sociedad

Cuando las teclas del ordenador "son muy pequeñas y están todas desordenadas"

Las administraciones se esfuerzan en hacer cursos de ‘alfabetización digital’ para las personas mayores que no se manejan con un móvil o un ordenador y lo necesitan para pedir una cita médica o hacer una gestión bancaria­.

Una de las usuarias de las tablets del programa ‘Nos Gusta Hablar también online'.
Una de las usuarias de las tablets del programa ‘Nos Gusta Hablar también online'.
Daniel Marcos

Un poquito de vergüenza y, sobre todo, desamparo. Este es el crudo sentimiento que dice padecer Conchi Gracia cada vez que en su centro cívico o en la taquilla de algún teatro le dicen que tiene que hacer las reservas ‘online’. “Antes había ventanillas, con personas humanas, pero ahora todo pasa por los teléfonos, los ordenadores y otros cacharros”, se queja. Conchi se maneja “más o menos” con el móvil e incluso tiene una tablet, aunque la abandonó porque no se hacía con ella.

Su caso no es diferente del de miles de personas adultas que no se manejan en exceso en un mundo virtual que la pandemia ha azuzado. La mayoría dejan que sus hijos o nietos les echen una mano (y acaben haciendo toda la gestión), pero muchos -por orgullo y cabezonería- se lían la manta a la cabeza y se proponen aprender nociones básicas de informática.

“Tengo alumnos de 60, 70, 80 y hasta 90 años. Para ellos las nuevas tecnologías son un jarro de agua fría y lo primero que tienes que hacer es que les pierdan el miedo”, explica Miguel Pantaleón, propietario de una tiendas de informática especializada en personas mayores y que ofrece cursos en asociaciones de vecinos.

“La mayoría se sorprenden al ver la página de Wikipedia de su pueblo y les encanta el Google Earth porque pueden hacer un paseo virtual por caminos que conocen perfectamente o ver en sus municipios si tal o cual vecina ha repintado la fachada”, cuenta Pantaleón, al tiempo que explica que muchos usuarios de edad avanzada a los tres días de practicar con un ordenador “ya están usando cuentas de correo”. “El whatsapp también quieren saber cómo funciona”, lo que evidencia que una de sus mayores preocupaciones es la comunicación. No les interesa hacer tablas de Excell ni dibujar en Paint; lo que quieren es poder escribir un mensaje -por ejemplo- a su nieto que está en el extranjero.

En esta línea, el Ayuntamiento de Zaragoza inició hace meses un proyecto “para mejorar las capacidades cognitivas de las personas mayores, fomentar sus relaciones personales y vecinales, y combatir la brecha digital”, explican sobre lo que han dado en llamar ‘Nos gusta hablar también online'. A través de esta iniciativa, 36 personas mayores de Zaragoza, de entre 70 y 80 años, están aprendiendo a usar tablets (equipadas con aplicaciones de estimulación cognitiva), con la colaboración de la Universidad de Zaragoza y la coordinación de un equipo de psicólogas de la entidad gestora Atenzia. “El proyecto también sirve para prevenir situaciones de aislamiento en casos de soledad no deseada”, afirma la concejal delegada de Mayores, Paloma Espinosa, que explica que durante seis meses los participantes establecerán grupos de conversación ‘online’ dinamizados por las psicólogas, a imagen y semejanza de lo que se hace presencialmente en los centros municipales de convivencia de mayores. “Es una acción a pequeña escala, como prueba piloto, pero posteriormente se le espera dar un recorrido mayor”, explican desde el Consistorio.

A los mayores les encanta recorrer sus pueblos
de forma virtual con el Google Earth

En este proyecto colabora la investigadora del Grupo de Investigación y Comunicación Digital (Gicid) de la Universidad de Zaragoza, Carmen Marta Lazo, que se encuentra -además- entre el centenar de catedráticos y profesores de 33 universidades españolas han firmado un manifiesto (el título es "La educomunicación en España: Un reto urgente para la sociedad digital"), en el que instan a las administraciones a extender la alfabetización digital en todo nivel educativo porque “la alfabetización mediática sigue siendo una materia pendiente tras casi 50 años de democracia”.

