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Del confort de las aulas a las piedras del camino trashumante

Estudiantes y profesores de la Facultad de Veterinaria se unen a un grupo de pastores trashumantes para conocer desde dentro en qué consiste, el impacto de esta actividad, así como el sector ganadero extensivo.

Cada año, una treintena de alumnos conoce de primera mano la labor de los pastores.
Alba Solsona

Alrededor de una treintena de alumnos de quinto curso de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza participan en una especial actividad que poco tiene que ver con las clases magistrales habituales. Durante tres semanas en el mes de noviembre se unen a varios pastores turolenses para conocer de primera mano una de las dinámicas más ancestrales de la actividad ganadera: la trashumancia. Divididos en grupos y durante una semana, los estudiantes, acompañados de varios profesores, se integran y participan del modo de vida de los pastores durante estos días en los que llevan a sus 3.000 animales desde Guadalaviar hasta la localidad de Vilches, en la provincia de Jaén.

Isabel Martín es una de estas alumnas. Ella participa por primera vez en esta actividad de la que espera sea "una experiencia única en contacto con la naturaleza y los animales y forjar vínculos con mis compañeros, además de aprender a manejarme en algunas situaciones con pocos recursos", explica. Más veterana es Paula Cano, también alumna de la Facultad, que participa por segunda vez y además trabaja en la organización de la actividad. Para ella, que reconoce que le encantan las ovejas, es "una experiencia extraordinaria. Como estar en un mundo paralelo, desconectada de la realidad, sin tecnologías… con una paz y y una calma que ojalá pudiera tener siempre". En resumen, para ella, "la mejor experiencia vivida hasta el momento. Algo que hay que hacer una vez en la vida".

Marian Ramo, profesora asociada de la Facultad de Veterinaria, es la principal artífice de que comenzara esta actividad en 2012. Cuando Ramo, veterinaria de campo, se incorporó a la docencia, se propuso acercar esta actividad, desconocida para muchos, a los alumnos. No sin esfuerzo, ha logrado que esta experiencia sea un éxito. Este año incluso les acompañará una profesora brasileña que se encuentra haciendo una estancia en Zaragoza.

Los pastores trashumantes llevan 3.000 animales de Guadalaviar a Jaén.
Alba Solsona

Además de entre los estudiantes, se genera "una relación estrecha y de máximo respeto con los propios pastores, que se acuerdan de todos los alumnos que han estado con ellos a lo largo de los años, porque cada uno les ha dejado su huella". Y es que los alumnos se integran completamente y mantienen el máximo respeto por las costumbres y tradiciones de estos pastores: "No se come hasta que no llega el ganadero de mayor edad, no se sienta ninguno hasta que todos los pastores se sientan a una mesa, estamos con ellos en las hogueras de la noche, tenemos que trabajar con ellos en lo que sea necesario, como traer leña o montar los campamentos", ejemplifica Ramo. Pero, destaca Ramo, "sobre todo, queremos que aprendan a respetar a los pastores trashumantes, que entiendan que lo que los ganaderos llevan consigo es todo su patrimonio y que en una travesía así están muy expuestos a perderlo", afirma la profesora.

Como no puede ser de otra manera, la actividad tiene un componente académico. Durante estas semanas, los alumnos llevan a cabo estudios sobre alguna materia (este año tienen que analizar el comportamiento del ganado caprino). Incluso, cada año, uno de los participantes elabora su trabajo de fin de grado (TFG) acerca de algún aspecto relacionado con esta actividad. Asimismo, los alumnos desarrollan una amplia labor divulgativa de su experiencia a través de un blog en internet en el que escriben cada día, y en diversas redes sociales.