hemeroteca
Un viaje al Miércoles de Ceniza de 1935
El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, los 40 días de reflexión antes de Semana Santa. Precisamente, el año al que corresponde la fotografía, y años aledaños, coinciden con la fundación de varias cofradías zaragozanas.
En este Miércoles de Ceniza atípico viajamos al año 1935 a través del Archivo de Heraldo de Aragón. El 7 de marzo fue publicada, junto a la imagen que acompaña esta noticia, la siguiente información: "Pasados lo Carnavales, la tradición y el fervor religioso obligan en tal día como ayer a recibir la ceniza que es símbolo de humildad y de penitencia. He aquí tres bellas zaragozanas saliendo del templo después de cumplir con los deberes que impone la Iglesia el Miércoles de Ceniza. Pero, ¿no asomará todavía por algún pliegue de sus vestidos, indiscreto polvillo de confeti, frívolo testimonio de alguna fiesta de las últimas carnestolendas, cuyo recuerdo aún cascabeleará en su imaginación?".
Este año, con motivo del covid-19, toca adaptar el rito a las restricciones sanitarias en los templos. El sacerdote, que usará gel desinfectante y mascarilla, impondrá la ceniza dejándola caer sobre la cabeza de los fieles, y no en la frente, como es habitual, siguiendo las indicaciones marcadas por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano.
El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, los 40 días de reflexión antes de Semana Santa. Precisamente, el año al que corresponde la fotografía, y años aledaños, coinciden con la fundación de varias cofradías zaragozanas. En este 2021 pandémico no habrá procesiones en las calles, pero los cofrades podrán contemplar las imágenes en las iglesias de Santa Isabel, San Pablo, San Felipe y muchas otras iglesias. Las cofradías, además, llevan semanas preparando vídeos para poder emitirlos por Youtube poder hacer emisiones en ‘streaming’.
El origen del Miércoles de Ceniza
El origen de la imposición de las cenizas en este día viene de una antigua tradición hebrea. Los judíos se cubrían con cenizas tras haber pecado o como preparación para algún acontecimiento señalado con el fin de acercarse más a Dios a través del arrepentimiento.
"El gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal", recoge el Calendario Litúrgico de la Conferencia Episcopal Española.
La ceniza se bendice e impone después del Evangelio y la homilía. La ceniza procede de los ramos de olivo y de otros árboles bendecidos el año precedente en el Domingo de Ramos.
