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Los 125 años de la primera proyección de cine en Zaragoza

Este mes se cumple el aniversario de la primera “exhibición del kinetógrafo” en la ciudad. Hubo que instalar luz eléctrica en el Teatro Principal y acondicionar el escenario para ver, por primera vez, "cuadros en movimiento".

Montaje con algunas de las primeras referencias al cine en Aragón.
Montaje con algunas de las primeras referencias al cine en Aragón.
Heraldo

Ir al cine a día de hoy no es un acto excesivamente fabuloso. La cosa cambia se se viaja en el túnel del tiempo hasta el domingo 28 de junio de 1896, fecha en la que la historia del ocio y la cultura de Zaragoza cambiaría para siempre. Se estrenó entonces un invento que ya había maravillado en Madrid y que comenzó su periplo por las provincias. Se trataba del kinetógrafo, “una máquina de 900 clises exhibidos en un minuto, lo cual impide toda solución de continuidad y hace posible la fotografía animada”, se lee en la nota de HERALDO, que había sido fundado apenas nueve meses antes.

La exhibición del kinetógrafo, directo antecedente del cine, se hizo en el Teatro Principal, que hubo de ser acondicionado para tal evento y, de hecho, se lee en la misma nota de prensa que hubo que llevar la luz eléctrica a la sala, colocar butacas en el escenario y habilitar los palcos. Aunque entonces pocos podrían pensar en qué industria derivaría años después de aquel monstruoso aparato, la novedad que supuso y la excitación de los primeros espectadores se deja entrever en las líneas del redactor que escribió aquella ‘previa’, puesta en página junto a las noticias de lo que sucedía en Cuba o de las carreras de velocípedos.

"Mañana domingo se inaugurará en el Teatro Principal la exhibición del Kinetógrafo o cuadros de fotografías animadas, espectáculo que ha llamado extraordinariamente la atención en Madrid. Seguramente en Zaragoza ocurrirá lo propio porque verdaderamente es cosa notable por todos conceptos y digno de verse”, puede leerse en la crónica de 1896, que anuncia cuatro exhibiciones diarias a “precios económicos”.

Zootropos y otras máquinas de ilusiones ópticas previas al kinetógrafo.
Zootropos y otras máquinas de ilusiones ópticas previas al kinetógrafo.
Heraldo

“Por este invento -continúa- se consigue reproducir minuciosamente toda clase de objetos, panoramas, ferrocarriles, etc., utilizando una máquina de 900 clisés exhibidos en un minuto, lo cual impide toda solución de continuidad y hace posible la fotografía animada. Todas las noches se verificarán cuatro exhibiciones, a las ocho, nueve, diez y once con precios económicos. El teatro ha sido habilitado al efecto, habiéndose instalado luz eléctrica, y se han colocado butacas en el escenario haciéndose otras refirmas para la habilitación de palcos, etc. El teatro se halla en condiciones de comodidad y frescura, y el lugar que ocupaba la orquesta será convertido en jardín. El espectáculo promete".

Y tanto que prometía. El olfato periodístico no falló al redactor, que fuera probablemente el mismo que una semana después informó en la portada del HERALDO de 2 de julio sobre la “segunda exhibición del aparato Kinetógrafo”. En esta otra reseña se señala ya, incluso, el programa de “cuadros en movimiento” que pudo disfrutarse: 'El boulevard de la Magdalena de París', 'Un cruce de trenes', 'Un paseo de Niza' y 'Una escena cómica' que, se decía, “son de mucho efecto”. “También fueron muy aplaudidas algunas de las proyecciones fijas”, añadía la nota. En la misma pieza se lee que la sala está “iluminada por grandes focos de luz eléctrica” y que “en el lugar que ocupa la orquesta hay un bellísimo jardín adornado artísticamente por el conocido horticultor Mariano Cambra”. Igualmente “un sexto dirigido por el señor Malumbres ameniza los intermedios” y “el público sale complacido”.

Parece ser que el éxito de las proyecciones fue instantáneo y el invento (vaya, algunas máquinas similares) se propagó rápido por la ciudad. De hecho, siguiendo su huella en la hemeroteca del HERALDO, se encuentra otra nota de un año después (12 de octubre de 1897) que pone sobre la pista de la existencia de otro local de exhibiciones de fotografía animada: “el cinematógrafo Preciado, con sistema Lumiére reformado”. Ubicado en la calle de Espoz y Mina nº 2, este nuevo cinematógrafo es “la última invención de la ciencia” y tiene la singularidad de que “está manejado por un artista de la valía del Sr. Preciado y consigue efectos que en otro caso se perderían”. Las entradas costaban 25 céntimos y había “vistas” todos los días de las seis a las once de la noche.

