economía

La planta logística de Bon Àrea estará en obras en un mes y se demorará hasta 2021

Su apertura está condicionada a la urbanización y a la dotación de servicios, que la DGA acometerá en dos años por casi 20 millones.

La Corporación Alimentaria Guissona comenzará en un mes las obras de la planta logística de Épila, en la que va a invertir cien millones de euros en construir y equipar sus 108.000 metros cuadrados con el objetivo de que entre en servicio en dos años. Será el verdadero corazón del macrocomplejo agroalimentario de Bon Àrea, cuya urbanización exterior se va a acometer de forma paralela y en el mismo plazo por el Gobierno de Aragón, que destinará 16,4 millones de euros más IVA. Como los servicios no llegarán a la explanada, de 207 hectáreas, hasta finales de 2021, su puesta en funcionamiento se demorará poco más de un año respecto a la previsión inicial.

El responsable de ingeniería del grupo catalán, Andreu Puig, ha explicado este miércoles que el gigantesco movimiento de tierras ha entrado en la fase final, lo que ha supuesto el trasiego de 3,5 millones cúbicos de tierra.

Si las previsiones se cumplen, en febrero comenzarán las obras de las primeras edificaciones. Puig ha apuntado a este diario que una constructora aragonesa se encargará de la nave de talleres, de 14.000 metros cuadrados de superficie. “El nombre no se lo puedo decir porque aún se lo tenemos que comunicar”, ha señalado.

Esta nave servirá de campamento provisional durante las obras, cuya complejidad e implicación de operarios se disparará conforme se construyan el resto de instalaciones. La más importante, la planta logística, se pretende lanzar a finales de febrero, una vez culmine el proceso de selección de la constructora. Puig apunta que solo a su construcción se destinarán 25 millones, a los que se sumarán otros 75 para su posterior equipamiento, lo que representa  una cuarta parte de la inversión total del macrocomplejo agroalimentario. Grandes cifras en consonancia a su tamaño, dado que casi igualará en superficie al almacén de Inditex de Plaza.

Todos estos trabajos se harán de forma paralela a la urbanización exterior, cuyo plazo de dos años ha empezado a contar tras la firma este miércoles del acta de replanteo con las contratistas. El consejero de Vertebración, José Luis Soro, ha destacado en su visita a las obras que la intervención afectará a un total de 241,9 hectáreas.

La intervención se ha dividido en dos lotes para ganar tiempo. Dos de las tres constructoras, Calaf y Marco Obra Pública, se encargarán de ejecutar en dos años las kilómétricas redes de tuberías de abastecimiento y saneamiento y las balsas de laminación de aguas pluviales. Con un coste 10,5 millones más IVA, las empresas asumirán igualmente la construcción de sendas rotondas en la carretera autonómica A-1305, situadas en los extremos del complejo de Bon Àrea, para regular los miles de vehículos que llegarán a diario.

Como todo lo relacionado con este proyecto, los números marean: la red se ha dimensionado para garantizar un suministro similar al consumo de la ciudad de Calatayud, 3,5 hectómetros cúbicos anuales, y el emisario de aguas residuales podrá conducir hasta 10.000 metros cúbicos diarios previamente tratados en la depuradora prevista. Una cifra similar a la capital turolense, según ha detallado el director de Suelo y Vivienda de Aragón, Javier Albisu Iribe.

El consejero de Verterbación del Territorio ha señalado que la tercera empresa contratada, Acciona, se encargará de urbanizar las 35 hectáreas situadas enfrente, junto al polígono El Sabinar, que forma parte del Plan de Interés General de Bon Àrea. En su caso, la actuación se acometerá en 16 meses por 5,8 millones y permitirá a la DGA y al Ayuntamiento de Épila disponer de 17 hectáreas de suelo industrial para atraer empresas del sector agroalimentario. En este segundo lote se ha incluido la conducción de gas, de más de cuatro kilómetros de longitud.

Atracción empresarial

En la visita, el alcalde de Épila, Jesús Bazán, ha aludido al tirón que Bon Àrea ya está provocando en el municipio, no solo por el movimiento de trabajadores con la siguiente demanda de servicios, sino de empresas de distintos sectores interesadas por establecerse en el polígono de Valmuel. "He recibido a unas cuantas que está a la espera de las expectativas para sus negocios y hay cinco o seis pequeñas a punto de instalarse», ha manifestado antes de recordar los trabajos para disponer de oferta de vivienda para atraer, al menos, una parte de los 4.000 trabajadores previstos.

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