Heraldo del Campo

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Rurales (también) es femenino plural

El avance (especialmente laboral) en el medio rural va dando pasos firmes, pero todavía queda mucho camino por recorrer para que la decisión de las féminas de quedarse a vivir y trabajar en el pueblo no sea una senda llena de dificultades.

Vanesa Polo (Fadenur), Judith Prat (Famcp), Aracel i Sierra (Cooperativas Agroalimentarias de Aragón) y Lourdes Arruebo (Red Aragonesa de Desarrollo Rural) en una jornada sobre mujeres rurales.
Vanesa Polo (Fademur), Judith Prat (Famcp), Aracel i Sierra (Cooperativas Agroalimentarias de Aragón) y Lourdes Arruebo (Red Aragonesa de Desarrollo Rural) en una jornada sobre mujeres rurales.
DGA

En las dos últimas décadas se ha duplicado el número de expedientes de incorporación de jóvenes al sector agrario, liderado por mujeres, y prácticamente se ha multiplicado por tres la participación femenina en proyectos de modernización. Según los datos oficiales, en Aragón se contabilizan 10.238 mujeres titulares de una explotación agraria y hay 11.078 féminas declarantes de la PAC, mientras que 8.858 están afiliadas a la Seguridad Social agraria y 15.473 han firmado un contrato en el sector agrario. Pero, en términos relativos, todavía siguen representando únicamente el 25% de los efectivos agrarios de la Comunidad Autónoma, lo que explica también que sean muy pocas las mujeres que ocupan cargos en los órganos directivos de cooperativas, comunidades de regantes y otras organizaciones.

Las cifras lo dicen todo. Hablan de un aumento paulatino de la mujer en las actividades agroalimentarias de la Comunidad, donde cada vez juegan un papel más activo y profesional que poco tiene que ver con aquellos tiempos en los que su labor (que siempre ha sido imprescindible para el sector) era solo "una ayuda".

Pero también hablan de lo mucho que queda por hacer para romper una brecha que, en el medio rural, en general, y en el sector primario, en particular, tiene mucho que ver con el género.

Queda por hacer desde las instituciones, a las que corresponde allanar las dificultades que en muchas ocasiones terminan por hacer intransitable ese camino que lleva a la mujer rural a encontrar su hueco profesional, ya sea en el campo o en la granja o en cualquier otro sector productivo, en el pueblo que la vio nacer o al que quiere volver.

Pero queda por hacer también dentro del propio colectivo. Aunque se ha avanzado notablemente, todavía es necesario de que las mujeres dejen atrás lastres culturales, ganen en autoestima y se autoconvenzan de que pueden, de que el agrario es un trabajo masculinizado, pero no masculino, y de que tienen abiertas las puertas de los órganos de dirección de las organizaciones y asociaciones no solo del sector, sino de la vida social y política del medio rural. Pero para entrar en ellos hay que querer, y sobre todo quitarse de encima el ‘síndrome de la impostora’, ese que hace pensar que siempre habrá otra persona más preparada y cualificada para ocupar dicho cargo.

De todo ello han hablado las mujeres, especialmente en los últimos días y coincidiendo con la celebración el pasado 15 de octubre del Día Internacional de la Mujer Rural. Lo han hecho desde la Administración, detallando los pasos para avanzar en la igualdad, como desde el propio colectivo que vive, trabaja y defiende la vida en los pueblos, donde se pueden enumerar muchas ventajas, pero donde son numerosos los inconvenientes.

Miriam Salas ha creado su propia empresa en Alfamén (Zaragoza) dedicada a la producción de cosmética natural a partir de la almendra.
Miriam Salas ha creado su propia empresa en Alfamén (Zaragoza) dedicada a la producción de cosmética natural a partir de la almendra.
DGA

En el medio rural, en general, y en el sector primario, en particular, no abundan las oportunidades laborales para las mujeres. Por eso, cuando deciden quedarse en el municipio que las vio nacer se ven obligadas a tomar el camino del emprendimiento para trazar la senda de su propia trayectoria laboral. Para acompañarles en este viaje, la unidad de Igualdad del Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón ha puesto en marcha un nuevo espacio en una renovada y modernizada página web que acerca con una simple ojeada y a golpe de clic todos los apoyos y recursos destinados precisamente a facilitar la puesta en marcha sus empresas.

