educación

Las familias piden que se estudie adelantar el inicio del próximo curso si no se retoman las clases presenciales

Consideran que las clases podrían comenzar en los primeros días de septiembre para favorecer los repasos y el estudio de contenidos que van a quedar pendientes.

Un alumno de primaria sigue una clase por videconferencia con un móvil
Un alumno de Primaria sigue una clase por videconferencia con un móvil
Heraldo.es

La vuelta a las aulas sigue en el aire, pero ante la evolución de la crisis del coronavirus cada vez toma más fuerza el escenario en el que los colegios no van a retomar la actividad docente presencial en lo que queda de curso. Una posibilidad muy viable ante la que las familias aragonesas piden que se estudie la alternativa de adelantar el inicio del próximo año académico a los primeros días de septiembre. Una medida extraordinaria que supondría anticipar la primera jornada de colegio algunos días, este año Primaria e Infantil comenzaron el día 10 y Secundaria y FP el 13, pero que quieren poner sobre la mesa ya que consideran que tras esta situación excepcional los alumnos tendrían más tiempo para retomar el ritmo habitual y tratar algunos de los contenidos de este tercer trimestre que van a quedar pendientes.

La Federación de Asociaciones de Padres y Madres de la Escuela Pública de Aragón (Fapar) y la Federación Cristiana de Asociaciones de Madres y Padres de Aragón (Fecaparagón) coinciden a la hora de plantear esta medida que van a trasladar al consejero de Educación de la DGA, Felipe Faci, en próximo encuentros de la Mesa de Familias. El tema ya se planteó este martes en una reunión del Consejo Escolar de Aragón en la que intervino Faci.

"No se trata de una propuesta cerrada, ya que depende de cómo evolucione la pandemia y las restricciones, pero creemos que es interesante que se empiece a valorar en la Administración y por parte de todos los agentes de la comunidad educativa", explican desde la gerencia de Fapar.

La asociación de familias de la enseñanza pública acaba de enviar a sus asociados una encuesta para pulsar cómo están viviendo el confinamiento y la educación a distancia y conocer de primera mano hasta qué punto cuentan con tiempo y recursos para poder seguir las clases 'online'. Una de las preguntas se refiere también al sistema de evaluación en este tercer trimestre e incluye la opción de comenzar el próximo curso 2020-2021 el 1 de septiembre.

De cara a la recta final de este curso, Fapar también tiene muy claro que no hay que adelantar materia, sino seguir avanzando y trabajando "en el desarrollo de competencias", y llevar a cabo una evaluación continua teniendo en cuenta los contenidos estudiados hasta el 14 de marzo, antes de que se declara el estado de alarma. Insisten en que no se trata "para nada" de un aprobado general, pero que en este contexto no deben plantearse repeticiones que resten oportunidades a los alumnos. Asimismo reclama que el próximo curso se ponga en marcha un plan de acogida y refuerzo de contenidos no impartidos en este último trimestre. Fapar también avanza que si los padres se van incorporando a la actividad laboral, la Administración también tendrá que tomar medidas para favorecer la conciliación si los niños no van a clase, no pueden asistir a colonias o campamentos ni tampoco se les puede dejar al cuidado de abuelos y personas mayores.

"Esos primeros días extra de septiembre, si este curso ya no se vuelve presencialmente a las aulas, vendrían muy bien para realizar repasos y que los escolares reforzaran lo que ahora están viendo 'online' o abordaran los temas que no se van a tratar", opina la presidenta de Fecaparagón, Concepción Ibáñez. 

Una idea en la que redunda otro de sus portavoces, Miguel Ángel Sarralde, quien también aboga por flexibilizar las evaluaciones y favorecer la promoción de los estudiantes. "Hay que tener en cuenta que prácticamente el 66% del temario estaba evaluado cuando comenzó el confinamiento. Además, los niños siguen trabajando en casa y ahora hay que valorar más su actitud, teniendo en cuenta circunstancias individuales como la brecha digital, si su entorno familiar les puede ayudar o no o a nivel emocional si han estado enfermos o han sufrido alguna pérdida cercana", señala.

Sarralde considera que hay que hablar con mucha "cautela" del fin de curso y del sistema de evaluación, porque es importante que los chavales continúen realizando tareas escolares "para mantener el hábito de estudio y la motivación" hasta el último día lectivo, y no relajarse ni descolgarse antes de las vacaciones. También sugiere que si este verano se da "un escenario de garantías sanitarias", los centros educativos deberían convertirse en un recurso a tener en cuenta para favorecer la conciliación familiar.

Dificultades digitales entre los docentes

El 30% de los docentes reconoce tener algunas dificultades tecnológicas para desarrollar su labor a distancia y, además, un 66% asegura que no ha recibido la suficiente formación por parte de la Administración para enfrentarse a esta situación. Son  dos de las conclusiones que se extraen de un informe elaborado por la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras en Aragón a partir de las respuestas de más de 1.000 profesores afiliados de todos los nivesl educativos.

Además, más de un 20% asegura que debe compartir su ordenador con otro miembro de la familia, por lo que la disponibilidad del recurso para ejercer su función se complica. A ello se une que deben utilizar "medios propios" realizar su labor (ordenador, conexión a internet, etc.) y en algunos casos han debido adquirir equipos informáticos para poder utilizar las herramientas 'online' necesarias.

La conexión a internet es otro de los problemas, puesto que alrededor del 5% del profesorado afirma tener mal acceso a internet o que tiene que usar los datos del teléfono móvil, especialmente, en el medio rural. Respecto a la situación digital del alumnado, el 45% del personal cree que no es la ideal para la docencia ‘online’.

Al preguntar sobre la situación de final de curso, este estudio de Comisiones Obreras revela que un 46% del personal docente optaría por adaptar los cursos posteriores para paliar los efectos del periodo de confinamiento en el desarrollo y adquisición de materia no impartida. Un 24% preferiría reducir el currículo y no impartir materia nueva mientras no se vuelva a las clases presenciales.

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