Uno de cada cinco municipios de Aragón tiene un riesgo muy alto de extinción

Ya hay 128 pueblos muy envejecidos, con pocos vecinos y que apenas tienen población infantil. Las instituciones han abordado este problema en busca de medidas para revertir la tendencia

Toril y Masegoso, en Teruel, uno de los pueblos con menos habitantes de Aragón.
Toril y Masegoso, en Teruel, uno de los pueblos con menos habitantes de Aragón.
Antonio García

Alrededor de 4.000 municipios españoles no superan los 500 habitantes. En Aragón, son 543 (casi tres de cada cuatro). Los datos reflejan el grave problema del medio rural. Tanto es así que, tomando como referencia el escaso tamaño, el envejecimiento y la falta de menores de 16 años, mujeres o inmigrantes, en la Comunidad ya hay 128 pueblos (un 17,5%) que tendrían peligro de despoblación irreversible.

 

Desde el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA) ponen de manifiesto que la densidad de despoblación es de 27,4 habitantes por kilómetro cuadrado, solo por encima de Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura, y muy lejos de la media nacional, que se sitúa en 92,3 hab./km².

Los números evidencian que el 69,5% de la población aragonesa se concentra en municipios de más de 10.000 habitantes, la mayoría en Zaragoza capital. Quince comarcas tienen menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado, por lo que se habla ya de desierto demográfico. El grado de envejecimiento (el porcentaje de población de 65 años o más) supera el 50% en algunas localidades. En Los Pintanos (Cinco Villas) alcanza el 78,4% o en Torrehermosa (Comunidad de Calatayud), el 67,7%. Valdehorna, en el Campo de Daroca, es uno de los que peores indicadores demográficos alcanza.

199 municipios no superan los 100 empadronados (hace una década eran 148). Y, mientras la mancha de la despoblación se extiende por el medio rural, la tendencia sigue al alza en zonas cercanas a la capital. Pero, más allá de los datos, está la realidad social. Pueblos que sobreviven en invierno con pocos vecinos, sin escuela, que reciben la visita del médico un día a la semana, que tienen que desplazarse a núcleos cercanos a comprar o que carecen incluso de transporte. Es el día a día que conocen bien en Omezyma, el grupo de acción local Bajo Aragón-Matarraña, en Teruel. Su gerente, Joaquín Lorenzo, recuerda que llevan años trabajando para cambiar la tendencia demográfica negativa: "En 2002 viajamos a Francia y vimos que se pueden hacer cosas, pero hay que coordinar a los actores y a las políticas de las administraciones". "El problema es muy transversal y muy difícil de abordar", dice. Con este objetivo lanzaron el proyecto Abraza la tierra, que se convirtió en fundación, para conseguir atraer a nuevos habitantes en los municipios.

Este es el reto que lanzó la DGA hace poco más de un año, al aprobar una Directriz de Política Demográfica y contra la Despoblación, que incluye 380 acciones concretas para empezar a hablar de repoblación. Entre las medidas está garantizar el acceso universal a internet, mejorar la movilidad de las personas que no disponen de vehículo propio o no pueden conducir, equipamientos y servicios básicos, disponer de escuelas infantiles y comedores escolares u ofrecer atención a las personas mayores en el medio rural.

Uno de cada cinco municipios de Aragón tienen un riesgo muy alto de extinción

Agenda institucional

La despoblación copa la agenda de instituciones provinciales, autonómica y Central, que buscan soluciones y proyectos para ganar nuevos vecinos. La cátedra sobre Despoblación y Creatividad de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con la DPZ, nació para aportar ideas y propuestas desde el rigor del conocimiento científico. Su director, Luis Antonio Sáez, afirma que "hay que huir de categorizaciones tan rotundas" que ofrecen los datos estadísticos, porque "no contribuyen a un razonamiento crítico". En su opinión, "hay mucho más que analizar y que matizar", porque la situación de cada pueblo es también diferente.

Según relata, "la despoblación no es un problema nuevo" pero "es una pena que siendo tan importante hayamos estado tantos años sin actuar". "Hay un problema de ejecución, de coordinación... Tiene que estar la infraestructura pero debe haber proyectos que acompañen. Hay que pensar en acogida de inmigrantes, emprendimiento social, accesibilidad, estabilidad de los maestros con un proyecto docente, la ley de la dependencia aplicada al mundo rural o la vivienda".

"Frente a la despoblación, hay que subrayar cosas intangibles, como talento, conocimiento, compromiso, convivencia...", apunta Sáez. Para Lorenzo, "hay que hablar más en positivo, y no siempre en negativo, y comunicar las ventajas y la calidad de vida que tenemos en los pueblos".

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