Educación

Ansiedad y estrés, amenazas de los profesores en la vuelta a las aulas

El Departamento de Educación del Gobierno de Aragón ha apostado fuerte, este curso, por programas de formación para trabajar el aspecto sociemocional con los docentes: "Este curso habrá muchas bajas y no solo por la covid".

Vuelta al cole de alumnos de 1º de Primaria en el colegio Sancho Ramírez de Huesca
Vuelta al cole de alumnos de 1º de Primaria en el colegio Sancho Ramírez de Huesca
Rafael Gobantes

Si el confinamiento provocado por la pandemia ya sometió a los docentes a unos niveles estrés y de tensión algo más que considerables -agotadoras jornadas de teletrabajo con sus alumnos, sensación de inseguridad, en muchos casos, por la falta de formación, soledad, angustia-, la vuelta a las aulas, en plena segunda oleada de la covid-19, ha supuesto para una gran mayoría otra vuelta de tuerca.

La consultora Affor Prevención Psicosocial, en su informe ‘Educación’, elaborado a partir del estudio ‘Impacto de la covid-19 en la salud psicológica de los trabajadores en España’, en el que entrevistaron a más de 400 profesionales de la educación entre abril y junio, ha constatado que más de la mitad de los encuestados, un 54% de los docentes, presenta síntomas de ansiedad. Entre los principales indicios que manifiestan, destacan la alteración del sueño (90%), nerviosismo, irritabilidad o tensión (89,5%), dolor de cabeza (79,2%), retraso en el comienzo de las tareas (62,9%) o sensación de ahogo sin esfuerzo físico (52,1%). Más datos: el 64,6% de los docentes se siente agobiado y en tensión, un síntoma que identifican como más frecuente de lo habitual, el 55,2% presenta pérdida de sueño por preocupaciones, el 58,7% no se concentra y un 42,7% se siente poco feliz y deprimido.

A más de uno le ha quitado el sueño no saber qué se iba a encontrar en la puerta de la escuela, el primer día de clase; como apunta Diego Arroyo: "El estrés ha deteriorado el estado anímico de los docentes". Arroyo, maestro y asesor de Formación e Innovación del Profesorado en la Unidad de Programas Educativos del Servicio Provincial de Educación de Zaragoza, dice que, en estos momentos, es la mismísima educación la que está estresada, porque sobre ella ha puesto el foco mediático la sociedad entera. Y la presión es mucha; el fogonazo deslumbra. Ahora, continúa el profesor de profesores, los maestros no van a ser solo maestros, sino que tendrán que ser también enfermeras, psicólogos, cuidadores... para proteger a la comunidad educativa de los temidos contagios. "¡Todo el peso recae en la educación! -exclama- y soportar esa carga, esa mochila tan pesada es complicado y pasa factura".

Para compartir esa carga, hoy, más que nunca, la educación debe ser como un "ecosistema: dependemos los unos de los otros, si la familia falla, los docentes fallan; hoy, la teoría de la tribu que educa tiene más sentido que nunca". "La certeza -argumenta- ya no existe y esto genera gran incertidumbre; tenemos que aprender a vivir con la inseguridad y a gestionar este ‘nuevo’ estado anímico, tanto personal como profesionalmente".

Al corriente de esta situación, el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón ha apostado fuerte, este curso, por programas de formación para trabajar el aspecto sociemocional con los docentes, "que se puedan implementar en las aulas con los alumnos y con las propias familias". "Este, sin duda, es tiempo de formación", concluye Arroyo.

"A nivel físico y psicológico esta situación está afectando mucho a los docentes, y este curso habrá muchas bajas, no solo por la covid, sino porque estamos muy ‘bajos"

Cansancio y tensión

"A nivel físico y psicológico esta situación está afectando mucho a los docentes, y este curso habrá muchas bajas, no solo por la covid, sino porque estamos muy ‘bajos’, arrastramos un enorme cansancio y situaciones de mucha tensión. Hay también una sensación de angustia física, que nos lleva a protegernos y no sé si estamos sabiendo cuidarnos bien", interviene Pepe Trivez, profesor de Lengua en el Colegio Santa María del Pilar (Marianistas) de Zaragoza.

"El miedo, la preocupación por la salud de sus hijos, que vemos en las familias y en compañeros, nos vuelve muy exigentes, porque queremos dar lo mejor de nosotros mismos y la mejor educación posible, y ante esta situación de emergencia sanitaria, tal vez, nos estamos olvidando un poco del aspecto pedagógico. Y eso nos preocupa. Personalmente, me asusta que el miedo nos haga peores docentes, peores educadores, peor sociedad". "La prudencia -continúa Trivez- es necesaria, sí, pero el miedo no nos va a ayudar a organizarnos mejor".

El docente se muestra abiertamente preocupado por lo mucho que esta pandemia "nos ha individualizado". "Por cuestiones sanitarias -apunta-, todo lo colectivo (compartir material, leer juntos, compartir un buen libro en la biblioteca...) lo hemos relegado -y es muy importante- y me da mucho miedo que esto signifique un paso atrás en el desarrollo y formación de nuestros alumnos".

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