El secreto mejor guardado de la Casa de Alba

Belén Corsini se casó el sábado con Carlos Fitz-James, pero la imagen del vestido de la novia se hizo de rogar.

Carlos Fitz-James y Belén Corsini, con su vestido de corte imperio
Carlos Fitz-James y Belén Corsini, con su vestido de corte imperio
Alejandra Ortiz

"Elegancia, clase, sutileza y sencillez son las cuatro palabras que mejor definen a una novia que no vamos a olvidar jamás". Así describe Cristina Martínez-Pardo, alma de la prestigiosa firma de novias Navascués, a Belén Corsini, que el pasado sábado contrajo matrimonio con Carlos Fitz-James Stuart, conde de Osorno e hijo menor del duque de Alba, en una de las bodas más relevantes del año. Navascués es uno de los talleres de novias más célebres de Madrid y el vestido ha sido el secreto mejor guardado por la novia y por su entorno.

No se desveló ninguna imagen hasta el domingo a última hora. Y teniendo en cuenta lo rápido que se filtran las fotografías de los eventos por las redes sociales, es algo que destacar.

Tal y como se esperaba, fue un traje clásico y en línea con el espíritu de la firma. "Un vestido tiene que emocionar a quien lo lleva", es la filosofía de Martínez-Pardo y su equipo de diseño. El secreto mejor guardado de la Casa de Alba era un vestido de corte imperio con escote en ‘V’, realizado en ‘georgette’ pesante de seda natural con doble falda y enagua en satín con remate bordado y mangas de una pieza abullonadas. La cola era independiente, confeccionada en tul plumeti bordado sobre gazar, y el velo, de tul plumeti con aderezo de una joya de familia.

Como no podía ser de otra forma, Corsini, de 32 años, fue la protagonista de la jornada, un enlace que tuvo lugar al aire libre, en los jardines del madrileño Palacio de Liria ante apenas dos centenares de invitados. En las fotos facilitadas por la Casa de Alba los novios (él luciendo el uniforme de maestrante por su pertenencia a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla), también aparecen en compañía de las hermanas de la novia, María y Mónica, hasta ahora desconocidas para el gran público. María trabaja en el Grupo Volkswagen y Mónica, en Credit Suisse en su departamento de banca privada.

Hace más de un año que, debido a la pandemia, no se producía ninguna boda aristocrática. El sábado, por fin, hubo una en el Palacio de Liria de Madrid. Las restricciones de seguridad para evitar los contagios de la covid hicieron que se quedaran lejos de los 300 acompañantes que hubo en la boda de su hermano Fernando con Sofía Palazuelo, duques de Huéscar, a la que incluso acudió la reina Sofía y que se celebró en la capilla del mismo palacio.

Cayetano Martínez de Irujo, por enfermedad, no pudo asistir. Uno de los más esperados fue Alfonso Díez, el último marido de Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba. Aunque a este funcionario del Estado le costó lograr la aceptación de los hijos de su pareja, parece que el tiempo le dio la razón y consiguió hacerse un hueco en la familia. Entró directamente con su vehículo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión