiempo al vivir lejos del centro de Zaragoza y no tener que desplazarse hasta su facultad. Sin embargo, destaca que la docencia presencial es la "más óptima". "Te da una perspectiva de normalidad. El curso pasado, la Universidad supo adaptarse correctamente: en un contexto de pandemia, con tanta incertidumbre, solo ibas a clase con tu grupo de convivencia. Ahora, desde noviembre, son todo clases presenciales; es la mejor opción para todos", dice.

Más allá de las preferencias de universitarios y docentes, lo que es evidente es que las nuevas tecnologías han venido para quedarse en la docencia española. "Hay una apuesta fuerte por utilizar más estos recursos. Antes había falta de hábitos en el uso de las tecnologías y ahora la gran mayoría apostamos por utilizarlas como recurso complementario, estudiantes incluidos", concluye el profesor de Educación, que ha liderado el proyecto.

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