La iniciativa responde a una demanda de este colectivo. La página lleva funcionando varios años, pero los últimos estudios realizados desvelaron las muchas dificultades con las que se topaban las mujeres para localizar las posibles ayudas que tienen a su disposición cuando deciden emprender.

"Es un paso más de los muchos que se están dando en los últimos años para conseguir que la mujer tenga mayor presencia en el sector agrario", señala la responsable de la Unidad, Miriam Ferrer. Y aunque asegura que se va notando un aumento de féminas en el campo y en las granjas, reconoce que el avance mayor se ha dado en la actitud. "Son mucho más proactivas, ya no están dispuestas a estar en este mundo de una forma pasiva, simplemente como unas espectadoras o como una ayuda, ahora quieren participar", señala.

El escenario es muy diferente al de hace dos décadas, aunque ya no es extraño ver una mujer a los lomos de un tractor y mucho menos que sea la responsable y titular de una innovadora granja, no son pocos los motivos que continúan siendo un freno para que la presencia de las mujeres en el sector primario sea mayor. "El origen es cultural", señala Ferrer, que detalla que aunque históricamente las mujeres han sido el alma de las explotaciones, siempre han mantenido esa posición de "no, yo no trabajo, yo ayudo". Y eso, insiste la responsable de Igualdad, "es muy difícil de romper".

La "complicada" conciliación, "más en aquellos municipios en los que los servicios son muy justitos", o la falta de infraestructuras y servicios también terminan por conseguir que la mujer renuncie a sus aspiraciones laborales en el medio rural. "Con internet ha pasado, por ejemplo. Con la covid ha habido gente que decidió irse a trabajar al pueblo, pero si luego fallan las conexiones, al final terminan renunciando a esta opción", añade Ferrer.

Pero lo importante no solo es poder. Lo es también el querer. Y ese impulso es cada vez más evidente. "Lo que estamos viendo es que hay mucho orgullo de pertenencia al medio rural, que las mujeres se quedan en el pueblo porque quieren", explica Ferrer, no porque no tengan opción. "Eso explica la campaña que acabamos de poner en marcha, que enfoca su lema a explicar a las mujeres que si quieren echar raíces en el medio rural, es una decisión suya, pero si la han tomado, nosotros les vamos a dar los medios para que lo tengan más fácil", puntualiza.

No solo la Administración trabaja para cerrar esa brecha de género que tanto cuesta reducir. Lo hacen las asociaciones de mujeres rurales (muchas de ellas ligadas a organizaciones agrarias). Lo hacen desde la Federación de Municipios y Comarcas, desde las organizaciones cooperativas o desde los grupos Leader, una iniciativa europea con la que a través de grupos de acción local (asociaciones público-privadas de funcionamiento asambleario), se elaboran y ejecutan estrategias de desarrollo para dicho territorio aprovechando sus recursos.

Así lo explicaron en una mesa redonda organizada con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural, Vanesa Polo, representante en Aragón de Fademur; Judith Prat, técnico de la Famcp; Araceli Sierra, subdirectora de la cooperativa Cereales Teruel; y Lourdes Arruebo, presidenta de la Red Aragonesa de Desarrollo Rural.

"Es cierto que para que una persona se quede en el pueblo tiene que haber vivido, conocido o mamado el medio rural, porque tiene cosas fabulosas, pero también unos inviernos muy duros y mucha soledad", señala Prat, que reconoce que la pandemia ha llevado nuevos pobladores a los municipios más pequeños buscando tranquilidad y seguridad. "Pero más adelante y cuando esto pase, ya veremos", matiza.

La representante de la Federación de Municipios y Comarcas reconoce que hay un carencia de servicios -"y estoy hablando de infraestructuras, servicios, carreteras, colegios, centros de salud", enumera-, que complican la decisión de las mujeres que optan por quedarse en el pueblo.

De las palabras a los hechos

Desde luego que vivir y trabajar en el medio rural tiene que ser siempre una decisión personal, corrobora Sierra, que recuerda cómo intentaron desanimarla cuando decidió quedarse en el campo, animándola mejor a hacer Derecho o Medicina siguiendo los pasos de sus hermanas.

