A la caza de las iglesias más solicitadas para el 'sí, quiero' en Aragón

Plaza ante el templo o connotaciones sentimentales condicionan la elección de los novios para casarse en Zaragoza, Huesca y Teruel. Ahora, con las restricciones de aforo, se busca espacios con mayor capacidad.

Carlos y Mamen, a las puertas de la Basílica de Santa Engracia de Zaragoza este sábado.
Carlos y Mamen, a las puertas de la Basílica de Santa Engracia de Zaragoza este sábado.
Oliver Duch

"Preparaos que salen", decía una invitada a las puertas de Santa Engracia, en Zaragoza, este sábado. Los pétalos y el confeti que llevaban los congregados en la mano terminaron sobre Carlos Muñoz y Mamen Palos como un tornado de alegría. Ellos fueron una de las parejas que contrajeron matrimonio este fin de semana en Aragón.

Desde hace varias semanas se ven más invitados que caminan raudos y veloces -a veces pese a los 12 centímetros de tacón- o coches engalanados con paniculata en las manillas de las puertas. Tras un importante parón, esas escenas nupciales han regresado a la vida de las ciudades y pueblos

Ante el altar de Santa Engracia se solían prometer amor eterno unas 35 parejas al año antes de la pandemia, sin embargo, como era previsible, el año pasado descendió ese número, aunque no mucho en comparación con otras iglesias. En la agenda de esta parroquia para 2021 tienen previstas más de 50 bodas. La reprogramación de las canceladas el año pasado y su amplia capacidad, algo muy demandado en la actualidad por el aforo al 50%, son factores que han hecho que se incremente su demanda.

"Durante los meses más duros he celebrado bodas con 14, 20 o 30 personas"

"Nunca había leído tanto el BOE", ríe Santiago Aparicio, párroco de Santa Engracia, quien agradece el respaldo del Arzobispado en la transmisión de las medidas que surgían. "Durante los meses más duros he celebrado bodas con 14, 20 o 30 personas, sobre todo, el año pasado. Ni punto de comparación con las de más de 200 invitados de antes", señala Sergio Blanco, párroco de San Felipe, que sitúa la media de asistentes en la actualidad en torno a 80.

En la capital aragonesa estas son algunas de las iglesias más demandadas junto San Carlos Borromeo, Santa Isabel de Portugal –vulgo San Cayetano-, San Miguel de los Navarros, la Seo, el Pilar o Santiago el Mayor, entre otras. En Huesca triunfan San Pedro el Viejo, San Lorenzo, la Catedral y la ermita de Nuestra Señora de Salas. Mientras que en Teruel, son San Pedro, la Catedral, los Franciscanos y Santa Emerenciana. A estas, tal y como mencionan desde las diócesis, también se suman templos de los pueblos donde los novios acuden impulsados por sus raíces.

"Buscan la estética y que sean de un tamaño medio para que no queden huecos en los bancos"

Una peculiaridad que comparten todas ellas es que frente a su fachada hay una plaza, algo por lo que se decantan los novios para que su llegada sea más solemne y para facilitar el reportaje fotográfico. "Buscan la estética y que sean de un tamaño medio para que no queden muchos huecos en los bancos", señalan los párrocos. Sin embargo, los motivos sentimentales también influyen a la hora de elegir. "A los Franciscanos vienen muchas parejas porque sus padres ya se casaron aquí", apunta el padre Rafael Colomer desde la capital turolense.

Los párrocos coinciden en que la predilección en los últimos meses han sido las mañanas, en parte por las medidas impuestas: los novios se han adaptado las restricciones a las que estaba sujeta la hostelería y al toque de queda. "Aunque alguna pareja ya se anima a casarse por la tarde", aporta Blanco desde San Felipe. De esta forma, en las agendas de las parroquias aparecen apuntadas celebraciones en viernes por la tarde y sábado por la mañana y por la tarde.

Algunas de ellas tienen fechas pedidas para 2022, e incluso para 2023. Sea en un año u otro, la mayoría de las citas nupciales se concentran en julio y septiembre, en especial en Teruel. "Hay novios que buscan la fecha con mucho tiempo y otros que la organizan con menos porque las retrasaron el año pasado, incluso antes del decreto del estado de alarma. No obstante, ha habido gente que no llevaba idea de casarse y en cuestión de dos meses ha planificado la boda", explica Aparicio.

En la diócesis de Zaragoza, por ejemplo, en 2019 se oficiaron 741 bodas, muchas más de los matrimonios que se casaron en 2020, año marcado por la pandemia de coronavirus, cuando fueron 226. Esta tendencia a la baja se extendió también a los bautizos (pasaron de 3.475 a 1.514), de las primeras comuniones (de 4.540 a 2.896) y de confirmaciones (de 2.329 a 1.225).

"Los que se han casado eran parejas que, con más o con menos gente, tenían decidido que se iban a casar"

"Los que se han casado eran parejas que, con más o con menos gente, tenían decidido que se iban a casar, ya fuera por creencia o por necesidad de que se tenían que mudar", barajan. Esto repercute en los cursos prematrimoniales, sobre los que Santiago Aparicio pone el acento y que los novios están valorando: "Se preparan con más intensidad que antes". 

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