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Un año de guerra contra la covid: "Al principio algunos tratamientos eran más perjudiciales que beneficiosos"

Hace un año, los hospitales empezaron a recibir los primeros casos de coronavirus. Así recuerda esos días Juan Jiménez-Muro, jefe de Medicina Interna del Provincial, donde falleció el primer contagiado.

Juan Jiménez-Muro, jefe de Medicina Interna del Hospital Provincial de Zaragoza.
Juan Jiménez-Muro, jefe de Medicina Interna del Hospital Provincial de Zaragoza.
Oliver Duch

Hace un año por estas fechas empezaron a entrar en los hospitales aragoneses los primeros casos de coronavirus. Miedo, incertidumbre, dudas… La información escaseaba y, aunque ya había protocolos, el personal sanitario se enfrentaba a algo casi desconocido. Un año después, los profesionales trabajan con la dosis de tranquilidad que da la experiencia, pero con la inquietud que genera una pandemia que sigue sin tener fecha final.

La primera víctima de la covid registrada en Aragón falleció en el Hospital Provincial de Zaragoza el 6 de marzo de 2020. Fue un hombre de 87 años que había ingresado cinco días antes, es decir, hace ahora un año. Juan Jiménez-Muro, jefe de medicina interna del centro, recuerda que por entonces "las instrucciones que nos llegaban se iban adaptando de día en día".

Cuando llegaron las primeras noticias de la covid, en el mes de enero, se hablaba de "algo poco más fuerte que una gripe". "Yo mismo di una charla para todo el hospital y metí la pata diciendo que era como una gripe. Luego me tuve que retractar", rememora.

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Ya en marzo, cuando entró el primer caso conocido en el Provincial, el conocimiento de la enfermedad y de su tratamiento seguían sin ser precisos. "Ahora, ante una radiografía como la suya –la del primer fallecido–, nos pondríamos en alerta. Como su evolución era muy mala, se le hizo un escáner y nos llamó el radiólogo urgentemente diciendo nunca había visto algo así, pero que se parecía mucho a las imágenes que llegaban de China", recuerda.

A raíz de esa prueba saltaron todas las alarmas. Pese a ello, costó que le hicieran una PCR, ya que al principio solo se encargaban para quienes habían estado en China. "Con la imagen del escáner teníamos una sospecha alta, pero hubo que esperar al resultado de una segunda PCR, ya que la primera no fue concluyente", apunta Jiménez-Muro.

Para entonces, el paciente había sido tratado por el personal sanitario sin ninguna protección especial y había compartido habitación con otro enfermo. De hecho, el compañero resultó contagiado. "Era un paciente respiratorio crónico, por lo que llevaba corticoides. Evolucionó bastante bien y salió adelante", recuerda el jefe de Medicina Interna del Provincial.

Sin embargo, el paciente de 87 años falleció tras empeorar rápidamente, y se convirtió en la primera víctima de la covid en Aragón. Aunque echar marcha atrás es imposible, Jiménez-Muro admite que con los conocimientos actuales se hubiera actuado de otra manera: "Le hubiéramos dado corticoides desde el principio y no habría compartido habitación, por supuesto. Ahora cualquiera que entra en una planta se queda aislado hasta que no se sabe si es positivo", explica.

Los primeros miedos

Cuando se supo que el paciente tenía coronavirus, el personal que le trató se quedó en cuarentena. En total, 23 personas. "No llevábamos equipos de protección salvo si era sospechoso", apunta Jiménez-Muro. Poco a poco, su uso fue generalizándose, aunque con las limitaciones que provocaba la escasez de material. "A veces usabas el mismo epi con todos los pacientes para no gastar otro –admite este médico–. Cuando se recibían pacientes de estos, estábamos bastante asustados al principio. Teníamos que meternos en las habitaciones con ellos, por lo que había mucha incertidumbre e inquietud de coger el virus y llevártelo a casa".

Los tratamientos que se aplicaban eran los que dictaba el protocolo a partir de a la información que se conocía, pero "no eran eficaces". "Algunos eran más perjudiciales que beneficiosos, y por eso hubo complicaciones", cree Jiménez-Muro. Poco a poco, el personal fue cogiendo "más seguridad y experiencia", hasta llegar a un punto en el que "estamos seguros de que lo que hacemos es lo que hay que hacer".

El jefe de Medicina Interna del Provincial cree que el centro se adaptó rápido y logró "una buena coordinación". Valora el gran esfuerzo del personal, especialmente de "quienes están más en contacto con el paciente". Aunque atrás quedan esas semanas de hace un año en las que volvía a casa andando para relajarse tras jornadas agotadoras, la realidad es que en el hospital están "a la espera de que llegue otro subidón". "Aún no se ve la luz al final del túnel", concluye.

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