Heraldo del Campo

El verdadero melocotón etiqueta negra

El verdadero melocotón etiqueta negra

La Denominación de Origen Protegida Melocotón de Calanda trabaja, desde 1999, para conseguir los mejores frutos y evitar el fraude en su comercialización.

Este es el aspecto que presenta el auténtico Melocotón de Calanda, con su etiqueta negra identificativa y el sello de calidad del Consejo.
Este es el aspecto que presenta el auténtico Melocotón de Calanda, con su etiqueta negra identificativa y el sello de calidad del Consejo.
D.O.P.

Sabor, color, textura y calibre. Estos son los cuatro pilares sobre los que se asienta el verdadero Melocotón de Calanda, una fruta de reconocida fama y prestigio cuya popularidad lleva años traspasando fronteras. Unos melocotones que para llegar a conseguir esta certificación han tenido que pasar muchos controles, porque uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la Denominación de Origen Protegida es a la falsa competencia, que comercializa miles de kilos de melocotones como si fueran auténticos de Calanda cuando en realidad no lo son.

Para evitarlo, desde hace 20 años, este sello de calidad está trabajando muy duro para proteger este producto no solo por su identidad territorial sino también por su calidad diferenciadora. «Es una lucha continúa, porque, desgraciadamente sigue habiendo mucho fraude y nos intentan convencer de que todos los melocotones amarillos sonde D. O. P cuando lo cierto es que solo 1 de cada 100 merece la certificación. El resto son falsos, por muy embolsados que estén al comprarlos en la tienda. Es este 1% el que recibe la etiqueta negra por parte del Consejo Regulador, y todo ello dentro de un proceso de selección muy riguroso y mimado al detalle», matiza Samuel Sancho, presidente de la Denominación de Origen.

Una etiqueta que certifica su calidad, dulzura y textura. Porque el melocotón de Calanda, el auténtico, tiene que ser dulce, carnoso y voluminoso, hasta el punto de que tiene que tener, como mínimo, un diámetro de 73 milímetros, de ahí que sean muchos los ‘candidatos’ que se quedan en el camino.

«Este año la calidad es buena a pesar de las precipitaciones, porque cuando llovió los frutos todavía estaban verdes y han podido madurar bien. Otra cosa es la cantidad de kilos que puedan salvarse después de los daños que ha provocado el granizo y que acaban de cuantificar esta misma semana los peritos de Agroseguro», indica Sancho. El presidente de la D. O. P no se atreve a dar una cifra de la cantidad que se puede recoger en las plantaciones de los 45 municipios aragoneses, de las provincias de Teruel y Zaragoza, incluidos en este sello de calidad , porque «después de las tasaciones, los daños son mucho más altos de lo que pensaban los agricultores inicialmente».

Mercado nacional

Los melocotones que se hayan salvado de este duro verano ya pueden comprarse en la tienda hasta finales de noviembre, días después de que concluya la campaña de recogida de estos frutos, cuyo principal mercado de salida es el aragonés y el nacional, sin olvidarse de otros destinos donde son muy demandados, como Suiza, Francia o Alemania, país que lidera las exportaciones.

Hace unos años, intentaron llegar más lejos, al mercado asiático, pero la aventura no llegó a funcionar al cien por cien, entre otras cuestiones porque se trata de un trayecto muy largo, poco recomendable en el caso de una fruta tan perecedera, cuyo reto es llegar a todos los consumidores en las mejores condiciones.

Mejora selectiva. Desde hace más de una década, la D. O. P. trabaja en la mejora genética del fruto. Y lo hace de la mano de un equipo multidisciplinar del que, entre otros, forma parte el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón. Durante este tiempo, se han seleccionado 25 árboles de distintas familias para realizar diferentes cruzamientos «con el fin de conseguir variedades más productivas, que alcancen el nivel deseado de azúcares y que sean más resistentes», afirma Samuel Sancho. Solo los más carnosos. La técnica del aclareo, que consiste en quitar el 70% de los frutos del árbol para que el resto crezca mucho mejor, es la clave para conseguir un fruto más voluminoso y carnoso, que podrá formar parte del grupo de elegidos por el Consejo Regulador de la D. O. P Melotocón de Calanda. Embolsado en verano. Uno a uno, en julio. Así se embolsan los frutos para protegerlos de los agentes externos y del efecto de productos fitosanitarios, con el fin de conseguir que sean los más puros y sanos. Pero no todos los melocotones embolsados pasan el estricto control de la D. O. P, de manera que hay que buscar en las fruterías, el identificativo, etiqueta negra, numerada y con el sello del Consejo, que los diferencia del resto. 4 millones de kilos. Los orígenes de la producción de Melocotón de Calanda se remontan a la época medieval y fue en 1895 cuando el botánico J. Pardo Sastrón dio una descripción del proceso de producción de esta fruta. No obstante, hubo que esperar a mediados de los años cincuenta del siglo pasado para que su producción se incrementara, hasta el punto de que el año pasado se produjeron más de 4 millones de kilos en las fincas de los 45 municipios en los que tiene su marco de actuación la Denominación, y que están situados al sureste de la depresión del río Ebro, entre las provincias de Teruel y Zaragoza.Más información en el Suplemento Heraldo del Campo