Rodaje de 'Salida de misa de 12 del Pilar 'en Zaragoza del pionero del cine español, el zaragozano Eduardo Jimeno Correas el 5 de noviembre de 1899
Rodaje de 'Salida de misa de 12 del Pilar 'en Zaragoza del pionero del cine español, el zaragozano Eduardo Jimeno Correas el 5 de noviembre de 1899
Archivo Heraldo

En los meses siguientes la fiebre continuó creciendo -hasta siete cinematógrafos se cuentan en la ciudad en 1897- y las máquinas se fueron perfeccionando. De hecho, la siguiente que aparece documentada es la admirada Wargraph, con la que se proyectaron primigenias películas en las fiestas del Pilar de 1898. “Seguramente que todo Zaragoza ha desfilado por el teatro para aplaudir la gran atracción de las fiestas (...) Este perfeccionado cinematógrafo es de los espectáculos que se ven con gusto el mayor número de veces posible", se lee en el HERALDO de aquel año.

El escritor y periodista, Juan Domínguez Lasierra, gran conocedor de la historia costumbrista zaragozana, explica que durante los primeros años del siglo XX proliferaron pabellones y barracones provisionales que proyectaban películas, especialmente en las fechas feriales, como el Pilar y Pascua. Destaca el que se ubicó en 1903 en el paseo de Pamplona o los que se colocaron en los terrenos que ocupó el palacio de Zaporta (la Casa de la Infanta) en la calle de San Jorge.

Son, no obstante, los profesores Amparo Martínez Herranz y Agustín Sánchez Vidal los que más tiempo y desvelos han dedicado en el estudio del desembarco del cine en Zaragoza y sus alrededores. Hacen mención a Eduardo Jimeno Correas, uno de los pioneros de la exhibición e incluso el rodaje en España, y a todas las novedades que trajo consigo el fotógrafo Ignacio Coyne, a quien podría considerarse en el origen de las primeras productoras zaragozanas en torno a 1913.

Sánchez Vidal analiza en su libro ‘Los Jimeno y los orígenes del cine en Zaragoza’ cómo la eclosión del cine no fue algo aislado sino que hacía tiempo que en la ciudad se experimentaba con dioramas, linternas mágicas y autómatas. También investiga la presencia en un local del Coso de un kinetófono en octubre de 1895 y de un kinetoscopio, derivado de una patente de Edison, que servía para ver fotografías animadas. No obstante, ambos ingenios no servían para ver las fotos proyectadas y solo eran de uso individual, por lo que volvemos a la sesión del Principal del 28 de junio de 1896 para situar el origen de las proyecciones ante un colectivo de espectadores.

El 'Viaje a la luna' de Georges Melies, en una reciente exposición en Caixaforum.
El 'Viaje a la luna' de Georges Melies, en una reciente exposición en Caixaforum.
Heraldo

Harina de otro costal es el tema de la filmación de ‘Salida de misa de doce’, que durante mucho tiempo se tuvo como la primera película del cine español. Tras varios estudios y dataciones, se concluye que el rodaje de esta cinta no pudo hacerse antes de 1899, lo que generó controversia mediática y política hace ahora dos décadas, cuando en 1996 se quería celebrar un centenario del cine patrio que no fue tan redondo. La ‘Salida de misa’, grabada por Eduardo Jimeno Correas y que tuvo una secuela días después llamada ‘Saludos’, no sería tampoco la primera filmación zaragozana pues ya antes se había rodado una cinta titulada ‘Una fiesta en Zaragoza’ y, anteriormente, en marzo de 1897, un desfile del Regimiento de Castillejos. 

Según el catedrático Sánchez Vidal, habría que esperar hasta diciembre de 1899 para asistir a la creación del primer recinto que ofrecería proyecciones cinematográficas de modo continuo y este se lo debemos al empresario Faustino Burgos. Su Salón Variedades estaba en el paseo de la Independencia y, eso sí, aunque se considera el primer cine de la ciudad, alternaba las cintas con otras atracciones de ilusionistas, cantantes, bailarines… Una última curiosidad: la cinta ‘Viaje a la luna’ de Georges Melies pudo verse en Zaragoza en octubre de 1902, poco después de su rodaje, en uno de los citados pabellones ambulantes que llevaba por nombre el sugerente ‘Palacio Luminoso’.

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