"Nos preocupa que el virus salte el río y llegue al pueblo"

El alcalde de Burbáguena, Joaquín Peribáñez, refleja el sentir vecinal con su inquietud por el posible contagio de los vecinos en un municipio con una media de edad de 65 años.

Joaquín Peribáñez, alcalde de Burbáguena.
Joaquín Peribáñez, alcalde de Burbáguena.
A. García/Bykofoto

Tenemos miedo de que el virus salte el río y llegue hasta el pueblo". La preocupación expresada por el alcalde de Burbáguena, Joaquín Peribáñez, es compartida por la mayoría de los vecinos de esta localidad de 249 habitantes con una edad media que roza los 65 años. Peribáñez alerta del peligro de que el brote de coronavirus que ha provocado 66 contagios y tres fallecimientos en la residencia de la tercera edad regentada por los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca se extienda por la población que, de momento, está libre de la enfermedad.

Peribáñez, que habla en su calidad de alcalde y también de familiar de tres residentes del geriátrico, explica que los vecinos están "asustados" ante la posibilidad de que el foco de la covid-19 que afecta a la residencia Casa Familiar de la Inmaculada, separada del casco urbano por el cauce del río Jiloca, se extienda al pueblo. Aunque no tiene ninguna información directa de que se hayan cometido las irregularidades que apunta la DGA como causa de la denuncia que prepara contra la orden religiosa titular de la residencia, el alcalde señala que el anuncio del procedimiento penal ha sido la "guinda" que ha generado "más dudas" entre la población sobre la gestión del centro y el peligro de que la pandemia se descontrole.

Joaquín Peribáñez señala que la "explosión" de contagios que se ha registrado en la residencia "no es normal" y los vecinos le preguntan sobre las causas. Respecto de la procedencia de la denuncia, Peribáñez se limita a señalar que "en algún dato tiene que basarse el Gobierno aragonés para tomar esta medida". Anuncia, no obstante, que en cuanto detecte el primer caso "con síntomas" de la covid-19 en el pueblo pedirá a la DGA que establezca los protocolos necesarios para frenar la transmisión porque la residencia es un "ejemplo" que no se puede repetir.

El alcalde explica que el riesgo de contagio al resto del pueblo es muy alto porque todos los vecinos "están vinculados" con la residencia por lazos familiares o laborales. Agrega que, a la "bofetada" sanitaria, se suma la económica, que pone en peligro los pequeños negocios locales, como la panadería, la tienda de jamones o el pequeño hotel rural El Molino, que ya ha registrado cancelaciones de reservas a raíz de las informaciones sobre el foco de coronavirus. "Si ahora cierran estos negocios, será muy difícil que reabran después", señala.

Una tía de Peribáñez residente en el geriátrico local está ingresada en el hospital Obispo Polanco por la covid y evoluciona favorablemente mientras que otra tía ha dado positivo pero sigue asintomática y permanece en el geriátrico. La suegra del alcalde está libre del virus pero debido a su delicado estado de salud "no está para traslados" y sigue en Burbáguena en lugar de haber sido desplazada a la residencia covid de Gea de Albarracín con el resto de ancianos libres de la enfermedad.

Vicente Rubio, un vecino de Burbáguena de 93 años, tiene ingresadas en la residencia a dos hermanas, de 99 y 101 años, que, de momento, siguen bien de salud.
Vicente Rubio, un vecino de Burbáguena de 93 años, tiene ingresadas en la residencia a dos hermanas, de 99 y 101 años, que, de momento, siguen bien de salud.
A. García/Bykofoto

En torno al 20% de los censados en Burbáguena están en estos momentos infectados. Se trata de residentes de la Cruz Blanca nacidos en el pueblo o que se han empadronado allí. Vicente Rubio, un vecino de 93 años, tiene ingresadas en la residencia a sus dos hermanas: María, de 101 años, y Ramona, de 99. Afirma que las dos "están bien" y siguen en el geriátrico local, aunque "no pueden salir de las habitaciones". Vicente remacha que sus dos hermanas, a pesar de su avanzada edad y del acecho del coronavirus, están "más sanas que el cierzo", pero advierte de que la superación de la pandemia "va para largo".

La sobrina de otra octogenaria residente explica que su tía ha dado negativo en los test de la covid-19 y "está bien". La joven reconoce que en la familia hay "miedo" porque "el coronavirus está dentro" de la residencia y el riesgo de contagio es alto. Los frailes que están al frente del establecimiento comunicaron a los familiares el resultado de los análisis practicados y que el estado de salud de la mujer es bueno.

La sobrina reconoce que los Franciscanos de la Cruz Blanca han "puesto interés" en evitar contagios, tanto ahora como en la primera ola de la pandemia. Recuerda que dos semanas antes de declararse el estado de alarma prohibieron las visitas de familiares y lo mismo ocurrió hace unas semanas. "Cuando empieza a haber ruido de contagios, el establecimiento se cierra a las familias", añade. En el intervalo en que se permitieron las visitas, había que pedir cita previa y la conversación se realizaba a través de una mampara.

Otro vecino reconocía estar "muy preocupado" ante el riesgo de que la epidemia "llegue a la población", donde "la mayoría son mayores" y, por lo tanto, son personas de alto riesgo en caso de contagio.

El contagio masivo de la residencia ha frenado la llegada de veraneantes al pueblo, con las calles desiertas en unas fechas en las que, otros años, estaban repletas de vida con el regreso de los emigrados y sus familias. "En lugar del mes de julio parece que estemos en noviembre, cuando empiezan ya las heladas", comenta el alcalde. Pero no todos se han echado atrás. Eduardo Gallego ha regresado desde Barcelona porque tiene "profundas raíces" en Burbáguena y está convencido de que, en estas fechas, su "sitio está aquí". Con todas las precauciones debidas, está dispuesto a "disfrutar del pueblo" a pesar de la pandemia.

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