responsabilidad social corporativa

Los tres pilares de la nueva filosofía empresarial

El cumplimiento de la responsabilidad social aumenta la reputación de la empresa, fomenta la confianza pública y mejora su rendimiento.

Empresas con corazón
Empresas con corazón
Pixabay

La responsabilidad social corporativa (RSC) representa un nuevo modelo económico que implica un cambio de filosofía en las empresas.

Hoy en día se exige a las organizaciones que sean responsables con sus empleados, con sus clientes, con sus inversores, con sus proveedores, y en general, con el impacto que genera en la sociedad, más allá de los beneficios de la cuenta de resultados. Por tanto, las empresas deben comprometerse para conciliar los intereses sociales con sus intereses económicos. Es lo que se conoce como metodología ‘triple balance’ o ‘3BL’ en inglés, que atiende los tres pilares fundamentales de las organizaciones del presente y del futuro: economía, sociedad y medioambiente.

El triple balance

La rentabilidad de una empresa es su razón de ser, por ello los resultados económicos deben seguir constituyendo uno de los pilares de su actividad. Sin embargo, engrosar las cuentas bancarias de la compañía, en el menor tiempo posible, sin importar los efectos que puedan tener sus actividades sobre el bienestar de las personas o sobre la salud del planeta ya no es un modelo de gestión autorizado y, por tanto, se penaliza a nivel social y repercute en la facturación de la empresa.

El buen gobierno, el comportamiento ético y la transparencia son señas de identidad de las organizaciones socialmente responsables, que, además, mejoran la imagen de la empresa y fortalecen la confianza de los consumidores.

El segundo pilar de la RSC es el social, pues la actividad empresarial afecta decisivamente a su entorno, de manera que debe dirigirse a crear riqueza y bienestar en las comunidades donde se ubica. Igualmente, debe garantizar el cumplimiento de los Derechos Humanos en todos los procesos que tienen relación con la actividad productiva. Las organizaciones deben poner el foco en fomentar el bienestar de los empleados y favorecer en todo lo posible su desarrollo profesional y personal. Esto no solo es socialmente responsable, sino que asegura el buen funcionamiento y rendimiento de cualquier organización.

Por último, el respeto por el medio ambiente es un requisito indispensable en toda organización o empresa con vocación sostenible, que debe establecer un equilibrio entre su desarrollo económico y el impacto que genera en el entorno. Una política eficiente conseguirá, por otra parte, maximizar sus beneficios, logrando a su vez la reducción al mínimo de los daños. 

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