"Me quede porque quise y estoy orgullosa", asegura. Pero advierte que no basta con que a la mujer le guste el entorno o quiera quedarse en su municipio. Para ayudar a que el deseo sea realidad, lo que hay que hacer, explica Sierra, es arreglar las deficiencias estructurales que impiden que el medio no sea atractivo. "Por mucho que le guste el entorno y quiera quedarse en el pueblo, no le pidas a una mujer que para llevar a su hijo a la escuela tiene que hacer 100 kilómetros", señala la representante de Cooperativas Agroalimentarias, que apunta que hay que comenzar a ser consciente de que si las palabras no van acompañadas de hechos, "se va a perder mucho esfuerzo, económico y moral", incide.

Porque toda ayuda multiplica los resultados. Lo demuestran las cifras que expone Arruebo. En los programas Leader, en el momento en el que se estableció una apoyo prioritario para las iniciativas lideradas por mujeres se incrementaron sus iniciativas de manera exponencial. "El 39% de los proyectos aprobados a personas físicas son de mujeres, que además concentran el 35% de las ayudas", explica. Aún más, del empleo creado con la puesta en marcha de estas iniciativas, el 48% está ocupado por féminas y se sitúa en un 41% el empleo femenino consolidado.

La situación se complica cuando se habla de mujeres rurales en puestos de dirección. Pero, en este caso, Sierra aconseja hacer una reflexión como colectivo. "La mujer tiene que tener claro que no se le impide llegar a estos órganos, pero son ellas las que también tienen que dar el paso. Quizá tengamos que trabajar más en la autoestima", asegura.

Mucho tiene que ver en la escasa presencia de la mujer en la alta responsabilidad "todo ese imaginario colectivo y patriarcal" que relaciona estas tareas a lo masculino, señala Polo. Hay otros factores, añade la representante de Fademur, y entre ellos destaca que "el diseño de la organización de trabajo de esos órganos es muy masculino, con reuniones largas y a horarios complicados que hacen que las mujeres sientan que pierden mucho tiempo y tengan sentimiento de culpa por estar dejando de atender los cuidados".

Por eso, insisten todas ellas, es imprescindible "romper barreras", pero también ganar en confianza e incidir en la "corresponsabilidad de la familia" para que la organización de la casa y el ciudado de niños y mayores no sea "como siempre" en femenino.

Plataforma web para el emprendimiento femenino.
Plataforma web para el emprendimiento femenino.
IAM

Una red ante la poca población

Las nuevas tecnologías se ponen al servicio de las mujeres rurales para que su salto al emprendimiento disponga de una red. Es el objetivo de la plataforma digital y colaborativa puesta en marcha por el Instituto Aragonés de la Mujer para facilitar el contacto entre las mujeres emprendedoras en las zonas menos pobladas, generar sinergias entre sus proyectos y detectar las necesidades del colectivo.

Dicha red se articula a través de la web (https://red-iam-rural.org/), que incluye un mapa interactivo de Aragón en el que se reflejan todas las ideas de negocio puestas en marcha por mujeres en el medio rural. Está preparada además para que pueda contener encuentros entre usuarias, que en un principio serán virtuales, pero que irán dejando paso a la presencialidad en el momento en el que termine la pandemia. En ella habrá además acciones formativas diseñadas en función de las demandas del colectivo.

"Es un espacio colectivo y cooperativo, con vocación de ser dinámico y ajustable a las necesidades, para que construyamos entre todas un espacio de comodidad y utilidad", explica la directora del IAM, María Goikoetxea.

Con esta iniciativa se pretende "cuidar a las mujeres que integren esta red y hacer que se sientan parte de algo mayor, que se sientan apoyadas, escuchadas, comprendidas, acompañadas en su iniciativa como emprendedoras en el medio rural", destaca el IAM, que añade que la plataforma quiere fomentar la autoeficacia (confianza en las propias capacidades) de las participantes, haciéndolas conscientes de sus propios logros y de su capacidad de ayudar a otras personas en situaciones y condiciones similares.

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