Las políticas públicas tendrían que tender puentes e impulsar cómo adquirir competencias para saber acceder y manejar las distintas herramientas digitales, desde la e-administración pública, hasta aplicaciones que lea sirvan para distintos usos relacionados con servicios, relaciónales y para su tiempo de ocio”, explica la también catedrática de Periodismo de la Universidad de Zaragoza.

Sobre la brecha digital y la deshumanización al que arrojan las nuevas tecnologías a parte de la sociedad, la investigadora considera que “el mundo virtual es paralelo al mundo presencial y la pérdida de valores está aflorando en ambas dimensiones”. Es vital para que la sociedad progrese -añade- recuperar el pensamiento ético y responsable, lo que llamamos ‘humanismo digital’, teniendo en cuenta que lo importante en esta era no es tanto la tecnología como el uso que hacen de ella las personas”. Siguiendo este argumento, desde el grupo de Investigación GICID que dirige han bautizado como ‘TRIC’ a las Tecnologías de la Relación, la Información y la Comunicación, en las que el Factor Relacional pone el acento en “la importancia de los intercambios de recuperación del sentido humano y social”.

Una preocupación recurrente es cómo se puede acceder a las cuentas bancarias con seguridad

Uno de los propósitos principales de estos trabajos -que se llevan a cabo también en los telecentros de los barrios, en la Universidad Popular o en entidades como la Fundación Ozanam- es que los mayores se familiaricen con la administración electrónica porque "cada vez hay más trámites y gestiones que ya no se realizan en papel sino a través de los ordenadores".

“La informática es omnipresente pero las mayoría de las personas -a excepción acaso de la generación millennial- siguen siendo analógicas mentales”, dicen los expertos, que cuentan que otra de las prioridades de los mayores que quieren aprender a manejar ordenadores son las gestiones bancarias. “Ya apenas te atienden en las sucursales y hay que hacerlo todo a través del cajero o de internet. Eso también conlleva ciertos miedos y una pregunta muy recurrente es cómo pueden acceder a sus cuentas con seguridad. Les enseñamos a diferenciar las páginas oficiales de las falsas, porque muchos están al día de los fraudes y los casos de ‘phising’ que se dan en internet”, comenta Pantaleón.

La ciberseguridad es un tema espinoso e, incluso, hay muchos mayores a los que ‘la nube’ no sólo les suena a chino sino que también les parece algo más peligroso que la ‘deep web’. “Es normal que desconfíen, pero dudo que en Silicon Valley quieran robar los datos o las fotos de un jubilado de Aragón”, bromea el profesor, que cuenta también que las generaciones que ya peinan canas siempre han tenido una obsesión por la posesión física de fotos, películas o canciones, mientras que los más jóvenes prescinden de descargas y de colecciones de formato físicos porque “todo está en la web para echar mano de ello cuando haga falta”.

Una de las clases de informática para mayores con las que se trata de romper la brecha digital.
Una de las clases de informática para mayores con las que se trata de romper la brecha digital.
Heraldo

“A mí lo que más me cuesta es hacerme con el vocabulario, esto es, lenguaje informático. Cuando hablan de 'software' y cuando me dicen que le dé al 'enter' en lugar de ‘a la tecla grande’”, comenta Manuel Mazarrón, jubilado zaragozano, que comenzó viendo “las letras del teclado todas desordenadas”, pero que ya sabe perfectamente lo que es el ‘qwerty’. Él y otros compañeros tiene mucho interés en saber cómo pueden pasarse fotos del móvil al ordenador, precisamente “para no perderlas”.

La pandemia, que obligó a detener muchas de las clases de alfabetización digital, ha sido un problema enorme para muchos usuarios, pero también un acicate. “Algunos no han tenido más remedio que desarrollar destrezas por su cuenta, pero si es verdad que si en 2019 muchos participantes venían para pasar el rato, ahora, se forman con más conciencia”, cuentan los profesores. En este sentido, hay un antes y después de la pandemia y, también, de la necesidad de saber manejarse en la aplicación del Salud Informa, tanto por citas médicas como, en algunos casos, para conseguir el PIN y sacarse el pasaporte covid.

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