Una de cada tres familias aragonesas de personas con discapacidad percibe un alto impacto por el coronavirus

Un estudio de Plena Inclusión revela que los ámbitos más golpeados por la pandemia han sido el emocional, seguido del clima en el hogar y la conciliación.

Pilar Rubio junto a David y sus hijos Virginia y David, una de las familias del colectivo Plena Inclusión.
Pilar Rubio junto a David y sus hijos Virginia y David, una de las familias del colectivo Plena Inclusión.
Plena Inclusión

“Mi pequeña depende 100% de mí, al ser familia monoparental se me hace casi imposible poder trabajar por no tener quien se quede al cuidado de la pequeña. Ningún familiar puede hacerse cargo”.“Es difícil tener un hijo con una discapacidad. A veces, las autoagresiones de mi hijo me superan”. “He dejado de trabajar para atender a mi hijo hasta que vuelva a su centro”.

Estas son solo algunas de las frases que familiares de personas con discapacidad han contestado en la encuesta que el colectivo Plena Inclusión de Aragón ha llevado a cabo entre 219 hogares de la Comunidad. El estudio revela que una de cada tres familias ha percibido un impacto alto de las consecuencias del covid-19 en el ámbito económico, laboral, de clima familiar y de conciliación, y más de la mitad en su estado emocional. En cuanto a sus necesidades, los padres que tiene hijos en esta situación menores de 21 años demandan más servicios de conciliación, especialmente colonias urbanas (el 63%) y servicios de acompañamiento en el domicilio, como canguros (el 42%).

Acerca del impacto de la crisis sanitaria en distintos ámbitos, según el análisis de los datos que ha dado a conocer Plena Inclusión, expresan bastante o mucho impacto un 30% en la situación económica, un 32% en la laboral, un 58% en la emocional, un 36% en el clima familiar y un 34% en la conciliación. El golpe para las familias monoparentales ha sido todavía mayor, con una diferencia media de 7,6 puntos porcentuales. Las divergencias más significativas se encuentran en los ámbitos económico y de conciliación, con saltos de 13 y 10 puntos porcentuales.

Respecto al momento económico que atraviesan, un 12% de las familias entrevistadas manifiestan estar en una situación preocupante o de difícil afrontamiento, mientras un 20% expresan poder mantenerse, pero anticipando dificultades en caso de prolongarse esta situación. "Una de cada diez personas se encuentra en una situación económica preocupante, cifra que puede incrementarse a tres de cada diez en el caso de que las circunstancias no cambien", advierten desde Plena Inclusión.

Acerca de las circunstancias laborales el informe concluye que cuatro de cada diez hogares han sufrido una reducción de ingresos significativa. Así, un 9% ya estaba en paro antes de la crisis sanitaria. Además, un 11% manifiesta que ha sufrido un Erte, y un 18% declara ser autónomo, por lo que su nivel de ingresos ha disminuido o, simplemente, ha desaparecido. El 61% ha mantenido durante este tiempo unas condiciones laborales idénticas al inicio de la crisis. 

Otra de las conclusiones que destacan desde Plena Inclusión es que tres de cada diez familias no han podido conciliar su vida laboral y personal para poder prestar los cuidados a su allegado con discapacidad intelectual. Es significativo que un 19% ha tenido que dejar su puesto de trabajo para atender a esta persona. También, que un 14% haya solicitado una reducción de jornada para poder prestar estos cuidados. Un 27% trabaja presencialmente y expresa tener dificultades para atender a su ser querido, y un 41% teletrabaja, con mayores o menores dificultades para simultanear todas las tareas.

En cuanto a la convivencia, Plena Inclusión destaca que de nuevo se repite el porcentaje y tres de cada diez familias reconocen que atraviesan dificultades. Un 60% de las respuestas dibujan una buena situación en el seno del hogar, mientras un 17% expresa tensión y cansancio. Por otro lado, un 23% afirma que la convivencia es variable, habiendo momentos de crisis combinados con otros más tranquilos.

En lo que atañe al estado emocional, que resulta ser el ámbito familiar más castigado, un 55% asegura que afronta la situación con serenidad o con algunas dificultades emocionales. El 45% restante se divide entre un 23% que refiere encontrarse enfadado, frustrado y con muchas dificultades emocionales, y un 22%, que manifiesta variaciones importantes de su estado de ánimo a lo largo del día o de la semana.

Demandan servicios específicos de conciliación

Por otro lado, Plena Inclusión evidencia que a esta situación de vulnerabilidad en distintos ámbitos se suma una falta de apoyos. Lamenta que por lo general as familias que han completado esta encuesta no cuentan con apoyos de recursos comunitarios (servicios sociales, etc.), dado que tan solo el 16% responde afirmativamente. Además, un 42% tampoco puede beneficiarse de disponer de redes de apoyos naturales (de familiares, amigos o vecinos) que les echen una mano.

Durante el confinamiento, internet se ha convertido en la única ventana al resto del mundo para la mayoría de los aragoneses, y "la única vía para recibir apoyos durante el confinamiento para la mayoría de las personas con discapacidad intelectual", afirman desde Plena Inclusión. Una amplia mayoría de los familiares encuestados disfruta de acceso a la red, si bien todavía un 19% tan solo dispone de móvil como medio de comunicación telemático, y un 1% no dispone de ningún dispositivo.

Pero, en el caso de este colectivo disponer de línea de internet y dispositivos no tiene por qué ser garantía de conectividad. "Más allá de disponer de medios telemáticos para la recepción de apoyos, el manejo de estos medios ha podido suponer una barrera para más del 20% de los encuestados, que han respondido que tienen bastantes o muchas dificultades en su uso", explican desde Plena Inclusión.

En este estudio, Plena Inclusión también planteó a los entrevistados qué tipo de servicios demandan para ellos o sus familiares con discapacidad intelectual. Aquellos considerados bastante o muy necesarios son, por este orden, los siguientes: actividades para las personas con discapacidad intelectual; terapias individuales como logopedia, fisioterapia, etc...; vacaciones las personas con discapacidad; refuerzo escolar; apoyo psicológico para las personas con discapacidad intelectual; conciliación; información y orientación, y apoyo psicológico familiar.

Las familias de niños y jóvenes con discapacidad intelectual hasta 21 años manifiestan tener mayores necesidades de servicios que aquellas de adultos mayores de 21, siendo más que evidentes en los de refuerzo escolar, terapias individuales, conciliación y actividades para sus familiares con discapacidad intelectual.

Igualmente, de mayor a menor interés, sumando las respuestas que manifestaban bastante y mucho interés, las familias consideran muy necesario poner en marcha servicios específicos de conciliación como colonias urbanas, estancias de respiro y acompañamientos fuera y dentro del domicilio.

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