El conductor ebrio que mató a dos ciclistas en Botorrita niega ahora que fuera desorientado

El encausado admite en el juicio que bebió "6 o 7 cervezas" , pero asegura que durmió cinco horas en el coche antes de ponerse al volante. Pese a ello, dio una tasa de 0,76 mg/l de alcohol después del accidente.

El conductor que causó el doble atropello mortal de Botorrita, en la sala de vistas de la Ciudad de la Justicia de Zaragoza, justo antes de comenzar el juicio.
El conductor que causó el doble atropello mortal de Botorrita, en la sala de vistas de la Ciudad de la Justicia de Zaragoza, justo antes de comenzar el juicio.
José Miguel Marco

El año y medio largo transcurrido desde que arrolló a dos ciclistas en Botorrita ha servido a Leoncio M. P. para recordar prácticamente todo lo que sucedió antes del trágico accidente en el que perdieron la vida Enrique Comín y Alberto Martínez, de 61 y 68 años respectivamente. Todo salvo lo más importante, el momento preciso en que invadió el arcén de la N-330 y atropelló a las víctimas, ya que asegura que no fue consciente de su presencia "hasta que se produjo el impacto". Según el atestado de la Guardia Civil, ni realizó maniobra evasiva alguna ni pisó el freno: simplemente, se limitó a dejar que su Opel Vectra se detuviera unos 110 metros más adelante.

En el juicio que ha comenzado este lunes y en el que la Fiscalía pide para él 4 años de prisión, el conductor reconoció que la noche previa al atropello -que se produjo sobre las 9.30 del 21 de agosto de 2016- tomó "seis o siete cervezas" en varios locales de Zaragoza, para añadir a continuación que después descansó al menos cinco horas en su coche antes de ponerse al volante.

El acusado justifica incluso ahora por qué tomó dirección Huesca, primero, y Castellón, después, cuando se supone que pretendía regresar a su domicilio en La Muela: "Pensé en acercarme a visitar a un amigo en Jaca, pero a la altura de Zuera me arrepentí y regresé para ir a ver a mi hijo, que vive en Cuarte", declaró, tratando de desmontar la hipótesis de la Guardia Civil de que iba totalmente desorientado por la cantidad de alcohol consumida: dio una tasa de 0,76 en la primera medición y de 0,66 mg/l en la segunda, siempre después del accidente.

Cuando la fiscal preguntó a Leoncio M. P. por qué ahora recordaba cosas de las que en su día no habló este ha sido rotundo: "Aquellos días yo no era persona, he tenido recibir tratamiento psicológico. Todo ello me ha ayudado a recordar". Sin embargo, a la acusación pública y a los abogados de las familias de las víctimas -a los que el encausado se negó a contestar- les llama la atención que solo haya recuperado la memoria para construirse una supuesta coartada y no para explicar por qué no guardó la distancia de seguridad respecto a los ciclistas y por qué no hizo absolutamente nada para tratar de aminorar las consecuencias del impacto: dar un volantazo, frenar...

Más extenso que el interrogatorio del causante del doble atropello mortal fue el del guardia civil que instruyó el atestado, quien dejó claro que ambos ciclistas iban "perfectamente posicionados" por la carretera: "Uno por la parte interna del arcén y el otro, "ocupando una mínima parte del carril derecho". El agente reconoció la dificultad que entraña investigar accidentes en los que hay implicados ciclistas, ya que resulta muy complicado determinar el lugar exacto del impacto. "Sin embargo, en este caso resultó más sencillo, ya que encontramos una pequeña huella de fricción del neumático de una de las bicicletas en el arcén", indicó.

El funcionario recordó que el siniestro se produjo en un tramo con buena visibilidad y en el que no había ninguna posibilidad de que el sol deslumbrara al conductor. En cuanto a la velocidad a la que este podía circular, entiende que "no era excesiva": algo menos de 80 km/h. De hecho, indicó que el impacto con la primera de las víctimas no fue demasiado fuerte. "Pero una masa de 1.500 kilos al chocar con un ciclista hace que salga despedido", explicó.

Durante la primera sesión del juicio, que continuará este martes, comparecieron también varios de los conductores que se cruzaron con el acusado cuando circulaba "haciendo eses y dando frenazos bruscos" por la A-23, antes del accidente de Botorrita. También lo hicieron tres ciclistas que iban por detrás de las víctimas y que vieron cómo "volaban por encima del capó" del coche del encausado. Según estos últimos, Enrique Comín y Alberto Martínez marchaban "con total seguridad" por el interior del arcén.

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