El Servicio Aragonés de Salud ha firmado, desde el 1 de noviembre hasta la fecha, 2.119 nuevos contratos, entre eventuales, guardias y sustituciones, de diferentes categorías profesionales en Atención Primaria y Especializada, para atender las necesidades asistenciales derivadas de la séptima oleada de la pandemia. Recupera así los contratos que no se renovaron en octubre, casi 2.000, la mayoría de personal de Enfermería, tras la bajada de la incidencia.

La consejera de Sanidad, Sira Repollés, ha contestado con estos datos a una pregunta planteada por la diputada de Ciudadanos, Susana Gaspar, relativa a la posibilidad de volver a contratar a personal sanitario para hacer frente a la "situación límite" que se vive en los centros de salud, donde se atiende el seguimiento y rastreo de contactos estrechos, la realización de pruebas PCR y test de antígenos, las campañas de vacunación contra la covid y la gripe así como las numerosas consultas, que han aumentado en esta época del año, con la multiplicación de procesos catarrales y virus respiratorios. Para Gaspar es preciso “rectificar y poner orden en el desaguisado que han montado” y, por ello, ha pedido “sentido común, actuar de manera inmediata y dar respuesta al colapso" de los centros de salud.

“Atención Primaria es el nivel asistencial que está asumiendo las riendas del pico epidémico y se han incorporado hasta el 3 de diciembre 18 enfermeras y 19 trabajadores sociales para rastreo y, para la campaña de vacunación, 64 profesionales de enfermería, que se acompañan con apoyos puntuales de contratación de otras categorías”, ha avanzado la consejera. “Estamos hablando de los contratos que finalizaron y que en este momento se han vuelto a recontratar, porque las necesidades así nos lo indican”, ha añadido: “Y como hemos dicho siempre contrataremos todo lo que sea necesario”. El Departamento de Sanidad, recuerda la consejera, “tiene abierta la oferta a Enfermería, hemos agotado la bolsa de empleo, incluso hemos acudido al Inaem, y todo para reforzar las capacidades del sistema sanitario público”.

Además, el 29 de septiembre se volvieron a incorporar los rastreadores militares, que se encargan de comunicar los resultados negativos de las pruebas diagnósticas, que realizan “unas 2.000 llamadas diarias”.