Los alcaldes de la ribera del Ebro admiten su inquietud y temen "importantes" daños materiales por la crecida del río

La Ribera Alta espera este domingo las mayores afecciones y los municipios cercanos a Zaragoza se preparan para la punta. Los regidores auguran problemas en terrenos de cultivo y caminos, pero no esperan contratiempos en las viviendas. 

Los alcaldes de la Ribera Alta y el entorno de Zaragoza, ayer en el Edificio Pignatelli, donde se celebró el Cecop.
Los alcaldes de la Ribera Alta y el entorno de Zaragoza, ayer en el Edificio Pignatelli, donde se celebró el Cecop.
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

Los alcaldes de la Ribera Alta y el entorno de Zaragoza admitieron su "inquietud" por la evolución de la crecida del Ebro, cuya punta entrará este domingo a la provincia arrastrando alrededor de 2.000 metros cúbicos por segundo. Ninguno se separaba de su móvil, desde el que consultaban, prácticamente cada minuto, las previsiones del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) acerca de la situación del río en Castejón, que alcanzó unos amenazadores 2.300 m3/s.

Los regidores fueron convocados de urgencia al Edificio Pignatelli, donde se celebró la reunión del Centro de Coordinación Operativa (Cecop). Pocos esperaban tener una noche tranquila, ya que la punta iba a alcanzar de madrugada varias de sus localidades.

A la mayoría, la reunión les cogió por sorpresa, ya que inicialmente esperaban un episodio menos virulento. Los hubo que incluso lamentaron haber tenido que abandonar su municipio en un momento tan "delicado". La prioridad, no obstante, era coordinar las actuaciones y obtener información de primera mano por parte del Gobierno de Aragón y Protección Civil.

En Novillas, los efectos de la avenida eran ya más que perceptibles. Su alcalde, Abel Vera, aseguró que ya se había tenido que evacuar una granja y que otros ganaderos habían provisto a sus animales de comida "para dos o tres días" ante la previsión de lo que pudiera ocurrir. El suyo será el primer municipio zaragozano en sufrir las consecuencias de esta avenida. "El casco urbano no se va a ver comprometido, pero en la margen izquierda ya ha habido que cortar varios caminos", decía.

En esta localidad, el Ebro pasó de los cinco metros y medio a más de 7,7 en cuestión de horas. En Pradilla, a escasos 20 kilómetros, no esperan mayores problemas al margen de los posibles daños a la agricultura. Tanto su alcalde, Raúl Moncín, como su padre, Luis Eduardo, exregidor y actual concejal del Ayuntamiento, han vivido ya multitud de riadas. Ambos destacaron que este episodio no será comparable al de 2015, y que tampoco se parecerá al de hace un año.

Novillas y Pradilla cuentan con zonas de inundabilidad controlada. Este último municipio ha sido objeto, además, de limpiezas puntuales por parte del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, medidas que en las próximas horas probarán su eficacia ante la crecida.

Jesús Navarro, teniente de alcalde de Boquiñeni, reconoció que se esperaba una avenida "bastante importante" y que esta pasada madrugada sería clave para estas primeras localidades. "Puede haber bastantes daños, sobre todo en zona de huerta. El casco urbano no correrá peligro, aunque siempre puede haber filtraciones", dijo. Esta misma situación se producirá en Cabañas de Ebro, donde el río inundará gran parte de los cultivos. "Los cereales que están sembrados se echarán posiblemente a perder. Hoy ya se ha regado alguna chopera", comentaba su alcalde, Pedro Sanz.

Caminos cortados

Utebo también prevé que se inunden los huertos "más inmediatos a la ribera del Ebro". "La crecida está dentro de unos parámetros normales altos, pero estamos a la espera de lo que nos comenten", explicaba su alcaldesa, Gema Gutiérrez, antes de reunirse con la consejera de presidencia, Mayte Pérez. El Consistorio cerró ayer varios caminos para garantizar la seguridad de sus vecinos. "Estamos todos en alerta, y si tenemos que cerrar la parte más cercana a la autopista, estamos prevenidos. Todos los efectivos están a disposición de esta eventualidad, que esperemos que esté controlada y no se salga de los límites habituales", recalcó.

Aguas abajo, el episodio se sigue con especial atención. Municipios como Villafranca todavía recuerdan las graves consecuencias de la avenida de 2018 y las complicaciones surgidas con la riada ordinaria de principios de año, que obligó a poner en vigilancia varias defensas de la provincia.

Los alcaldes consultados lamentaron que las avenidas sean "cada vez más frecuentes" y que la crecida del Ebro vuelva a obligar a los agricultores a dar parte a sus seguros tras un arranque de 2019 marcado por la escasez de precipitaciones. Lo importante, coincidieron, es que el río no supere los niveles ya previstos, que permitirían superar el episodio sin grandes contratiempos, y que las motas y demás defensas "aguanten".

Pese a todo, las consecuencias de la avenida tardarán aún días en desaparecer, ya que el elevado nivel que mantendrá el río en los próximos días hará prácticamente imposible entrar a los campos afectados, a lo que habría que añadir los posibles daños en caminos y sistemas de riego.

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