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Así se 'auscultan' durante 24 horas al día las 55 presas que gestiona la CHE

La Confederación cuenta con 8.159 sensores manuales y automáticos que transmiten 3,5 millones de señales de auscultación al año, que se gestionan con la herramienta tecnológica Geiser.

Una técnica de la CHE calibra que el sensor hidráulico mida bien.
Una técnica de la CHE calibra que el sensor hidráulico mida bien.
CHE

Cada mañana, a partir de las 7.30, en la sede de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en Zaragoza se hace el primer chequeo de la jornada de las 55 presas estatales que gestiona, que disponen de 8.159 sensores manuales y automáticos que recogen todo tipo de mediciones. A la primera que le llegan a su móvil los datos de auscultación (que luego se procesan) es a Maribel de la Fuente, jefa de servicio de Auscultación del Área de Seguridad de Infraestructuras y Geotecnología. Ella es la administradora de Geiser, una herramienta tecnológica para gestionar embalses hecha 'ad hoc' hace 10 años para la Confederación. Al año se gestionan en torno a los 3,5 millones de datos; y la cifra va en aumento.

"Los datos automatizados vienen a través del Saih (sistema automático de información hidráulica) cada 15 minutos y los manuales, al día, semanal o quincenal. A mi jefe y a todos los técnicos les llega la información a sus teléfonos. Mi servicio está constantemente manteniendo la aplicación para que no haya desfases. La CHE se caracteriza por sus ganas de estar en primera división y Geiser (gestión de embalses, inspección, seguridad, equipamientos y revisiones) es lo que nos ayuda. Tenemos muchas visitas de otras confederaciones y entidades para ver cómo gestionamos la seguridad", subraya De la Fuente.

Mantener unas infraestructuras que están a la intemperie es importante por muchos motivos: por seguridad, funcionalidad, ambientales, patrimoniales, para alargar su vida útil... Hay que recordar que el uso de las presas es para abastecer de agua a las poblaciones, para riego, uso hidroeléctrico y otros (ocio recreativo, por ejemplo). En la Confederación hay 125 grandes presas, de las que gestiona 55 -la mayoría de ellas en Aragón (38)-.

Las presas más antiguas son la de Santa María de Belsué, Pina y Almochuel, anteriores a 1920. Y hay tres en construcción: Mularroya, recrecimiento de Yesa y Almudévar (que contará con 800 sensores). "En la Guerra Civil se construyeron 11 presas; es lo que más me llama la atención. Es más productiva la CHE en ese periodo a proporción de lo que podamos ser a día de hoy", apunta la jefa de servicio de Auscultación.

Imagen de la presa centenaria de Santa María de Belsué, en Huesca.
Imagen de la presa centenaria de Santa María de Belsué, en Huesca.
CHE

En la Comunidad hay sobre todo presas de hormigón (depende del terreno en el que se vaya a construir) y su edad media es de 57 años. En su interior y exterior pueden llevar todo tipo de sensores hidráulicos (miden la cantidad de agua y su presión), térmicos, tensionales y deformacionales, entre otros. "Una presa lleva de todo; están llenas de sensores y dependiendo de la edad tienen galerías. Hay tantos tipos de sensores que es una locura", añade.

Dos técnicos por presa

De los 8.159 sensores con los que cuentan las 55 presas estatales que gestiona la Confederación, la mayoría son manuales (5.988 frente a los 2.171 automáticos). "Solo en topografía, que no está automatizada, tenemos 2.000 sensores. Se intenta tener automatizado aquello que es realmente importante", explica De la Fuente, para quien el factor humano es fundamental. De hecho, cada presa cuenta de media con dos técnicos que se dedican al mantenimiento, que incluye la toma de datos manuales (que introducen en Geiser y verifican las mediciones automáticas) y la inspección visual. A estos se suma un equipo de unas 12 personas en la sede de Zaragoza.

"Hay gente que incluso está desde la construcción de las presas. Eso tiene un valor incalculable y para nosotros es uno de los pilares más importantes. Por desgracia, cada vez tenemos menos gente porque todo nos afecta de alguna manera y hay recortes de personal. No entran tantas personas como se jubilan", se lamenta.

"Hay técnicos que están desde la construcción de las presas. Eso tiene un valor incalculable y es uno de los pilares más importantes"

Drones e inteligencia artificial

El futuro de la seguridad y conservación de las presas pasa también por la aplicación de nuevas tecnologías como son el escáner en la topografía ("sin olvidarnos de la clásica, que siempre va a existir"), la inteligencia artificial, los drones o la fibra óptica (para ver las filtraciones que puede haber a través del cuerpo de la presa). "Más tecnología sin olvidarnos de la parte manual, que es lo fundamental", insiste en destacar la responsable de Auscultación de la Confederación.

Estas nuevas herramientas se sumarán a los más de 8.000 sensores, que se van reponiendo una vez dejan de funcionar. "Las presas es un medio muy agresivo. Es humedad constante y agua, que en nuestra zona es con cal. Y hay otros que se estropean porque los ratones se han comido los cables. Les ponemos hasta su cruz y fecha de defunción", afirma.

Todo ese enorme volumen de información que proporcionan los miles de sensores se recoge en un informe anual, que se presenta en la CHE y se lleva al Ministerio para la Transición Ecológica en aplicación de diferentes normativas. Ahí consta que la Confederación Hidrográfica del Ebro está cumpliendo con su trabajo de supervisión, control y revisión del estado de cada una de las presas. 

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