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Centros de día en Aragón: "Estaba deseando que abriesen por mi marido y por mí, que estaba agotada"

Los centros de día de las residencias de mayores siguen cerrados, pero han podido retomar su actividad los demás, aunque con menos usuarios y la incertidumbre de la evolución de la pandemia.

Centro de día Mayores Sonrisas en Zaragoza.
Centro de día Mayores Sonrisas en Zaragoza.
Heraldo.es

Carmen tiene 79 años y cuida de su marido de 80. Este sufrió hace diez años un ictus que empezó a hacerle más dependiente y ahora le acaban de diagnosticar principio de Alzheimer. "No se puede abrochar ni la camisa, hay que hacérselo todo. Hay días que no sabe ni cómo se llama, no sabe dónde vive y ya no sabe ni firmar y es un hombre que ha tenido que firmar bastante", lamenta.

El confinamiento por la pandemia de covid reconoce que ha sido duro, porque ya llevaba tres meses en casa convaleciente de una operación. Durante ese tiempo no pudo llevarlo al centro de día de Zaragoza al que acude para hacer rehabilitación y mantenerse más activo. Los centros de día de las residencias de mayores aragonesas cerraron al inicio de la pandemia y no han vuelto a abrir todavía, ni hay fecha prevista ante el nuevo repunte de casos. Los demás volvieron el 22 de junio, aunque no todos han retomado la actividad tras la caída del número de usuarios ante el temor de contagios. 

"No he tenido miedo"

"Yo estaba deseando que abriesen el centro de día por él y por mí, que estaba agotada", reconoce Carmen. La pandemia no le ha hecho replantearse su decisión. "No he tenido miedo en ningún momento porque de una cosa u otra tenemos que marcharnos", asegura sobre la actual crisis sanitaria, que se ha cebado con el colectivo de mayores. "Llevando las pautas de higiene que marca el Gobierno yo creo que es suficiente", confía.

"Allí habla, camina y en casa solo se quería sentar en la butaca y dormir"

Encuentra más motivos para llevarlo que para no hacerlo porque  "allí habla, camina y en casa solo se quería sentar en la butaca y dormir" y hace cosas a las que en casa se negaba, como a comer. Aunque reconoce que al principio le costó adaptarse a tener que salir de casa. 

Los estragos del confinamiento

Los centros de día que volvieron a la actividad han notado que los meses de encierro han perjudicado a los ancianos. "El confinamiento pasó factura a la gran mayoría y se deterioraron cognitivamente muchísimo. Tres meses de inactividad es mucho tiempo", reconoce Carolina Gasca, fundadora del centro Mayores Sonrisas de Zaragoza. Esto hizo que muchos no volvieran por necesitar otro tipo de atención como el ingreso en una residencia.

Los centros de día de mayores han registrado un bajón de usuarios en parte por el miedo de los familiares al contagio. "Mantenemos todas las medidas que están a nuestro alcance", reconoce Gasca. Entiende el miedo de los familiares pero destaca que en el sector no se ha registrado ningún caso de coronavirus desde su vuelta a la actividad. En su centro se controla el uso de mascarillas, la higiene de manos y se utilizan mamparas en las mesas para separar a los usuarios. Con las medidas actuales que incluyen el aumento de las distancias pueden tener hasta 24 usuarios (frente a los 30 de antes de la pandemia) pero solo acuden 14 personas.

En otros casos, las circunstancias de la familia han cambiado con la crisis. "Si los familiares han tenido un ERTE o no se han reincorporado a su empleo se han quedado los mayores en los domicilios y se ahorran un dinero". Entre los cambios que han notado está que quienes llevan al centro a un familiar ahora es "por necesidad" y menos por los servicios que ofrecen para la mejora funcional y emocional de los mayores. Reconoce que el sector vive con "incertidumbre" la evolución de la pandemia y las medidas que se puedan ir aprobando para controlarla, por si en algún momento vuelven a cerrarse.

Abren los centros ocupacionales

Centro de rehabilitación de la Fundación DFA.
Centro de rehabilitación de la Fundación DFA.
DFA

"Estar quietos en casa a las personas con discapacidad física nos ha afectado mucho", reconoce Marta Valencia, presidenta de la Fundación DFA. La organización ofrece ahora todos sus servicios, salvo los centros de día y ocupacionales que está previsto que abran a partir del 1 de septiembre. No podrá hacerlo el centro de día que está en una de sus residencias.

"Se había retrocedido mucho por estar tres meses quietos en casa, en los que no se había podido comenzar la rehabilitación"

En agosto han estado cerrados por vacaciones. La reapertura se produjo tras finalizar el estado de alarma y notaron que "se había retrocedido mucho por estar tres meses quietos en casa, en los que no se había podido comenzar la rehabilitación". Poco a poco fueron comenzando con cita previa la atención individual. "Ahora todo se hace en grupos pequeños", explica.

A sus centros acuden personas de 18 a 60 años con discapacidad física. "Necesitan bastante ayuda. No pueden trabajar o están en proceso de readaptación y hacen en el centro terapia ocupacional, logopedia, etc". En el centro ocupacional acuden también jóvenes con discapacidad intelectual límite ligera. 

En septiembre retomarán también los cursos de formación presenciales, con las medidas de distanciamiento y prevención de contagios necesarias. "Tenemos que acostumbrarnos a convivir ahora así", reconoce.

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