despoblación

Paradores, alivio de la España vacía

El 35% de los hoteles de esta selecta red de alojamientos se encuentra en municipios de menos de 35.000 habitantes. Aragón cuenta con cuatro, en Alcañiz, Bielsa, Sos y Teruel.

Vista del castillo de los Calatravos,donde está ubicado el parador de Alcañíz, en Teruel, que goza del mayor índice de ocupación de los cuatro aragoneses.
Vista del castillo de los Calatravos,donde está ubicado el parador de Alcañíz, en Teruel, que goza del mayor índice de ocupación de los cuatro aragoneses.
Paradores

Castillos, historia, armaduras, leyendas, sabor genuino. Son los elementos con los que se adereza el hospedaje en un parador. Solo en estos alojamientos se puede disfrutar de la paz que destilan los monasterios y la suntuosidad de los palacios. Visitar sus estancias permite degustar los sabores recios de la cocina regional y hacerse una idea de cómo fue la cuna de un sinfín de personajes ilustres. Pero más allá de las gratificaciones que reporta al viajero, de no ser por estos hoteles muchos lugares del solar nacional permanecerían desiertos, absortos en un limbo que nadie quiere visitar. Gracias a sus atractivos, la España vacía está algo más concurrida.

El 70% de los paradores se afincan en municipios con menos de 35.000 habitantes, lo que los convierte en una barrera contra la despoblación y puerta de acceso a entornos rurales. No se olvide que algunos establecimientos se asientan en páramos demográficos. Así, hay paradores en Alarcón (Cuenca), con 154 habitantes, Gredos (Ávila), con 434 vecinos, y Bielsa (Huesca), con 476.

Sos del Rey Católico (Zaragoza) es un pueblo de calles empedradas, casas con aleros de madera y ventanas góticas y renacentistas. Es una villa con historia, cuya existencia se remonta al siglo X, pero amenazada por el síndrome del desierto poblacional. Con un censo oficial de 588 habitantes, ha logrado, sin embargo, mantener abierto el colegio y el centro sanitario de atención primaria, lo que Héctor Carril atribuye al parador, del que es director. "Sos del Rey Católico se ubica en la comarca de las Cinco Villas, de la que fue capital, y llegó a tener hasta 3.500 vecinos en sus mejores tiempos, pero la despoblación ha hecho mella en él. La propia existencia de un parador hace aflorar casas de turismo rural, hostales, asadores o cafeterías. La industria reconoce que somos un foco de atracción de turistas, pues quien come en el parador se acaba llevando un recuerdo o un producto local", explica Carril. Por su proximidad con Francia, el parador zaragozano suscita el interés del extranjero. La clientela del hotel público de Sos del Rey Católico se nutre de un huésped que en el 45% de los casos es foráneo, que ha leído sobre el lugar y se siente interesado por el paisaje, las juderías, el románico y el arte mudéjar.

Noventa años después de su creación, la cadena hotelera sigue fiel al espíritu fundacional de conservar edificios históricos, algunos de los cuales estaban al albur de la dejadez. Lo meritorio, además de salvaguardar el patrimonio, ha sido crear riqueza allí donde se amontonaban cascotes y polvo. Dinamizar la economía era a lo que se aspiraba cuando el rey Alfonso XIII donó su pabellón de caza en Gredos para crear el primer parador, en 1928.

En un país dotado de una excepcional infraestructura hotelera, la red de paradores, compuesta por 96 hoteles en España y uno en Portugal en régimen de franquicia, invierte en lugares de donde la iniciativa privada suele desertar. Su misión no se ciñe solo a buscar la rentabilidad económica, sino a incentivar el turismo interior, cultural y gastronómico. Por añadidura, pronto se añadirán a la red nuevos establecimientos como Veruela (Zaragoza), Muxía (A Coruña), Molina de Aragón (Guadalajara), Morella (Castellón) e Ibiza.

Pasados los años más duros de la crisis, el presidente de Paradores, Óscar López, descarta la privatización de la empresa. "Es algo inviable. ¿Se debe dar la gestión a la iniciativa privada de edificios que están dentro de la Alhambra de Granada o de otro que está frente a la catedral de Santiago, en la plaza del Obradoiro? Parece un poco ridículo. Además, se trata de una empresa pública que está dando beneficios y los va a seguir dando", asevera López.

