política

Cuatro reuniones secretas en tres días para cerrar un pacto inédito

HERALDO relata los contactos mantenidos por los negociadores del PSOE, Podemos-Equo, CHA y PAR la semana pasada que han hecho posible el cuatripartito.

Soro, Lambán, Escartín y Aliaga, tras la firma del acuerdo de gobierno.
Soro, Lambán, Escartín y Aliaga, tras la firma del acuerdo de gobierno, el pasado jueves.
José Miguel Marco

Cuatro reuniones, medio centenar de llamadas telefónicas y algo más de sesenta wasaps hicieron falta la semana pasada para que PSOE, Podemos-Equo, CHA y PAR cerraran un acuerdo de gobierno inédito en Aragón y en España. No hay más registro de la negociación que los documentos y mensajes que se intercambiaron los cuatro políticos que fraguaron el pacto en solo tres días. Ni una imagen. Ni la más mínima filtración. «La discreción era imprescindible para el éxito», señalan a este diario fuentes conocedoras de las conversaciones.

Mientras los focos estaban puestos en los contactos que, en paralelo, mantenían PSOE y Podemos para avanzar en la estructura del gobierno de coalición, este equipo negociador trabajaba a destajo para amarrar las bases programáticas del cuatripartito. Del 24 al 26 de julio, Darío Villagrasa (PSOE), Marta de Santos (Podemos), Gregorio Briz (CHA) y Clemente Sánchez Garnica (PAR) fueron capaces de fundir en un solo documento la esencia de los acuerdos bilaterales firmados por el PSOE con PAR y CHA y añadir con posterioridad las aportaciones de Podemos. «Se trabajó mucho y con muy buena voluntad, porque todos entendimos las líneas que no podíamos traspasar», añaden.

La coordinación corrió a cargo del secretario de Organización del PSOE-Aragón, Darío Villagrasa, que también se encargó de endulzar las conversaciones con magdalenas, mantecados y coquitos de Bujaraloz, haciendo gala de las excelencias gastronómicas del municipio del que es alcalde.

Las tres primeras reuniones se celebraron en la segunda planta de la sede socialista y el documento programático se cerró finalmente en el despacho del abogado Sánchez Garnica, en torno a las 21.30 del viernes, 26. Esa misma noche, Villagrasa creó un grupo de Whatsapp para abordar los últimos flecos, como la inclusión del desarrollo de la Ley de Montes, y concretar la firma del pacto con 132 medidas. Esta se retrasó hasta el pasado jueves.

La base del trabajo corrió a cargo de Sánchez Garnica, letrado de larga trayectoria en las filas aragonesistas. Preparó el armazón del acuerdo sobre la base de los pactos firmados por el PSOE con el PAR y CHA, llevó el documento a la primera reunión y sirvió para avanzar. Durante casi tres horas, en la misma sala donde el PSOE celebra sus ejecutivas, escudriñaron la propuesta. «Marta de Santos se tuvo que marchar antes y nos dimos de plazo hasta el día siguiente para revisarlo y hacer puntualizaciones», apuntan las citadas fuentes.

Al día siguiente por la mañana, con la ausencia de la negociadora podemista, continuó la «confluencia de las visiones» en un borrador con 95 medidas. Y todos recibieron por la tarde un correo con las aportaciones de la formación morada, que amplió el borrador de trabajo hasta los 169 puntos, muchos de los cuales eran inasumibles por el resto. Y ahí tocó una intensa labor de depuración y mano izquierda, ya que Podemos quería incluir hasta la estructura del gobierno cuatripartito que se constituirá el próximo miércoles.

Cintura política

Las conversaciones se retomaron el viernes por la mañana en la sede socialista de Conde Aranda, esta vez sin el representante aragonesista, y en ellas se lograron «depurar mucho» la propuesta. El trabajo final quedó para la tarde, trascendental para sellar el pacto. «Fueron tres horas y media muy intensas en las que se repasaron todos los puntos, quitando todo lo que era motivo de fricción», señalan.

Las reivindicaciones del PAR sobre la autopista eléctrica o la unión de estaciones de esquí quedaron aparcadas, esta última sustituida por una referencia más ambigua a su «mejora estratégica» con la que todos se pudieran sentir cómodos. Y Podemos y CHA aceptaron que el documento final reflejara el estudio para la supresión del impuesto de Sucesiones.

Hasta se recurrió al diccionario «para medir las palabras» empleadas en temas espinosos, como el del polémico Impuesto sobre la Contaminación de las Aguas. «Se incluyó el término derogar, que no suprimir, porque se pretende dejarlo sin efecto para establecer una nueva figura tributaria», indican las fuentes cercanas a la negociación.

Con el acuerdo cerrado, la tensión se disparó hace justo una semana cuando Podemos colgó en su web las 132 medidas del «preacuerdo de gobernabilidad» para que sus inscritos conocieran los pormenores y pudieran decidir si lo ratificaban o no. El hecho de que se diera a entender que era un pacto entre la formación morada y el PSOE generó más que suspicacias que, con mano izquierda, se lograron reconducir.

Aún quedaba la firma final, tras superar el pasado lunes el escrutinio de las respectivas ejecutivas y de las bases podemistas, que lo avalaron de forma rotunda con un 87,2% de los votos emitidos.

La línea de Whatsapp seguía activa para cerrar el acto formal de rúbrica del pacto entre los cuatro líderes. Tenían claro que debía ser en las Cortes y en una sala distinta a la que el PSOE firmó los acuerdos de investidura con PAR, CHA e IU. Finalmente, se hizo efectiva hace tres días y esta vez, con luz y taquígrafos.

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