agenda 2030

La misión para hacer que los grandes olvidados tengan una vida digna

Los ODS 1, 2 y 6 hacen referencia a la pobreza, una lacra que asola a millones de personas en todo el planeta y para cuyo combate es fundamental que los países del primer mundo se impliquen a través de medidas contundentes que vayan más allá de las buenas palabras.

El fin de la pobreza constituye el Objetivo de Desarrollo Sostenible número uno de la Agenda 2030.
El fin de la pobreza constituye el Objetivo de Desarrollo Sostenible número uno de la Agenda 2030.
Pixabay.

El combate de la pobreza es ya un mensaje tan repetido en los objetivos de instituciones, entidades y particulares que resulta paradójico decir que se ha convertido en un mantra. Pero datos como los más de 700 millones de personas que viven en extrema pobreza o que el 8% de los trabajadores del planeta se encuentren en esta situación no hacen más que confirmarlo.

En la lista de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que establece la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su Agenda 2030, el ‘fin de la pobreza’ aparece en el primer lugar, una posición que no es casual. No en vano, la misión de acabar con esta lacra es una de las que apela de forma más directa a los cambios que han de impulsarse en la acción de gobierno de los países del primer mundo. 

Así, la ONU pide a este respecto a los citados estados que de aquí a los próximos diez años hagan todo lo posible por "erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el mundo", actualmente medida por un ingreso por persona inferior a 1,25 dólares al día. También les reclama "poner en práctica a nivel nacional sistemas y medidas apropiadas de protección social para todos y lograr una amplia cobertura de los pobres y los más vulnerables". 

Asimismo, solicita que se garantice "una movilización importante de recursos procedentes de diversas fuentes, incluso mediante la mejora de la cooperación para el desarrollo, a fin de proporcionar medios suficientes y previsibles para los países en desarrollo para poner en práctica programas y políticas encaminadas a poner fin a la pobreza en todas sus dimensiones".

Una serie de retos que entroncan directamente con los que el organismo internacional refleja en los ODS 2 (Hambre cero) y 6 (Agua limpia y saneamiento). Con respecto al primero, cabe destacar que tras décadas de una disminución constante, el número de personas que padecen hambre (medido por la prevalencia de desnutrición) comenzó a aumentar lentamente de nuevo en 2015. Así, las estimaciones actuales indican que cerca de 690 millones de personas en el mundo padecen hambre, es decir, el 8,9% de la población mundial, lo que supone un aumento de unos 10 millones de personas en un año y de unos 60 millones en cinco años. La ONU alerta de que el mundo no está bien encaminado para alcanzar el objetivo de hambre cero: "Si continúan las tendencias recientes, el número de personas afectadas por el hambre superará los 840 millones de personas para 2030", exponen. 

Por todo ello, desde el ente se pide el impulso de acciones dirigidas a poner fin al hambre, como lo es "duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala, en particular las mujeres, los pueblos indígenas, los agricultores familiares, los pastores y los pescadores, entre otras cosas mediante un acceso seguro y equitativo a las tierras, a otros recursos de producción e insumos, conocimientos, servicios financieros, mercados y oportunidades para la generación de valor añadido y empleos no agrícolas".

Agua y saneamiento

El acceso al agua potable salubre es otro de los retos más ambiciosos que se establecen en la Agenda 2030. Prueba de ello es que uno de cada tres habitantes del planeta no lo tiene, dos de cada cinco personas no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón y más de 673 millones aún defecan al aire libre.

Unas cuestiones (higiene, saneamiento y acceso adecuado al agua) cuya importancia para prevenir enfermedades ha puesto de manifiesto la crisis del coronavirus como nunca antes se había hecho. 

De esta forma, y para que en el año 2030 se hayan conseguido metas como "el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos", los actores principales que integran los países con recursos –gobiernos, grandes empresas, entidades...– habrán tenido que poner en marcha sus programas más ambiciosos en décadas. 

Una serie de acciones que requieren el máximo nivel de cooperación internacional y cuyo objetivo principal es el de permitir que los pobres del mundo, los grandes olvidados en las políticas de los últimos años, tengan por fin la oportunidad de disfrutar de una vida digna.

Datos de una realidad desgarradora

  • Empleo: en 2016, menos del 10% de los trabajadores de todo el mundo vivían con sus familias con menos de 1,90 dólares diarios por persona.
  • Protección social: ese mismo año, solo el 45% de la población mundial estaba amparada por un sistema de protección social con al menos una prestación en efectivo.
  • Desnutrición: una de cada nueve personas en el mundo está subalimentada en la actualidad, es decir, alrededor de 815 millones de personas.
  • Agua: tres de cada diez personas carecen de acceso a servicios de agua potable seguros y seis de cada diez no tienen acceso a instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura.

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