Trabajadores sociales: "El rastreo es inútil si una persona no tiene condiciones para cumplir el aislamiento"

El Salud ha contratado a 37 trabajadores sociales para la detección y control  de casos y contactos en Atención Primaria.

Arriba, Pilar del Pino, trabajadora social del centro de salud de Fraga. Abajo, Ana López, acaba de incorporarse al centro de salud de Ejea como rastreadora
Arriba, Paloma del Pino, trabajadora social del centro de salud de Fraga. Abajo, Ana López, acaba de incorporarse al centro de salud de Ejea como rastreadora
Fraga Digital TV/Noeli Barceló

"El rastreo resulta inútil si una persona no tiene las condiciones para cumplir bien el aislamiento. Si le dices a alguien que debe quedarse encerrado en casa y no tiene, comparte piso con varias personas, está solo y nadie que le vaya a comprar, acaba de empezar a trabajar y entra en pánico... ¿cómo lo va a cumplir? Hay situaciones difíciles".

Lo sabe bien Paloma del Pino, trabajadora social del centro de salud de Fraga desde hace dos años que desde finales de mayo trabaja también en el equipo de rastreadores que siguen la pista de los contactos de cada caso positivo y supervisan con llamadas telefónicas su cuarentena.

A veces, detrás de una falta de colaboración hay cuestiones sociosanitarias que se han visto muy claras en los brotes entre los temporeros, en un colectivo que soporta precarias condiciones laborales y de vivienda, pero que afectan por igual a otros colectivos. "En una familia los padres tienen que estar aislados porque uno de ellos es positivo y la hija mayor tiene 13 años, ¿cómo se van a organizar en ese hogar?!", cuenta Ana López, una trabajadora social que acaba de llegar al centro de salud de Ejea de los Caballeros.

"Los padres tienen que estar aislados porque uno de ellos es positivo y la hija mayor tiene 13 años, ¿cómo se van a organizar en ese hogar?"

Es uno de los 37 trabajadores sociales-rastreadores que acaba de contratar el Salud para reforzar los equipos de Atención Primaria ante la falta de enfermeros.

De ellos, el grupo más numeroso de 10 profesionales está destinado en el sector sanitario Zaragoza I: La Jota (2), Picarral (2), Arrabal, Actur Norte y 3 en Parque Goya centralizados en la gerencia. Hay otro ocho en Zaragoza III (Delicias Norte, Delicias Sur, Bombarda, Univérsitas, Tarazona, Ejea, Épila y Casetas) y Zaragoza II (San José Norte, Canal Imperial, San Pablo, Sagasta, Parque Roma, Rebolería, Valdespartera y Fuentes de Ebro). El resto se reparten por los sectores de Barbastro (6), Alcañiz (2), Huesca (2) y Calatayud (1). Son los sitios donde los casos más se han disparado en las últimas semanas.

¿Son suficientes?

El Colegio Profesional de Trabajo Social de Aragón estima que se necesitarán un centenar si en otoño llegan más oleadas vinculadas al inicio escolar o al ocio de Navidad. El gerente del Servicio Aragonés de Salud, Javier Marión, ha reiterado en las últimas semanas que se contratará a cuantos sea necesario.

Paloma del Pino y Ana López coinciden en defender las "estrategias" y "técnicas" que su perfil profesional puede aportar a la hora de convencer y tranquilizar a esas personas que tienen que parar su vida durante 14 días sin ser estar infectadas y de saber dónde dirigirse para encontrar una solución a ese problema que acabaría haciéndoles salir a la calle.

También los hay que incumplen y se saltan la cuarentena sin miramientos, como han denunciado desde más de un centro de salud. Lo preferible es llamarles al fijo cada dos o tres días, para cercionarse de que están en casa, pero en muchos domicilios ya se han sustituido por los móviles.

"EL problema es que muchos son asintomáticos y no hay conciencia de enfermedad, es lo que hay que trabajar más"

El aislamiento de los positivos es supervisado por el médico y la cuarentena de los contactos por el rastreador, hasta ahora sobre todo enfermeros.

"La capacidad de diálogo es fundamental y este es uno de nuestros puntos fuertes. Hay que transmitir tranquilidad y que la gente se sienta segura para que cumpla", dice del Pino. En Fraga ella hace entre 20 y 40 llamadas diarias y por cada positivo llegan a seguir a entre 10 o 15 contactos estrechos.

Al otro lado del teléfono no percibe una mayor concienciación a pesar de la situación. "El problema es que muchos de ellos son asintomáticos y no hay conciencia de enfermedad, es lo que hay que trabajar más", afirma.

Una opinión que comparte López, que ha descubierto "el valor y la importancia" de lo que se ha hecho hasta ahora. Personalmente no ve con buenos ojos que el Gobierno de la Comunidad de Madrid haya privatizado parte del servicio de rastreadores.

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