Varias familias de Caspe se niegan a que les hagan PCR a sus hijos pese a ser contactos de un positivo

El incremento de casos en Caspe tiene su principal foco en el colegio Alejo Lorén. Allí ya han salido más de 15 alumnos contagiados, además de algún miembro del profesorado. La inquietud entre la comunidad educativa de esta localidad es evidente, y más después de que haya habido padres que se han negado a que a su hijos les realizaran las pruebas diagnósticas del coronavirus. Esto ha provocado que algunas familias hayan trasladado a Educación y a Salud Pública su preocupación y que el colegio haya enviado circulares recordando los protocolos y recomendaciones sanitarias.

En el centro de salud de la localidad conocen esta circunstancia, ya que ellos son los encargados de hacer el rastreo de los casos. Cuando sale un positivo en un aula de Infantil -donde los niños no llevan mascarilla-, se considera contacto a todos sus compañeros y el aula queda clausurada. Fue lo que ocurrió antes del puente del Pilar en una clase de 2º de Infantil, poco después del inicio de curso. Las rastreadoras del centro se pusieron en contacto con todas las familias y se encontraron con que alguna no accedió a que se le hiciera una PCR a sus hijos.

En algunos casos fueron familias que se autodefinen como negacionistas, según confirman tanto desde la comunidad educativa como desde el centro de salud. “Han estado haciendo alarde de negacionismo durante toda la pandemia, nos dicen que nos están engañando con la pandemia y no cumplen con las normas sanitarias”, explica una madre afectada, que prefiere permanecer en el anonimato. De hecho, denuncia que estos padres “han estado llevando a sus hijos al parque cuando deberían estar en cuarentena”.

En esa aula en concreto, los niños volvieron a clase, pero al poco de regresar salió otro positivo. Se citó de nuevo a los compañeros en el centro de salud y salieron cinco casos más. En esta segunda ocasión, “hubo más familias que se sumaron al carro de los negacionistas”, señala Nima Peyman-Fard. “Vieron que salieron del aislamiento el mismo día los que se hicieron PCR y los que no, así que decidieron no llevarlos otra vez”, señala el coordinador.

Las familias afectadas denuncian que esto supone un riesgo por dos motivos. Primero porque si dieran positivo, tendrían que estar en cuarentena desde el día que se detectara el contagio, y no solo desde el último contacto con el compañero que originó el brote en el aula; y, además, porque esos niños que no son diagnosticados tienen hermanos que sí pueden ir al colegio sin guardar cuarentena, por lo que en caso de ser positivo pueden propagar el virus.

La madre afectada citada anteriormente está sufriendo las consecuencias. Según cree, el virus entró en su casa por uno de sus dos hijos: uno va al aula de infantil clausurada y el otro, a una clase en la que hay hermanos de niños a los que no se ha hecho la PCR pese a ser contacto. Al final se ha contagiado toda la familia, los padres incluidos -pese a estar vacunados-. “Habría que darle una vuelta al reglamento”, opina.

En el centro de salud señalan que no pueden “obligar a nadie” a hacerse una PCR. El coordinador del centro de salud dice que este movimiento negacionista “es residual” en Caspe, aunque resulta “bastante ruidoso” en la calle y en los grupos de Whatsapp colectivos. El colegio tampoco tiene capacidad de maniobra para obligar a que los alumnos se hagan la prueba, aunque -ante el revuelo que se ha levantado- han mandado una circular a las familias recordando los protocolos sanitarios que hay que seguir en estos casos. Piden que no se lleve al colegio al alumnado con síntomas e instan a cumplir las cuarentenas y a hacerse las PCR en el caso de ser considerados contactos estrechos.

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