Universidad de Zaragoza

Nervios, repasos y muchas ganas de acabar la Evau para irse a Salou

Los más de 6.000 estudiantes que han comenzado los exámenes de acceso a la Universidad afrontan las pruebas con inquietud, pero optimistas.

La imagen ha vuelto a repetirse en el campus de San Francisco de la Universidad de Zaragoza. Como cada año por estas fechas, cientos de jóvenes, algunos muy madrugadores, se han concentrado esta mañana de martes para darle un último repaso a los apuntes y poder entrar algo más seguros al examen de Historia, primera de las pruebas de la Evau. La Evaluación para el Acceso a la Universidad tiene este año 6.165 inscritos, 213 más que el año anterior.

Y, aunque la vicerrectora de Estudiantes y Empleo, Ángel Álcala, ha asegurado, antes de que diera comienzo la primera prueba, que los jóvenes aragoneses van, tradicionalmente, muy bien preparados porque se han esforzado durante el bachiller y les ha recomendado que hagan el examen con tranquilidad, los nervios han estado, inevitablemente, a flor de piel.

En los grupos de jóvenes que esperaban para entrar en el aula de Derecho en la que se examinaban de la primera prueba, había de todo.Pero los nervios y las ganas de pasar el trago para poder ir a relajarse a Salou han sido la tónica. Marcos, que se mostraba muy tranquilo en medio de compañeros que se mordían las uñas mientras pasaban hojas, ha vaticinado que, probablemente, a él le iba a sobrar una hora de examen. “Yo me he arriesgado y he jugado a las quinielas. Historia tiene mucha materia, así que he preparado solo una parte bien y he repasado muy por encima lo demás”. “Si veo que voy a perder el tiempo -ha asegurado- entregaré el examen y saldré para aprovechar y estudiar Lengua y Literatura, que lo tenemos por la tarde”. La tranquilidad de Marco se debe, en parte, a que no tiene muy claro que vaya a optar por un grado universitario. “Si suspendo no creo que me presente en septiembre. Haré FP superior, que hay algún curso que me gusta mucho”.

En el lado contrario, Marta y Celia, dos jóvenes que responden sin dudar que ellas quieren nota para estudiar Criminología e Ingeniería Informática. Ambas aseguran que están nerviosas, pero que están seguras de que van a hacer un buen examen. “Nos han preparado muy bien”, dice Marta. No son partidarias de hacer quinielas y jugárselo todo a la suerte. “Hemos ido repasando y estudiando todo el año, así que creemos que todo va a ir bien y que sacaremos suficiente nota como para hacer el grado que queremos”.

Estas jóvenes, como la inmensa mayoría de los 6.165 estudiantes que se presentan este año a las pruebas de la Evau, además de la fase obligatoria van a hacer alguna de las pruebas de la parte voluntaria para subir nota. Una situación que la vicerrectora de Estudiantes reconoce que es ya habitual. “El 10 se ha quedado obsoleto -dice Ángela Alcalá- y los alumnos lo saben. Están acostumbrados, saben que tienen que esforzarse porque todas las titulaciones, sobre todo las más demandadas, tienen unas notas de corte altas. Lo tienen ya interiorizado desde el bachiller y se presentan a esta prueba sabiendo que tienen que hacer la fase obligatoria y la específica”.

Como datos a destacar, Alcalá ha apuntado que este año, del número de alumnos que se presentan a estas pruebas, 177 han requerido adaptaciones para poder examinarse, 60 más que el año anterior y 91 más que en 2017.También ha contado, como curiosidad, que la Universidad ha llegado en esta convocatoria al hospital. "Vamos a examinar a un estudiante que se ha puesto enfermo y está hospitalizado. Consideramos que hay que ayudarlo después del esfuerzo que ha hecho para aprobar bachiller y querer presentarse a la Evau", ha explicado. 

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