Más oferta

La firma posee un parador ubicado en el extranjero, Casa da Ínsua, una espléndida casa solariega del siglo XIV enclavada en Penalva do Castelo (Portugal) que se gestiona en régimen de franquicia. A Paradores Nacionales no dejan de llegar ofertas para abrir nuevos centros bajo esta fórmula. "Nos han presentado muchas peticiones planteadas desde Portugal, Francia e incluso España. Estamos estudiando si se profundiza en la vía de la franquicia, pero si explotáramos este sistema dentro de España tendríamos que tener cuidado para no crearnos competencia interna. Sería cuestión de presupuestarlo y hacer un plan de negocio con seriedad. Fuera del país lo veo con más claridad. ¿Por qué no un parador en Marruecos?", se pregunta Óscar López. Otra línea de negocio que tienen en cuenta es la consultoría: dar a conocer la experiencia acumulada durante casi un siglo.

En pleno cruce de caminos entre la Costa da Morte y el Camino de Santiago, se encuentra Muxía, donde abrirá sus puertas un parador el año que viene. La idea de este negocio nació hace casi 17 años, cuando se produjo el hundimiento del ‘Prestige’ y se precisaban políticas para sortear el desastre ecológico. Entonces se pensó que una de las mejores formas de revitalizar la zona sería la creación de un hotel perteneciente a la sociedad estatal. Enclavado en la playa de Lourido, a solo dos kilómetros de Muxía, un edificio de nueva planta con seis niveles escalonados ofrecerá unas vistas cautivadoras al mar abierto. "Será un importante revulsivo para la zona de la Costa da Morte, sobre todo teniendo en cuenta que en 2021 se celebrará el Año Xacobeo", asegura Francisco Plaza, director del parador de Baiona y de la zona norte de la compañía.

Ruinas recuperadas

De hecho, algunos comerciantes del municipio ya han remozado sus locales para estar listos en la temporada de Semana Santa del año que viene, fecha en que está previsto se inaugure. "Es muy complicado que a Paradores le salga competencia. Lo más parecido son las ‘pousadas’ de Portugal, pero allí la iniciativa privada es la que gestiona la empresa pública", argumenta Plaza. El principal inconveniente de gobernar toda esta infraestructura es su oneroso mantenimiento. No en balde, 31 paradores se encuentran en enclaves históricos de Bienes de Interés Cultural (BIC).

Al norte de Ourense, es aconsejable hacer una parada en el monasterio de Santo Estevo. En plena Ribeira Sacra, el lugar es un mirador privilegiado para solazarse contemplando los cañones del Sil. El edificio, avecindado en una antigua comunidad de eremitas que data del siglo X, se levanta sobre un rellano de la escarpada ribera. Santiago Carrera, director de este hotel, cree que la construcción del parador supuso un cambio de tendencia: "La zona tenía un potencial turístico enorme, pero carecía de servicios y estaba poco publicitada. A raíz de la apertura de los paradores de Monforte y Santo Estevo, el primero en 2003 y el segundo en 2004, se inauguraron un balneario en Ferreira de Pantón (Lugo), equipado con un campo de golf de 18 hoyos, y un hotel de cinco estrellas en el Palacio de Sober. Además, las bodegas del lugar empezaron a ampliar su oferta con salas de cata".

La rehabilitación de Santo Estevo exigió hacerse cargo de un monumento en ruinas que hace tres décadas era desvalijado por los lugareños, que aprovechaban las piedras centenarias para construir sus casas y muros. Pero, además, el alojamiento insufló oxígeno al empleo de la comarca. "Tenemos la obligación de contratar a gente de la zona, si bien determinados puestos que demandan una mayor cualificación son más difíciles de cubrir con la oferta local", explica Cantera.

El parador de Sigüenza, ubicado en una antigua fortaleza del siglo XII con un vago aire renacentista, corona una loma que contrasta con el color rojizo que tiñe las piedras de la ciudad. Su director, Fernando Tizón, es testigo del impulso que ha imprimido el negocio a la villa y a la propia comarca. "En 1992 el parador se cerró porque se acometió una reforma integral y entonces el 80% de los negocios sufrieron lo que no está escrito. Al calor del parador surgieron un montón de negocios: pequeños hoteles, casas rurales, tiendas de recuerdos... Sigüenza, que no alcanza los 5.000 habitantes, tiene ahora dos restaurantes con estrella Michelin: El Doncel y El Molino de Alcuneza, lo cual coloca a la localidad en el disparadero gastronómico", sostiene el director del negocio.

El lastre que arrastra el lugar, que discurre por los Pueblos Negros y el alto Tajo, se llama declive demográfico. "Trabajo hay, pero se reduce al turismo, el campo y la ganadería. Confío en que si estos pueblos se dotan de tecnología, la gente regrese y vuelva a los orígenes, porque la calidad de vida es infinitamente mejor aquí que en las ciudades", alega Tizón.

