La osa Claverina podría estar detrás de la muerte de una oveja en el puerto de Estiviella, en Ansó

El Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente ha confirmado que se trata de un ataque de oso y que los agentes de la Patrulla Oso han constatado la presencia de huellas en las inmediaciones.

Restos de la oveja muerta en el puerto de Estiviella
Restos de la oveja muerta en el puerto de Estiviella
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Una oveja apareció muerta este jueves en el puerto de Estiviella, en Ansó, y todo apunta a que podría haber sido la osa Claverina, uno de los últimos animales eslovenos reintroducidos por Francia . El Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón ha confirmado que se trata de un ataque de oso y que los agentes de la Patrulla Oso han constatado la presencia de huellas en las inmediaciones. Por el tamaño de la huella y la zona podría tratarse de Claverina. El pasado mes de mayo desaparecieron tres cabras en Lenito, en el valle de Hecho y también se le atribuyó a Claverina, ya que se encontraron huellas.

La oveja encontrada formaba parte de un rebaño de 1.500 cabezas, propiedad de Antonio y Luis Casajús, de Hecho, y otro ganadero de Embún. Al parecer el ataque tuvo lugar la noche del miércoles, la primera que las ovejas estaban en puerto. Se encontraban solas desde las 20.00 aproximadamente, ya que ahí no existe ningún tipo de refugio para que puedan pernoctar los pastores. “El jueves sobre las 9.30 al subir, vi como los buitres se lanzaban y ya me temí lo peor”, explica Antonio Casajús. Y al llegar se encontró la oveja muerta. “El verano va a ser complicado”, se teme. Y es que el año pasado, en esa misma zona ya le desaparecieron 23 ovejas, que ni ha cobrado ni han aparecido.

La oveja pertenece al rebaño de su hijo Luis y entre los dos suman unas 1.000 ovejas en la zona. Antonio acababa de llegar de los Monegros, donde pasa el invierno con sus ovejas “y la primera noche que las subimos nos encontramos en esto”. Han aparecido huellas y los restos de la oveja, a la que la osa “le abrió la tripa”, ya que se pueden ver las marcas de las uñas en la piel. El resto del rebaño no estaba muy separado, probablemente por la presencia de cuatro mastines, que podrían haber ahuyentado a la osa.

Se trata de una zona “en la que no hay ningún refugio para poder pasar las noches, ni caminos, por lo que el acceso es difícil, sobre todo de noche. Cuesta llegar hora y media andando, y eso es lo que nos va a tocar hacer todos los días, subir y bajar, porque no podemos permitir que la osa nos mate al ganado”, explica Casajús.

Las ovejas se encuentran en libertad, ya que hasta el miércoles no subirá el helicóptero con la sal, “y aprovecharemos para llevar el vallado eléctrico”. Esta última noche, al parecer no ha habido movimientos, porque Antonio ha estado toda la noche controlando las ovejas con el GPS. “Este nuevo ataque el primer día que estaban ahí las ovejas nos ha caído como una bomba, ya no nos podemos fiar más”, concluye

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