Bielsa, a los pies del Pirineo

Parador en Bielsa (Huesca).
Parador en Bielsa (Huesca).
HA.

Construido con piedras de la zona y diseñado en estilo típico pirenaico, el parador de Bielsa goza de unas preciosas vistas panorámicas. El índice de ocupación este año es del 60%. Restaurado en el 2002, el parador tiene 4 plantas en las que se reparte un total de 39 habitaciones. Se ofrece desayuno continental y se puede comer y cenar a la carta.

Un edificio noble en Sos del Rey Católico

Parador en Sos del Rey Católico (Zaragoza).
Parador en Sos del Rey Católico (Zaragoza).
HA.

Tiene de media un 58% de ocupación este año y, de ellos, casi la mitad son extranjeros que acuden a la localidad de las Cinco Villas atraídos por su historia medieval. La villa, declarada Conjunto Histórico-Artístico, fue cuna de influyentes nobles, como Fernando el Católico, por lo que conserva un riquísimo patrimonio.

Un castillo en lo alto de Alcañiz

Parador en Alcañiz (Teruel).
Parador en Alcañiz (Teruel).
HA.

El castillo-convento de los Calatravos data de los siglos XII-XIII. Conserva la torre del homenaje, el el campanario, la sacristía y la parte reconvertida en palacio aragonés. Destacan de su arquitectura los murales góticos, el sepulcro plateresco y la fachada barroca. Es el parador aragonés con mayor índice de ocupación, un 69%.

Teruel, el más antiguo

Parador en Teruel.
Parador en Teruel.
HA.

El palacete inspirado en el estilo mudéjar, decorado con mármoles, azulejería, arcos ojivales y detalles arábigos fue reconvertido en parador el de septiembre de 1956, lo que lo convierte en el más antiguo de Aragón y uno de los más antiguos de España. Cuenta este año 2019 con un índice de ocupación del 57%.

El parador turolense cuenta con un amplio jardín con piscina y la pista de tenis, y unos salones apropiados para la celebración de convenciones, reuniones de trabajo y actos sociales. Los visitantes aprovechan la estancia para conocer también la vecina Albarracín.

El parador de Veruela abrirá en 2020

Hace más de diez años que se puso la primera piedra del futuro Parador Nacional de Turismo en la parte barroca del monasterio de Veruela . Al fin, tras años de retraso, la obra para convertir las antiguas estancias de los monjes en un establecimiento hotelero de calidad está lista. Eso sí, todavía habrá que esperar hasta verano de 2020 para que abra sus puertas al público. Cuando este proyecto se convierta en realidad, los visitantes podrán disfrutar de tesoros arquitectónicos y patrimoniales que han permanecido ocultos y que resumen la rica historia de este complejo.

La imagen más reconocible, y una de las pocas que había trascendido del parador es la fachada donde dan las celdas, que se han reconvertido en 87 habitaciones dobles, cuatro de ellas tipo suite. La entrada, donde estará ubicada la recepción, es la cámara abacial. De ahí se accederá al ‘scriptorium’, del siglo XIII, una sobria estancia con grandes columnas de piedra que en su día era la sala de los monjes y que ahora será cafetería.

El tránsito entre el monasterio medieval y el llamado nuevo (siglo XVII) lo constituye una amplia estancia cubierta con una cúpula donde están representados los monjes benedictinos y cistercienses, y que corona una singular escalera por la que se llega a las salas superiores. Los dormitorios se disponen en las antiguas celdas, que ya en el siglo XIX sirvieron de alojamiento para viajeros. Uno de los visitantes más ilustres fue el poeta Gustavo Adolfo Bécquer. El dormitorio cisterciense, o Salón de Reyes, se destinará a un comedor para banquetes, que tendrá capacidad de 600 personas. La biblioteca del siglo XVI, con un bello artesonado de madera que se construyó a imagen de otro del Palacio Arzobispal de Zaragoza, será sala de lectura.

Las grandes cifras que rodean a este proyecto dan una idea de su complejidad: la primera piedra se puso en 2008, tres años después de la firma del convenio entre la Diputación de Zaragoza, propietaria del complejo, y Turismo. En la actuación se han invertido más de 24 millones de euros (de ellos 22 han sido asumidos por el Ejecutivo central y dos proceden de fondos propios de la DPZ). El futuro parador ocupa unos 10.000 metros cuadrados. El parquin subterráneo contará con 90 plazas aproximadamente y habrá un ascensor que conectará con el interior.

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